Un destino de invierno

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Patricia Castán

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Hace 10, incluso cinco años, en pleno ‘boom’ popular de los cruceros, el reto era inaugurar el barco de mayores dimensiones o con más virguerías de diseño, entretenimiento o innovación. En el 2019 y con cada vez mayor concienciación sobre la emergencia climática, no hay naviera que no tenga en el punto de mira el examen de la sostenibilidad. En este escenario, el último crucero de MSC, el Grandiosa, ha hecho hoy martes su presentación en Barcelona –primer puerto del Mediterráneo- con tantas explicaciones sobre su consumo energético como sobre sus 2.421 camarotes, veintena de bares o despliegue de áreas de agua, juegos o baile para todas las edades.

El nuevo buque, con capacidad para hasta 6.334 pasajeros, ha elegido a la capital catalana como puerto base para esta temporada. Todo un fichaje para el frío invierno en el Mediterráneo, cuando la prioridad del viajero es el turismo cultural, gastronómico o de relax en lugar del vacacional o de sol y playa. El Port de Barcelona lleva varios años intentando crecer sin aumentar el volumen de viajeros estivales, de forma más sostenible y en plena temporada baja. Así que el Grandiosa se ha convertido en el plato estrella de la ciudad este invierno, donde además de sumar diversas escalas de otras compañías el puerto será punto de inicio y final de ruta de este buque y de otras recientes opciones de Costa Cruceros.

Puerto base

La obsesión en este segmento de la actividad portuaria es ganar peso como puerto base (donde se inician los itinerarios), ya que así se atrae a un viajero que no solo pasa unas horas en la ciudad, sino varias noches antes o después, alojado en hoteles, con mucho mayor gasto en la ciudad. Fuentes del Port explican a este diario que el 2019 se cerrará con un 56% de este tipo de tráfico (de inicio y final de ruta) y la previsión de incrementarlo el próximo año.

El crecimiento sin tregua de este tipo de viajes vacacionales en los últimos años ha puesto en el punto de mira sus implicaciones contaminantes. Y aunque un reciente estudio de Barcelona Regional ya mostró que el efecto de los cruceros es menor al de los ferrys o al de los buques de carga, una de las prioridades del Port de Barcelona es reducir sus emisiones. Mar Pérez, responsable de Cruceros, destaca que en el 2020 el 10% de las escalas locales serán con barcos de gas natural licuado (mucho más limpio), mientras que “el 60% de las escalas serán con naves que tienen menos de 10 años, lo que implica que son más eficientes y limpios”. Por otro lado, el puerto está inmerso en un proceso de electrificación en el Adossat, agrega.

El MSC Grandiosa, por ejemplo, ya cuenta con un sistema de alimentación eléctrica a tierra que, a corto plazo, le permitirá conectarse a la red local y no tener que estar en marcha en el puerto, sin generar por tanto emisiones.

Hacia las emisiones cero

El presidente ejecutivo de la naviera italiana, Pierfrancesco Vago, afirma que aunque la tecnología no permite aún la “neutralidad del carbono”, la empresa se compromete a no contribuir al cambio climático con políticas de compensación ambiental en beneficio de los océanos, mientras busca las “emisiones cero”. A caballo de esas promesas, el crucero que este invierno se comercializará a precios de temporada baja, saca pecho por sus sistemas de depuración de gases de escape, que eliminan hasta el 97% del óxido de azufre de las emisiones, sistemas de última generación de gestión de residuos y tratamiento de aguas residuales, reciclaje, sistemas inteligentes calefacción y ventilación y un “casco energéticamente eficiente por su diseño” que implica un 28% de combustible que en su anterior generación de buques. Su próximo hermano de serie ya funcionará con gas.

De puertas adentro, el primer barco de la serie Meraviglia Plus (17 de la flota) ya es el segundo mayor del mundo (tras la serie Oasis de Royal Caribbean), con 181.000 toneladas y un inacabable repertorio de opciones de entretenimiento (del Cirque du Soleil, simulador de F1, zona infantil de la mano de Chicco y Lego, bolera, pista interior de baloncesto, zona de realidad virtual…) y un despliegue tecnológico para planificar la vida a bordo desde el móvil o la pantalla interactiva del televisor. Como novedades, aporta hasta un bar de tapas con un surtidor de cerveza Damm donde se lee Barcelona, o un bistrot (Atelier) para comer a la francesa en su rambla central. Será el mayor que pase el invierno en Europa.