COLECTIVOS VULNERABLES

Barcelona remodelará sus albergues para que sean "seguros" para las mujeres sintecho

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Elisenda Colell

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"Me cortaba el pelo para parecer un hombre porque tenía mucho miedo a las violaciones", explica Gemma, una mujer que, arrastrada por su drogadicción, estuvo 12 años viviendo en la calle de Barcelona. Como ella, cerca de 300 mujeres malviven a la intemperie de la ciudad, según datos municipales presentados este lunes por la teniente de derechos sociales del ayuntamiento, Laura Pérez. Ellas son una "minoría" (el 87% de los sintecho del municipio son hombres), pero "sufren situaciones de violencia e inseguridad mayores que ellos", ha apuntado la concejala. Para evitarlo, el consistorio remodelará los albergues para que ellas puedan tener más privacidad y una atención específica. 

"No tenemos duchas para nosotras; las tenemos que compartir con los hombres". Este es uno de los principales agravios que, a ojos de Gemma, sufren las mujeres que son atendidas en centros municipales y locales de las distintas oenegés que ayudan a personas sin hogar. Otro problema es la misoginia. "Muchas veces, a la hora de comer, los hombres, que eran mayoría, no me dejaban sentar en la mesa", afirma Gemma. Y luego están las posibles agresiones y abusos sexuales a los que, según la regidora, "ellas están más expuestas".

"Mundo de testosterona"

La intención del ayuntamiento es repensar estos espacios y primar los llamados Centros de Primera Acogida (CPA), los tres albergues donde primero entran las personas sin hogar. Gemma, que estuvo mucho tiempo durmiendo en el aeropuerto, estuvo en el de la Zona Franca. "Había 150 plazas para hombres y 18 para mujeres; éramos minoría frente a un mundo de testosterona", explica la mujer, que aún recuerda los "empujones" para poder ir a la ducha. O los paseos por los pasillos para poder ir a los lavabos, que son comunes. 

Ahora el consistorio tiene consignada una inversión de 1,2 millones de euros para remodelar estos espacios. "Reformaremos estos centros para que las mujeres tengan espacios de seguridad, puedan hacer dinámicas de grupo específicas para ellas y compartan espacios comunes donde se sientan seguras y tengan intimidad y privacidad en temas como su higiene". Por ejemplo, se habilitarán habitaciones y módulos solo para ellas.

Otro reto será formar a los profesionales en temas de violencia de género e incorporar protocolos de violencia machista para que, por un lado, los trabajadores puedan prevenir situaciones de abuso y, por otro, las mujeres puedan denunciar situaciones que violencia de género que hayan vivido. Unos ataques que, según un estudio de la Universitat de Barcelona, la mayoría de las 'sintecho' han sufrido en su pasado. Simultáneamente, los profesionales de atención a la violencia machista en la ciudad recibirán una formación en temática de 'sinhogarismo', para que ambos profesionales trabajen a la par. 

Pero las medidas serán aún más amplias. Gemma es una de las privilegiadas que ha podido acceder a uno de los 68 pisos del programa 'primer la llar' para personas en la calle. Está allí des de hace seis meses, vive sola, con su perro, sus muebles y pudiendo salir y entrar cuando quiere. "Por primera vez he pasado una Navidad con mi madre y mi hija", explica orgullosa. Ahora el consistorio quiere ampliar este programa, reservando 80 plazas para ellas.