ANIVERSARIO EN UN EQUIPAMIENTO DE REFERENCIA

El gimnasio Sant Pau celebra los 80 con una mala salud de hierro

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zentauroepp48161107 barcelona 14 05 2019 barcelona usuarios del gimnasio s200212131025 / JORDI COTRINA

Helena López

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A mediados del año pasado, a pocos días de las elecciones municipales, anunciaban su cierre. El gimnasio social Sant Pau, proyecto social de referencia en el Raval y mucho más estaba a punto de bajar la persiana noqueado por las deudas en plena campaña electoral. El anuncio, que se hacía público 15 días antes de hacerse hipotéticamente efectivo -nunca llegó a cerrar- hizo cambiar el plan de campaña de más de un candidato. De prácticamente todos, de hecho. El terremoto causado, sobre todo entre las entidades y movimientos sociales de la ciudad, hizo que en pocos días se llegara a un compromiso político para encontrar la manera de sostenerlo. Nueve meses más tarde, el gimnasio social que nunca tiene un no para nadie -de ahí una parte de sus problemas económicos- dará el próximo sábado 22 de febrero el pistoletazo de salida de los festejos de celebración de su 80 cumpleaños. Será con una fiesta ochentera -aquí no dan puntada sin hilo- en la sala Sidecar, en la que actuarán nada más y nada menos que los Azucarillo Kings. "Hemos logrado algo histórico, que es que se pongan de acuerdo la Generalitat, el ayuntamiento, las entidades de base y fundaciones como La Caixa o Agbar. No se ha salvado un gimnasio, se ha logrado un pacto de ciudad y de país", se viene arriba Jordi Bordasgerente de la octogenaria cooperativa con una mala salud de hierro. 

Desde este singular gimnasio en el que se cruzan las vidas de medio Raval -con todo lo que eso significa- insisten en que si han podido llegar hasta aquí ha sido por la sociedad civil. Tras el SOS de mayo sonaron todas las alarmas y se tejieron complicidades como la cesión de 24 máquinas por parte del UFEC, lo que les permitió renovar íntegramente la sala de máquinas. Con la colaboración de sus numerosos amigos, lanzaron una campaña de búsqueda de socios, con lemas como "Vuelven los clásicos, paga el gimnasio y no vayas".   

Más allá del concierto del día 22, preparan todo un año de actividades, con más conciertos y una exposición fotográfica sobre la historia del lugar, abierto en 1940 como unos baños públicos, lo que en parte, todavía son. Actualmente el Sant Pau acoge 18.000 duchas anuales. De estas, una tercera parte es derivada por Arrels, otra son personas que vienen directamente de la calle -muchos jóvenes sin hogar- y la tercera son derivados del Saier, es decir, del ayuntamiento, institución con la que están a punto de cerrar un importante acuerdo que incluye una no menos importante inyección económica (uno de los motivos que les hacen mirar al futuro con optimismo pese a sus hoy por hoy precarias cuentas). 

Espacio de dignificación

El Sant Pau cuenta actualmente con 1.200 socios, pero eso no se traduce en los ingresos que se supone que debería traducirse una cifra nada desdeñable. Pese a que ellos insisten en que el Sant Pau es un espacio de dignificación donde todos los socios son iguales y no diferencian entre los que pueden pagar y pagan y los que no, a la hora de mirar las cuentas sí es importante. 930 de estos socios no pagan. Se trata de personas derivadas por 52 entidades sociales con las que trabajan. Muchas de ellas, tras la petición de auxilio del pasado mayo, no dudaron tampoco en poner su granito de arena (no dicen nombres, otra vez, para no hacer diferencias entre los que sí y los que no).

El año del 80º aniversario cerrará el 16 de noviembre, la fecha exacta, con una gran paella popular en la que invitarán a todos sus socios. Y todos, sobra decirlo cuando se habla del Sant Pau, son todos.  

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