HUELGA MASIVA EN TODA LA CIUDAD

Los bibliotecarios paran de nuevo contra la "precariedad"

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Ya protestaron durante la pasada primavera y ahora vuelven a la carga porque no ven que su malestar esté generando la respuesta esperada. A pesar de que el tópico los quiere pacíficos y silenciosos, los bibliotecarios están a la greña con el Ayuntamiento de Barcelona, al que acusan de poner en peligro la continuidad de un sistema que históricamente ha sido elogiado por todas las bancadas políticas que han conformado el pleno municipal. Prácticamente todas las bibliotecas han tenido que cerrar la tarde del miércoles a consecuencia de la huelga convocada por este colectivo que exige, entre otras medidas, la contratación de medio centenar de profesionales para los 40 equipamientos de este tipo que están repartidos por los barrios de los 10 distritos.  

Según han confirmado fuentes del Consorcio de Bibliotecas de Barcelona, 38 de ellas han tenido que bajar la persiana entre las 15.30 y las 18 horas (mismo horario que en las convocatorias anteriores) por falta de personal, lo que da pistas sobre el nivel de apoyo que ha registrado la movilización por parte de estos trabajadores públicos. El comité de empresa considera que el consistorio no está aplicando como debería el convenio colectivo, en vigor desde el año 2018, lo que, a su modo de ver, deja a la plantilla «sin el derecho a mejoras laborales».  

Los representantes de los empleados exigen reducir el porcentaje de interinos a través de la convocatoria de nuevas plazas públicas, denuncian la situación de «indefensión de los trabajadores en situaciones violentas de agresiones y hurtos por parte de los usuarios» y acusan a la Administració de ejercer una gestión «errática y descoordinada», sobre todo en lo que tiene que ver con la planificación del futuro y la toma de decisiones. 

Pero la cosa no queda ahí. También instan al consorcio a revisar y reforzar el papel que las bibliotecas juegan en la ciudadanía a través de «planes serios y de ciudad de fomento de la lectura», y reclaman un «mayor mantenimiento de las instalaciones y mejores equipos informáticos». En definitiva, una (casi) enmienda a la totalidad.