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Los chiringuitos piden cambios a Colau para seguir en las playas de Barcelona

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Patricia Castán

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Las desavenencias entre el gobierno municipal de Ada Colau y la hostelería local no han dejado de sumar frentes: desde las terrazas de toda la ciudad hasta los comercios con degustación. Así que no es de extrañar que la nueva contienda llegue hasta las playas de Barcelona. La quincena de chiringuitos estivales llevan años quejándose por la fuerte competencia ilegal de los ríos de vendedores de todo tipo de productos y servicios (de latas a mojitos, comida y hasta pareos como competencia las hamacas de pago) que han ido recortando su negocio y, según ellos, degradando el ambiente de las playas. Pero el auge de este fenómeno el último verano ha llevado a los operadores a reclamar una serie de cambios que permitan su continuidad y que han sido en buena medida descartados por el ayuntamiento, hasta el punto de que algunos –como uno de sus referentes, Joan Escribà– se plantean no continuar.

Lo que sí se ha concedido es un avance de la temporada de su actividad, que normalmente se hace coincidir con la Semana Santa y este año será el 1 de marzo. No obstante, no es una medida que sea útil para todos y explican que difícilmente estarán a tiempo de asumirla este año. El ayuntamiento también estudia replantear integralmente el actual modelo de cara al 2021. 

Concesiones prorrogables

El servicio de los chiringuitos (en algunos casos asociado también a hamacas y sombrillas) se otorga por concesión municipal. La última era de dos años prorrogables a uno más un segundo. Este verano comenzaría esa primera prórroga, pero algunos operadores ya contemplan desertar si no mejoran algunas condiciones. Durante años han vivido tensiones en relación a sus horarios o condiciones (música, oferta...), pero en la actualidad su principal problema es la enorme oferta de «competencia desleal» a la que se enfrentan a diario, relata Israel Flores, presidente de la asociación que aglutina a la mayoría de operadores.

Los operadores dicen que no pueden esperar al cambio de modelo  que el consistorio planea para el 2021

    En el Gremi de Restauració, al que están adscritos, añaden que en el 2019 la atención mediática se centró en el top manta de Joan de Borbó, a pie de acera, mientras en las playas crecía la oferta ilegal por encima de los recursos municipales para frenarla.

Hace unos meses que los afectados comenzaron conversaciones con el área de Parques y Jardines, responsable de las playas, a quien plantearon por escrito medidas para garantizar su actividad, relatan. De todas las propuestas de noviembre, solo han logrado el visto bueno a la opción de poder situar una suerte de bandejas sobre la arena que permitan mejorar el servicio que pueden dispensar a los bañistas situados en el perímetro de influencia de los chiringuitos. Avanzar la temporada también era una vieja reivindicación, aunque esta circunstancia solo podrá ser aprovechada en las playas más céntricas y concurridas, como la Barceloneta, ya que en marzo todavía hay muchos tramos de litoral sin afluencia, salvo que la climatología sea extraordinaria.

Flores consideraba primordial para este colectivo –que en en el caso de los chiringuitos mejor ubicados pagan más de medio millón de euros por temporada– contar con vigilancia privada descontando esta inversión del canon que abonan cada año. Su objetivo era combatir el acecho de la venta ilegal dentro incluso de sus propia terraza. Parques y Jardines cree que ello supondría modificar la licencia y que esta actividad no forma parte del actual pliego de condiciones. Con similares criterios se descarta también el pago fraccionado del canon (como se hace en otros servicios y municipios), que supone a los operadores abonar nada más empezar la temporada importantes montantes.

El consistorio, por motivos de espacio y afluencia, descarta también volver a dar más número de hamacas y parasoles de alquiler a los concesionarios, pese a que ellos aducen que desde que estos se recortaron hace dos años en su lugar ha proliferado el alquiler ilegal de sombrillas con pareo. Se rechaza también la petición de poder contar con placa vitrocerámica u horno que solicitaron para mejorar la oferta gastronómica, al considerar el consistorio que se alteraría «la finalidad específica de los chiringuitos».

Ante esta situación, operadores como Joan Escribà (al que justamente  el primer teniente de alcalde Jaume Collboni le comunicó el pasado agosto que iba a recibir un premio honorífico entre Los imprescindibles de Barcelona) ha replicadoahora con una carta dirigida a Colau, Collboni y la concejala Janet Sanz) donde afirma que ante la respuesta municipal y con la venta ambulante en el litoral asoliendo «niveles nunca vistos (...) que sufren restauradores y bañistas», «la temporada que empieza no es viable». E insta al consistorio a apoyar una oferta legal de calidad.