BARCELONEANDO

Un Gaudí para Paco Betriu

Se merece el premio, sobre todo porque su carrera ha sido un tanto irregular, y no por su culpa precisamente

El cineasta Paco Betriu, galardonado con el Premi Gaudí d¿Honor Miquel Porter Moix 2020

El cineasta Paco Betriu, galardonado con el Premi Gaudí d¿Honor Miquel Porter Moix 2020 / periodico

Ramón de España

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El próximo 19 de enero se entregarán en Barcelona los Premis Gaudí que otorga la Acadèmia del Cinema Català, chiringuito nacionalista cuya principal misión consiste en elevar la moral de los patriotas de piedra picada de nuestro depauperado sector audiovisual. La ceremonia suele ser una parodia de la de los Goya, que a su vez es una parodia castiza de la de los Oscar de Hollywood, pero ya se sabe que, cuanto más pequeño es el entorno, más cutre y quiero-y-no-puedo resulta todo. 

Este año, por lo menos, le van a dar el premio de honor, que lleva el nombre de Miquel Porter Moix, a un estupendo cineasta que es también un muchacho excelente, Francesc Betriu i Cabecerán (Organyà, Alt Urgell, 1940), más conocido por amigos y colegas como Paco Betriu. Se lo merece, especialmente porque su carrera ha sido un tanto irregular, y no precisamente por su culpa, sino que yo diría que de las malas compañías (y no estoy pensando únicamente en el productor Andrés Vicente Gómez, actualmente un personaje fundamental para la cinematografía de los Emiratos Árabes: corre por internet una magnífica foto suya en la que luce un atuendo que lo sitúa a medio camino entre el jeque petrolero y el beduino medio).

La etapa de Lola Films

Conocí a Paco Betriu cuando Andrés lo tenía llevando la división 'low cost' de su productora (el magnate solo estaba para grandes aventuras cinematográficas). Le había prometido pagarle una película que nunca se llegó a rodar y, mientras tanto, el bueno de Paco se dedicaba a desarrollar productos que tampoco se rodarían jamás. Entre ellos, una adaptación de mi novela 'Un mundo perfecto'. No hubo manera de encontrar un director y, cuando me ofrecí humildemente para esa tarea, Andrés le espetó a Paco: «Dile a ese que aquí no pagamos meritoriajes». Eso sí, cobré los derechos de autor y la redacción del guion, por lo que no puedo sumarme a la lista de damnificados del señor Gómez, que incluye, en su gama alta, a Penélope Cruz y Adrien Brody, protagonistas de una 'biopic' sobre Manolete que acabó embargada y no vio casi nadie.

'Furia española', con Cassen y Mónica Randall, es una de las películas que más me han hecho reír en esta vida

Ningún proyecto 'low budget' de Lola Films llegó a buen puerto, pero el mío me permitió trabar amistad con Betriu, al que yo admiraba desde los años 70, cuando rodó 'Corazón solitario' y, sobre todo, 'Furia española', delirio de corte berlanguiano sobre un hincha del Barça (Cassen) y su novia coja (Mónica Randall), que es una de las películas que más me han hecho reír en esta vida. Me pasa con ella lo mismo que con 'La escopeta nacional': si la pillo zapeando, siempre me engancho, aunque ya haya empezado.

En los años 80, Paco cambió de registro para facturar una adaptación de la novela de Ramón J. Sender 'Requiem por un campesino español' –rebautizada aquí como Rèquiem per un camperol, a secas– y sendas versiones de 'La plaça del diamant', de Mercé Rodoreda, y 'Vida privada', de Josep Maria de Sagarra, magníficas propuestas, pero muy alejadas de aquel humor desquiciado de sus inicios que tanto me gustaba. En los 90 adaptó a Juan Marsé ('Un día volveré') y a Alicia Giménez Bartlett (la serie 'Petra Delicado'). 

Vuelta a las esencias

Tuve que esperar al 2009 para recuperar al Betriu de 'Furia española'. Fue gracias al inenarrable (y a veces falso) documental 'Mónica del Raval', sobre una estrafalaria prostituta del barrio chino que era de verla para creerla y cuya vida achuchada ella era la primera en tomarse a chufla y con un fatalismo humorístico digno de admiración. Pensé entonces que, por primera vez en su vida, la suerte se fijaría en Paco y le caería un merecido Goya, pero no fue así. Yo me trago 'Mónica del Raval' cada dos años y siempre paso un rato formidable. Me quedé con las ganas de que el director me la presentara, pero ya se sabe que no se puede tener todo en esta vida.

Cada dos años me trago 'Mónica del Raval' y siempre paso un rato formidable

Durante un tiempo, Betriu me llamaba cada vez que pasaba por Barcelona –lleva desde los años 60 en Madrid y otros sitios– y quedábamos para comer. La verdad es que, en estos momentos, no sé dónde vive, pero si lees esto, amigo Paco, y te sobran un par de horas cuando el 19 de enero vengas a recoger el premio Gaudí, no dudes en llamarme, que llevamos mucho tiempo sin despotricar y sin arreglar España entre mordisco y bocado. ¡Pago yo!