INICIATIVA SOCIOCULTURAL EN BARCELONA

La vida del Arnau antes del Arnau

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zentauroepp50372649 barcelona 12 10 2019 exsterior teatre arnau el projecte l191021125231 / ROBERT RAMOS

Helena López

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La primera idea, al menos para una parte importante del heterogéneo colectivo, era ‘hacer un Can Batlló’: entrar en el equipamiento y empezar a trabajar. Adecentar el espacio ellos mismos; sin necesidad de grandes obras ni, factor importante, adaptarse a los siempre lentos ritmos de la administración. Pero, tras las primeras catas de los técnicos municipales, el diagnóstico fue desolador: el Arnau seguía -sigue- en pie porque es un castillo de naipes. El icónico teatro del Paral·lel amenazaba ruina y todo parecía indicar que tendría que ser derribado, idea que finalmente se descartó y allí sigue.

De ese funesto informe hace exactamente tres años, tiempo en el que los avances físicos, tangibles, en su reconstrucción, han sido nulos. Los andamios siguen escondiendo un decadente edificio vacío, de propiedad municipal desde el 2010. Fuentes del gobierno local apuntan que están trabajando en el proyecto ejecutivo con la previsión de que en la primavera del 2020 se liciten las obras para poder empezarlas el siguiente otoño.

Motor de cohesión

La perspectiva de no poder ‘recuperarlo’ en al menos un lustro, o incluso más, fue un golpe para la comunidad que se había generado alrededor de la reivindicación del espacio. Vecinos del Raval, Sant Antoni y Poble Sec, los tres barrios que confluyen (o se separan) en ese punto de la avenida, se habían unido primero para forzar su compra -y evitar que se convirtiera en un hotel-; después para impedir el derribo y más tarde para autogestionar el espacio tras su esperado renacimiento: quieren que el futuro Arnau sea un centro de interpretación de la historia y la memoria del Paral·lel y motor de cohesión del tejido social de sus barrios. Pero, para no perder el músculo social y las complicidades alcanzadas -habían fusionado la Plataforma Salvem l’Arnau (2012) y Recuperem l’Arnau (2015), ampliando la base social de la reivindicación con activistas y profesionales del ámbito escénico- crearon el proyecto Arnau Itinerant

La idea puede resultar loca: seguir con el proyecto cultural y de memoria que querían desarrollar en el Arnau sin el Arnau (o, más concretamente, hasta que llegue el Arnau; llegar, llegará). Así lo hicieron, y acaban de estrenar (con éxito), la segunda temporada, con ‘Sintítulo’, un espectáculo comunitario conducido por la compañía La Danesa, basado en un texto inacabado de Lorca y que habla sobre los menores extranjeros no acompañados. 

Otros públicos

Hasta que se rehabilite el Arnau, la programación es, como el nombre del proyecto indica, itinerante. Esta segunda temporada empezó en la plaza de Raquel Meller, pero 'Sintítulo' se representará en varios puntos de los tres barrios con el objetivo, también, de llegar a personas que normalmente no van al teatro. "La programación del Arnau Itinerant fusiona artes escénicas, memoria y comunidad con proyectos de arte urbano como la Arnau Gallery o Creuem el Paral·lel, el programa de cultura de proximidad que ofrece acciones artísticas en el espacio público", resume Javier Rodrigo, activista cultural vecinal y cultural que lleva en el proyecto desde el primer día, quien destaca también su apuesta las artes minorizadas y las comunidades invisibles. "Una de las actividades será una ruta sobre la influencia del flamenco en el Paral·lel", apunta.

Una de las iniciativas estrella de Creuem el Paral·lel es un recopilatorio de músicas tradicionales de las distintas culturas que conviven en sus barrios protagonizado y elaborado por sus vecinos. Lo han llamado 'Veus d'arreu' y lo estrenaran en breve, en el festival Raval(s).

Archivo virtual y disidente

Durante la primera temporada del Arnau Itinerant, miembros del proyecto recorrieron los tres barrios con un carrito recogiendo tanto la memoria oral, como recuerdos físicos vinculados a la avenida. Se les acercaron vecinos de perfiles muy distintos que les cedieron desde clásicas fotografías de novios hasta una entrada del concierto de Depeche Mode en la mítica sala Studio 54, cerrada en 1994, cinco años antes que el último Arnau. "Hablando con los vecinos encontramos tesoros como la rebotica de la mercería superviviente en la calle de Blai, que es toda ella un museo de la historia del Paral·lel", explica Layla Dworkin, una de las impulsoras del archivo disidente del enclave, publicado en la página web 'Relats de l'Arnau'. 

Dworkin destaca la importancia de poner toda esa memoria a dialogar con el presente. "Las luchas de La Canadenca con la plataforma para evitar que las Tres Xemeneies sean una nueva víctima de las ansias especulativas alrededor del Paral·lel", ejemplifica esta miembro de Creuem el Paral·lel, quien también insiste en la necesidad de poner el foco en "las realidades más clandestinas" de un Paral·lel escenario de la transformación de la sociedad y la ciudad, tanto dentro como fuera de sus salas.