TRANSPORTE PÚBLICO

La adaptación del metro de Maragall excluye el barrio de Vilapicina i la Torre Llobeta

El proyecto para mejorar la accesibilidad del intercambiador de las líneas 4 y 5 incluye siete ascensores, ninguno en las bocas situadas en el barrio de Nou Barris

La boca de metro de Maragall situada en la calle de Prat d'en Roquer seguirá siendo inaccesible

La boca de metro de Maragall situada en la calle de Prat d'en Roquer seguirá siendo inaccesible / periodico

Luis Benavides

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Aunque todavía no son visibles para los usuarios, los trabajos para mejorar la accesibilidad del intercambiador de Maragall, de las líneas 4 y 5 del metro de Barcelona, ya han empezado. Esta estación estaba incluida en la lista de pendientes de adaptación (queda el  8% del total de la red) para personas con movilidad reducida. Su inminente reforma no convence a los vecinos de Vilapicina i la Torre Llobeta, en el distrito de Nou Barris. Las dos bocas de metro situadas en su barrio, las más próximas también al macroequipamiento de salud de Cotxeres, seguirán siendo inaccesibles.

La ubicación de la parada de Maragall está situada en la frontera de tres barrios que pertenecen a tres distritos. Mientras las bocas situadas en los barrios del Guinardó (distrito de Horta-Guinardó) y Congrés i els Indians (Sant Andreu) suman hasta siete ascensores con el proyecto del departamento de Territori i Sostenibilitat, las dos bocas que corresponden al barrio de Vilapicina i la Torre Llobeta, seguirán igual: con unos 45 escalones cada una solo para acceder al vestíbulo. Otros tantos, para subirse al tren. “Pensamos que se podría haber hecho otro reparto de los ascensores, pero si no podía ser por motivos técnicos nos conformábamos con una escalera mecánica”, explica el presidente de la Associació de Veïns i Veïnes de Torre Llobeta i Vilapicina, Joaquim Forns.

La entidad vecinal, fundada en 1963, la más antigua de la ciudad, lleva años batallando para mejorar el acceso al suburbano. Unas tres décadas, según Forns. Primero, por comodidad. Ahora, por necesidad. “La gente se ha hecho mayor y necesita escaleras mecánicas. Nos dicen que podemos ir hasta la otra boca, que está a 500 metros”, asegura el presidente de una entidad que representa a unos 26.000 vecinos.

La obra civil, que incluye la ampliación de los vestíbulos y andenes, cuenta con un presupuesto de 8,8 millones de euros y los trabajos durarán 26 meses. La instalación de ascensores y escaleras mecánicas costará 1,8 millones adicionales. “¿Qué les costaba añadir una escalera mecánica más? Ya hace dos o tres años que nos presentaron este proyecto y no han introducido ni una sola mejora para nuestro barrio. Nuestras quejas no han servido de nada”, afirma el presidente vecinal,  que daría por bueno una escalera mecánica en la boca situada en la calle de Prat d’en Roquer, situada en la misma acera que el centro integral de salud de Cotxeres, un complejo sociosanitario (atención primaria, urgencias, rehabilitación, salud mental…) que atiende cada año a unas 38.000 personas y recibe una media de 150 urgencias al día, según sus últimos datos. “Aquí viene mucha gente, y también vienen muchas personas de visita. La salida más cercana y directa no es accesible”, subraya Forns.

Fuentes del departamento de Territori i Sostenibilitat explican a EL PERIÓDICO que el proyecto persigue principalmente  “garantizar el acceso desde la calle a los andenes y adaptar el intercambiador con rampas”, pues los actuales escalones suponen  actualmente una barrera arquitectónica para las personas con problemas de movilidad. Las mismas fuentes puntualizan que estas actuaciones no siempre suponen la adaptación de todas las bocas. En este caso, el vestíbulo escogido ha sido el situado en la calle de Ramón Albó  por su cercanía con el intercambiador.

La promesa de la Generalitat

El argumento de Territori i Sostenibilitat no convence al presidente de la asociación vecinal de Vilapicina i la Torre Llobeta, que considera que las dos bocas situadas en su barrio son tan merecedoras de una actuación de adaptación como la boca situada en el otro extremo, en la Ronda del Guinardó. Allí no solo tendrán un ascensor para conectar la calle con el vestíbulo y otros dos para acceder a los andenes, sino que tendrán un segundo acceso y un vestíbulo más amplio. Estas diferencias molestan y mucho a los vecinos de la Torre Llobeta.

La Generalitat se ha comprometido, según ha podido saber este diario, a tener redactado como muy tarde en enero o febrero del 2021 un proyecto para mejorar la accesibilidad en almenos una de las bocas de metro situadas en Vilapicina i la Torre Llobeta. Una vez redactado, cuando tengan presupuesto, se licitará. Forns, aunque no entiende porqué no incluyen estas actuaciones en el proyecto en marcha, valora positivamente la solución pero quiere verla negro sobre blanco.