ÉRASE UNA VEZ EN EL BARRIO

La historia Sant Genís dels Agudells salta a la pantalla

Un documental repasa en primera persona la historia de uno de los barrios de montaña de Barcelona

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zentauroepp52403909 21 02 2020 barcelona barcelona iglesia de sant gen s de200221204544 / JORGE GIL

Luis Benavides

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En un hipotético ejercicio de geografía de la ciudad, muy pocos barceloneses serían capaces de colocar correctamente Sant Genís dels Agudells en un mapa.  Este barrio periférico es un gran desconocido, en parte por su recóndita ubicación en la falda de Collserola pero también por la falta de bibliografía disponible. Un documental pone remedio ahora de la mano de una veintena de testimonios, algunos tan valiosos como el de las encantadoras nonagenarias Mari Àngels Prat y Teresa Lozano. 

'Sant Genís dels Agudells. Recortes de un barrio' es el fruto de tres años de trabajo liderados por el programa municipal Pla de Barris Sant Genís i la Teixonera  que los vecinos han hecho suyo con entusiasmo. Y llenaron la sala de actos de Germanes Hospitalàries, que acogió el esperado estreno, para ver el resultado en pantalla grande. 

Existe un primer documental, que no una precuela, todo sea dicho, centrado exclusivamente en el fenómeno de la autoconstrucción de viviendas en estos dos barrios hermanos de la zona de Horta-Guinardó durante los años 50 y 60. La nueva cinta -que ya se puede visionar en Youtube- repasa en media hora toda la historia de una barriada densamente urbanizada que ha conseguido conservar el espíritu rural de sus orígenes,  delimitada por la Ronda de Dalt, la carretera de la Arrabassada y la ciudad sanitaria de la Vall d’Hebron.  «Entramos y salimos por la calle de Jordà y nos conocemos prácticamente todos. Como en los pueblos», explica el presidente de la Associació de Veïns de Sant Genís dels Agudells, Xavier Civit, nacido en Ciutat Vella y vecino desde 1993.

Volante secuestrado

Una de las victorias vecinales más recordadas, explica Civit, fue conseguir que el transporte público llegara al barrio. Eso fue en la década de los 80, y los métodos empleados no fueron precisamente convencionales. «Estábamos totalmente aislados del resto de la ciudad. Decían que el bus no podía llegar, que había una curva en subida muy pronunciada, y unos vecinos secuestraron el 19 y demostraron que se podía», recuerda Civit, ahora centrado en la cobertura de la Ronda de Dalt. Desde Vallcarca hasta Mundet. Ni un centímetro más, ni un centímetro menos. 

Para el presidente de la entidad vecinal la Zona de Bajas Emisiones –un tema de rabiosa actualidad que no se ha colado en el documental por cuestión de días– crea «barrios de primera y segunda» desde el momento que afecta a los barrios situados junto al cinturón. Que estén ubicados junto al verde de Collserola no les tranquiliza. Los tubos de escape, de miles de coches, pasan a diario demasiado cerca, asegura. «Aquí tenemos varios hospitales y muchos centros educativos en los que estudian más de 12.000 niños y jóvenes. ¿Ellos se tienen que comer todo el humo y el ruido?», protesta Civit. El cubrimiento de esta gran infraestructura fue una de las peticiones más votadas en el último proceso participativo Decidim, recuerda, y finalmente solo cubrieron una pequeña parte alegando limitaciones presupuestarias.  

Reivindicaciones

El vecindario cortó en numerosas ocasiones esa misma ronda, bastante antes, para exigir mejoras tan básicas como el asfaltado de las calles y el alcantarillado. Ramón Vila, un conocido activista vecinal del barrio, rememora en el documental estas luchas y otras en primera persona, fueron sus primeros pinitos en el asociacionismo. «En el 67 las inundaciones anegaron los bajos de la calle de Lledoners y los jóvenes con inquietudes políticas, afines a las juventudes obreras cristianas, nos organizamos para ayudar económicamente a todas esas familias», explica a este diario Vila, que llegó a Barcelona con sus padres desde el campo de Lérida. Tenía seis años y algunas cosas felizmente no han cambiado. «Sigue siendo un barrio muy sano. Todavía puedes dejar a los más pequeños jugando en la calle», asegura este vecino. 

Las masías, con permiso de la iglesia y su pequeño cementerio parroquial, algo único en la Barcelona actual, son las joyas de la corona. «Cuando empecé a preparar el docu no me podía imaginar que tuviera tantas y con tanta antigüedad», asegura el director, Jordi Romero. Este vecino de la Teixonera es miembro de Ozzypiuntur, una productora con experiencia en trabajos audiovisuales para entidades vecinales y sobre la memoria histórica. Su debilidad, eso sí, son los cortos de ficción –ganaron un premio en el festival de cine fantástico de Sitges con una cinta sobre hombres lobos hace casi una década- y ya están maquinando uno ambientado en el Museo Palmero, instalado en la masía Can Figuerola. Será una historia de fantasmas y hasta aquí se puede contar.

Romero confía que el documental sirva para dar a conocer un barrio que algunos insensibles llaman Vall d’Hebron. Para todas esas personas estaría bien acabar este artículo con unos apuntes de toponimia: Sant Genís es el patrón de la iglesia del barrio, documentada desde el siglo X, y Agudells proviene de la sierra homónima situada encima. Dicho queda.