REMODELACIÓN

El carril bici encrespa el debate de la Via Laietana

La Via Laietana de Barcelona, esta mañana

La Via Laietana de Barcelona, esta mañana / periodico

Patricia Castán / Luis Benavides

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El carril bici central de la futura Via Laietana no deja indiferente a nadie. Expertos en urbanismo consideran preferible crear dos carriles 30 de subida y bajada . “La propuesta del ayuntamiento perjudica especialmente a los vecinos de la Barceloneta, que pierden un carril de subida”, subraya el director del seminario de propuesta para la transformación de Via Laietana de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), Julián Galindo, coautor de una propuesta de reforma de la arteria en colaboración con la Asociación de Vecinos y Comerciantes de Via Laietana.

Galindo, otros tres profesores y una decena de estudiantes de seminario de la Escola Tècnica Superior d'Arquitectura (ETSAB) de la UPC  -seleccionados por su expediente académico- diseñaron una Via Laietana con aceras anchas y cuatro carriles: uno de subida y otro de bajada para vehículos privados limitado a 30 kilómetros por hora y otros dos para el transporte público. “Estamos de acuerdo que el coche debe desaparecer progresivamente de la ciudad, pero la manera no pasa únicamente por crear más kilómetros de carriles bici, que parece una obsesión del ayuntamiento. Lo ideal es extender los carriles 30 para que puedan circular bicicletas, patinetes eléctricos y otros vehículos de movilidad personal. Estos vehículos obligarán al coche y la moto a ir más lentos”, explica a este diario Galindo, que también considera inadecuado “especializar un carril para bicicletas” en una calle como la Via Laietana que ya está rodeada de calles pacificadas en las que ya tienen prioridad las bicicletas y otros vehículos ligeros.

El proyecto de la UPC, presentado en el consistorio en el 2018, perseguía transformar la arteria, convertida en una autopista deshumanizada, una herida en el centro histórico. Más que reducir el tráfico, el objetivo de su trabajo era “reducir la contaminación acústica y medioambiental” y hacer “más eficiente” la circulación”, dando mayor pesao al peatón y mejorando su seguridad. “La actual propuesta del ayuntamiento presenta unas aceras anchas pero con demasiados obstáculos. Existen soluciones mejores como las farolas colgadas de los edificios, aunque eso obliga al ayuntamiento a gestionarlo con privados. Los árboles, el verde, juega un papel importante, pero precisamente en Via Laietana no tiene lugar por sus condiciones. Se necesitan grandes macetas que ocupan la acera”, añade el experto en urbanismo.

Galindo cree que la propuesta del ayuntamiento podría ser “más flexible” haciendo que el carril de subida fuera mixto (coches y bicicletas) y apuesta por la restricción del acceso de vehículos los festivos para convertirlo en un paseo para bicicletas.

Propuesta "muy aceptable" para los comerciantes

Los comerciantes de la inhóspita calle conocen bien la cocción a fuego lento de la reforma de esta importante arteria. Suman la friolera de tres mandatos consecutivos luchando, negociando y defendiendo una transformación para la que todos los políticos municipales acababan encontrando excusas. Han conocido tantos estudios técnicos y de movilidad, tantas propuestas de trazado, tantos conflictos de intereses… que al final aplauden literalmente haber llegado al final del camino con un proyecto que resumen como “muy aceptable”, dentro de lo “difícil que era recoger tantas sensibilidades”. Lo expresa así David González, presidente de la Asociación de Vecinos y Comerciantes de Via Laietana, que ha formado parte activa del tetris de intereses y afectaciones que ha tenido que encajar. Desde vecinos del Casc Antic y el Gòtic (en tienen en la vía su frontera), hasta ciclistas, comerciantes, urbanistas o políticos.

González está satisfecho con la elección del trazado de 4,15 metros de ancho en aceras que suponen doblar en muchos tramos el espacio actual y “dinamizarán” el alicaído tejido económico de la zona, donde ahora hay muchas persianas bajadas. Los comerciantes y operadores de la zona han sido los defensores, precisamente, de sacar el carril bici de subida previsto inicialmente junto a la cera, al considerar que la compatibilidad con las paradas de taxi y de acceso a diversos hoteles repartidos por el vial habría sido imposible. Defendieron la posición central donde se ha acabado ubicando.

Los operadores creen que preservada la conexión montaña-mar, el hecho de que no se pueda cruzar la Via Laietana para ir al Eixample no será un problema, y el usuario se acostumbrará como en el caso de la Rambla. No obstante, algunos comerciantes de la zona defendieron hoy viernes que el carril de subida sea accesible también para clientes de los comercios de la zona que quieran aparcar en el párking de Antoni Maura. Mantienen que si ese tramo es solo para residentes y transporte público, perjudicaría a la actividad económica.

En cuanto a la obra, González asume que será “un reto”, pero asumible al organizarse por tramos y fuera de las épocas más activas del comercio. La idea es que las tareas más molestas se ejecuten en verano. “Lo importante es que tendremos una vía digna, con menos tráfico”, añade. En la recámara está aún concretar la iluminación y mobiliario urbano para que no robe aceras, sino que se inserte estratégicamente en confluencias donde se generen pequeñas placitas. La otra gran cuenta pendiente será resucitar los edificios ahora muertos en dicha calle. Los comerciantes y vecinos confían en trabajar con ayuntamiento para pactar posibles equipamientos o usos residenciales.

Transporte público, prioritario

La asociación Promoció del Transport Públic (PTP) celebra la prioridad del transporte público, con dos carriles junto a las aceras. Con todo, entienden la preocupación de algunas asociaciones de ciclistas que han puesto el grito en el cielo por la colocación del carril bici en la parte central de la calzada.  “Eso puede dar una falsa sensación de seguridad a los ciclistas. Creemos que habría sido mejor reducir un poco las aceras, pasar de los 4,15 metros a los 3,85, por ejemplo, y colocar dos carriles bici”, explica a este diario el portavoz de la asociación, Daniel Pi. Con todo, la entidad considera que el transporte público sale bien parado en la propuesta y valoran positivamente el enjardinamiento.

El Bicicleta Club de Catalunya (Bacc), otra de las entidades que se reunió con el Ayuntamiento de Barcelona para definir el futuro de la Via Laietana, apostaba por otra propuesta. La que incluía  dos carriles bici segregados (uno por sentido), dos carriles sentido mar (un carril bus y un carril 30) y un carril bus por el que también podían circular los vecinos y comercios de la zona en sentido montaña.

El presidente de la asociación ciclista, Carles Benito, asegura que la propuesta presentada ayer por el Ayuntamiento de Barcelona “pone en peligro a los ciclistas” al situar un carril bici de 2,6 metros en medio de la calzada. Este carril bici situado en el centro da una falsa sensación de prioridad, según el Bacc. “Este tipo de diseño se ha demostrado que atenta contra la seguridad. Al poner solo un carril bici de subida, no solo se complican los giros por estar rodeados de coches y los accesos, sino que muchos ciclistas bajarán en contra dirección o usarán la acera para evitar un carril 30 con coches, motos, furgonetas y camiones”, vaticina Benito, basándose en otras experiencias de la ciudad, que califica de “error gravísimo” esta propuesta.

Plantar en tierra baldía

Cuando a principios del siglo XX se construyó la Via Laietana tras arrasar con el entramado medieval que ocupaba la zona por la que ahora discurre la arteria que corta Ciutat Vella por la mitad y ejerce de barrera entre el Gòtic y Sant Pere, el metro aún no circulaba por Barcelona y aún tardaría algún año en hacerlo. Pero sí recorría las entrañas de otras ciudades europeas, y lo hacía con éxito. Así que el gobierno municipal de la época, con el arquitecto Pere Falqués a la cabeza, tuvo la previsión de pensar que algún día Barcelona tendría transporte subterráneo y que este pasaría por el subsuelo de la entonces aún potencial Via Laietana. No dudaron, y al mismo tiempo que preparaban la avenida que debía unir el burgués Eixample con el puerto, expropiaban fincas y expulsaban a los vecinos de sus casas, decidieron construir los túneles de un metro que aún no era pero estaban convencidos de que sería.