La venta callejera sin papeles

Unos manteros vuelven a la plaza de Catalunya aprovechando los disturbios

zentauroepp50497106 bcn191020192841

zentauroepp50497106 bcn191020192841 / SERGI CONESA

Elisenda Colell

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El 'top manta' ha vuelto a la plaza de Catalunya. Un grupo de unos cincuenta manteros ocupa de nuevo la acera del lado Llobregat de la plaza, especialmente esta última semana y durante las tardes. El motivo, las manifestaciones independentistas, que rebajan la presencia policial contra la venta ambulante de productos falsificados. Lo explican los mismos manteros a este diario. “Aprovechamos estos días que no hay tanta policía para vender”, narra Mostapha, un joven senegalés sin papeles que vende bolsos cada tarde frente al FNAC.

Durante el día, la escena es la habitual. Los pocos manteros que hay venden con un ojo mirando al asfalto, esperando a la policía, porque les toca salir corriendo escondiendo su mercancía en cuanto aparecen los agentes. Sin embargo, esta semana, el panorama ha cambiado radicalmente al atardecer. “Llegamos alrededor de las tres de la tarde, y solo nos vamos si los disturbios llegan hasta aquí, cosa que no está pasando”, aclara Mostapha, un hombre senegalés que se dedica al ‘top manta’. El motivo es muy fácil de entender. “Como hay tantas protestas, la policía tiene otro trabajo que el de perseguirnos a nosotros”. Y medio en broma medio en serio, da las gracias a los manifestantes. “Podemos trabajar más tranquilos, la verdad”. Y es que los turistas (pocos) que callejean por el centro de la ciudad no dejan de comprar sus productos falsificados. 

Una acera

De momento solo ocupan una cera de la plaza Catalunya, no son más de cincuenta. No se atreven ni a bajar al intercambiador de la estación de la Renfe, ni tampoco al paseo de Joan de Borbó, en la Barceloneta. “Allí hubo muchos problemas y aquí estamos más tranquilos”, señala Mostapha. Lo confirman también varios trabajadores del subsuelo y restauradores de la Barceloneta, que de hecho señalan que lo único de diferente que están notando es que ha bajado la presencia turística en restaurantes y comercios. 

Él vendedor de 'top manta' explica que no le gusta hacer este trabajo, pero dice no tener alternativa dada su situación legal. Es un ‘irregular’: no puede residir ni trabajar legalmente en España, y corre el riesgo de ser encerrado en el CIE y deportado. "Al menos así me puedo ganar la vida", señala.

Traslado de agentes

El Ayuntamiento de Barcelona mantiene que ha tenido que desplazar a otras funciones a sus guardias urbanos para priorizar el “restablecimiento de la paz y la tranquilidad” en la ciudad durante los días de los disturbios. “Hemos tenido que destinar muchos agentes a hacer tareas de movilidad para poder controlar el tráfico en la ciudad, y los recursos son limitados”, ha manifestado el teniente de alcaldía, Jaume Collboni a este diario, quien admitió que los agentes de la Guardia Urbana han tenido que reducir sus funciones de seguridad ciudadana, entre las cuales está impedir la presencia del comercio ambulante con productos falsificados.