MOVILIDAD

Todas las calles secundarias de BCN serán 'zona 30' en febrero

Imagen de archivo del paseo de Salvat Pappasseit, una de las zonas 30 de Barcelona

Imagen de archivo del paseo de Salvat Pappasseit, una de las zonas 30 de Barcelona / FERRAN NADEU

Luis Benavides

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Barcelona quiere ser una ‘slow city’, mucho más amable con los peatones, una ciudad cuya velocidad máxima en la gran mayoría de sus calles no supere los 30 kilómetros por hora. Con este objetivo, el próximo mes de febrero el ayuntamiento decretará ‘zona 30’ todas las vías de la llamada red secundaria, la que soporta un volumen más reducido de vehículos y tiene una función principalmente vecinal. Y en una segunda fase, a lo largo del 2021, se irán añadiendo arterias como la Via Laietana, Travessera de Gràcia, Torras i Bages, Diputació y Consell de Cent.

En la actualidad más de la mitad de las calles con circulación permitida ya tienen el límite 30. En concreto, el 52,3%, según fuentes municipales. El consistorio, como ya avanzó Ada Colau en la conferencia ‘L’alcaldessa respon’, se ha marcado como objetivo incrementar esa cifra hasta un 75% en dos años. En el primer año se sumarán unos 112 kilómetros y en el segundo, otros 100. En total, la ciudad convertirá en vías pacificadas y cliclables otros 212 kilómetros.

El equipo municipal considera fundamental calmar el tráfico, principalmente para reducir la siniestralidad pero también para mejorar la convivencia en la calzada. “No puede ser que de forma mayoritaria se circule por encima de los 50 kilómetros por hora”, ha expresado la teniente de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz, quien alinea esta iniciativa con otras ya en marcha como las supermanzanas y el plan para blindar las escuelas de los siniestros viales (‘Protejamos la escuela’). Todo el paquete de actuaciones va encaminado, ha añadido Sanz, a “cambiar el modelo” para que Barcelona sea “una ciudad más tranquila, más amable para pasear, para jugar, con menos ruido y más segura”.

Un problema de salud

La contaminación atmosférica del tráfico rodado atenta contra las personas y se ha convertido en el principal problema de salud pública de la ciudad, pero el exceso de velocidad también. Establecer los 30 kilómetros por hora como velocidad general en la capital catalana debería permitir reducir la siniestralidad y sobre todo rebajar radicalmente la mortalidad. La concejala de movilidad, Rosa Alarcón, basándose en los indicadores de gravedad de las lesiones de la Guàrdia Urbana, ha explicado que en los atropellos que se producen a 50 km/hora hay un 45% de mortalidad, y que desciende hasta un 5% si la velocidad es de 30 km/hora. “Aspiramos a las cero víctimas. No me conformaré si hay una sola víctima”, ha puntualizado Alarcón, que la próxima semana presentará el tradicional balance de los accidentes de tráfico del pasado año.

Para garantizar el cumplimiento de la medida el consistorio tiene previsto acompañarla con señales verticales y horizontales, pasos de peatones elevados, resaltes, trazados no lineales y radares, tanto pedagógicos  como sancionadores.

Restricción del tráfico

Barcelona también echará el freno al vehículo privado con ‘Obrim carrers’ (Abrimos calles), una iniciativa que consiste básicamente en cortar el tráfico en vías troncales de la ciudad el primer finde de cada mes, como ya sucede en Gran de Gràcia. Se trata de comerle terreno al coche para que “deje de ser el rey” de la ciudad, ha dicho la teniente de la alcaldía.

Estas restricciones de vehículos se harán los sábados entre las 17.00 y las 21.00 horas, y los domingos entre las 10.00 y las 15.00 horas. La medida empezará el primer fin de semana de febrero por la tarde en Gran de Gràcia –entre la plaza de Nicolàs Salmerón y la calle de Nil Fabra- y Via Laietana –entre la plaza de Urquinaona y la plaza de Antonio López.  El primer fin de semana de marzo se añadirán dos nuevos cortes de tráfico: el eje Creu Coberta-Carrer de Sants -entre plaza de España y la calle de Arizala- (que también será zona 30 a partir de febrero), sin circulación el sábado por la tarde, y la calle de Aragón –entre Tarragona y la avenida de Meridiana-, libre de coches y motos el domingo por la mañana. El consistorio calcula que con el corte de las cuatro vías el primer fin de semana de marzo dejarán de circular más de 100 mil vehículos por una superficie de unos 209 metros cuadrados que pasarán a tener un uso ciudadano.

El número de vías aumentará de manera progresiva este año hasta sumar un total de 10 calles principales de la ciudad, una por distrito. La medida irá acompañada de una campaña informativa para explicar las afectaciones y  movilidad en transporte público. El gobierno de Colau lleva tiempo señalando que algunas arterias de la ciudad actualmente son auténticas autopistas. Estos cortes pueden parecer anecdóticos, admitió Sanz, pero  “demostraremos que estas calles pueden ser otra cosa” y pueden ser la semilla de futuros “proyectos de transformación” que permitan adecuar estas vías a un modelo de ciudad “al servicio de la vida y de los vecinos”.

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