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Barcelona no sufre daños graves pero la playa queda muy maltrecha

El fuerte oleaje castiga el litoral de la ciudad y el viento derriba árboles y 350 contenedores

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Patricia Castán

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Paraguas, ramas y ropa tendida volando por Barcelona están siendo las muestras más patentes del furioso temporal en Barcelona, donde el litoral se ha llevado la peor parte con buena parte de la infraestructura playera maltrecha y un barco de recreo hundido por el oleaje. Pese al permanente rugido del viento día y noche, de momento no hay que lamentar daños personales ni incidencias muy graves en el interior de la ciudad. 

El balance municipal hasta esta noche de martes incluye 150 árboles rotos o caídos, averías en 361 semáforos, 350 contenedores volcados y 173 con la tapa rota, así como el hundimiento de parte del techo del comedor de la escuela Jesús María en Poble Sec, al desprenderse una pared medianera en la calle de Tamarit.

El consistorio mantendrá el miércoles el plan de emergencia, mientras los servicios de limpieza se afanan en retirar ramas y evitar atascos en los imbornales. También se han facilitado 130 plazas extra para personas sin techo.

Desde el Servicio de Playas del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), han explicado en Betevé que el temporal de mar era «el peor desde 2003 y, probablemente, de este siglo».  Las playas de Barcelona y su entorno han perdido ancho de arena porque las olas alcanzaban a los paseos marítimos.  

Infraestructuras dañadas

Las afectaciones en la playa de la ciudad incluyen una parte de las pasarelas de madera, duchas, señalización y  mobiliario arrancados por el mar. También arena acumulada en el paseo Marítim, daños en su pavimento y locales de servicio inundados, informan fuentes municipales.

En el Port Olímpic incluso una embarcación atracada se ha hundido, y en la zona de Port Fòrum se ha roto un muro de protección. Enormes olas se han elevado vertiginosamente sobre el espigón y el aparcamiento de la nueva Marina Vela a mediodía, junto al Hotel W.

La lluvia, aunque pertinaz, ha sido moderada en la urbe (un máximo de 44,6 litros por metro cuadrado en el observatorio del Raval), pero la acumulación en el río Besòs ha conllevado una crecida de hasta 153 metros cúbicos por segundo, cuando su caudal medio es de cuatro.