NATURALEZA URBANA

El Museu Blau sembrará de verde su azotea azul

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Natàlia Farré

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De cubierta azul a cubierta verde. De manto de agua a manto vegetal. Pasado y futuro del Museu Blau, cuya azotea fue concebida por sus autores (Herzog & Meuron) con pequeñas piscinas como alegoría del Mediterráneo, y una azotea que la realidad (y el Pla del verd i de la biodiversidad del ayuntamiento) están transformando en un pequeño pulmón de Barcelona. Durante un año, desde agosto del 2018 hasta hace pocos días, las excavadoras han estado preparando el terreno que ahora se abonará. Y en la primavera del 2020 se inaugurará. No se trata solo de aportar más vegetación, que también, a la de por sí sobreasfaltada Barcelona, sino que, además, la nueva terraza del Museu de Ciències Naturals será parte del Jardí Botànic con proyectos de investigación, recuperación y sostenibilidad. Y pretende ser, también, un ejemplo municipal a la hora de impulsar cubiertas verdes en la ciudad.

La terraza, con un presupuesto de 2,5 millones, cuenta con el asesoramiento del Jardí Botànic y Parcs i Jardins

El contenido será el producto de la experiencia aportada por el museo y  Parcs y Jardins. Y su resultado, la respuesta a dos preguntas: ¿De manera natural, qué plantas había en un lugar como este? y ¿en Barcelona qué plantas son las óptimas para una cubierta verde? La segunda cuestión "significa aceptar la condición mediterránea de Barcelona y por lo tanto que el verano es seco y las plantas deben adaptarse a que cuando más agua necesitan puede ser que no la tengan", explica Josep Maria Montserrat, director del Jardí Botànic.

Esto no es Basilea

Vamos, que no es lo mismo pensar en una cubierta verde para Basilea, país centroeuropeo y montañoso, que para Barcelona. El ejemplo no es baladí, la ciudad suiza es el municipio de Europa, y posiblemente del mundo, con más azoteas vegetales. Y un ejemplo a seguir. "No nos podemos permitir, si queremos ser un modelo de futuro, que sea un jardín caro de mantener. Debe ser sostenible", apunta el científico que añade: "Nos hemos de imaginar que en un tiempo no muy lejano, una parte importantísima de las zonas planas de la ciudad serán verdes. Y con esta idea intentamos que esta sea una primera aproximación". De ahí la investigación sobre la sostenibilidad.

Por otro lado, la cubierta ahondará en el estudio y la recuperación, conceptos muy relacionados con la historia de Barcelona. Es decir, en cómo era en cuestión de plantas la ciudad antes de su industrialización y urbanización. En la zona del litoral abundaban los humedales con lagunas dulces y saladas; y en el llano frecuentaban los prados de plantas anuales y bulbosas. La agricultura, primero, y la construcción, después, acabaron con estos hábitats que ahora el museo quiere revivir. "La idea es tanto recuperar vegetación para poder explicar cómo era Barcelona como buscar la sostenibilidad a la hora de hacer cubiertas", concluye el director del Museu Botànic.

Junquillo, nazarenos y lirios

El espacios se podrá visitar a partir de primavera y se integrará en el discurso y actividades del museo

Para ello, los 7.100 metros cuadrados de azotea que se cultivarán (la mitad de la superficie total de la cubierta del museo) tendrán diferentes hábitats y plantas. Habrá dos zonas, una seca y otra húmeda. En la primera se plantará un prado de plantas anuales, básicamente especies que pasan el verano en forma de semilla y que rebotan en otoño. Ello significa cultivar mastuerzo, gamoncillo, maravilla, hierba de san Jorge y pimpinela campesina. Estas convivirán con el junquillo, nazarenos, lirios, cebollino y varita de san José, que son las especies que ocuparán el prado de bulbosas. Plantas, estas, bonitas y muy maltratadas por la ocupación humana del territorio (el arado y las pisadas son sus grandes enemigos).

Habrá un tercer hábitat en la parte seca, el que se dedicará a las plantas que mejor toleran la proximidad del mar y la sal. El terreno húmedo será mucho más pequeño y experimental con zonas con agua del grifo y descalcificada, además de un humedal que se secará en los meses de estío. Los nombres de las especies que convivirán son igual de poéticos que el resto: lirio amarillo, menta, llantén de agua, junco de laguna, verónica de agua y pamplina.

Atraer a fauna y levantar placas solares

Solventado el tema vegetal habrá estudio también para la fauna que atraerá la cubierta, que se supone que puede ser variada, sobre todo en el aspecto ornitológico. No en vano el cercano parque Diagonal Mar se ha convertido en uno de los refugios de las aves migratorias que hay en Barcelona. En 15 años, en el espacio se han documentado 155 especies de aves diferentes. "Todo ello nos dará pie a explicar muchas cosas. Tener una cubierta verde quiere decir dinamizarla como museo e integrarla en las actividades del centro. La idea no es hacer una cubierta verde y olvidarla sino hacer una cubierta verde y utilizarla", afirma Anna Omedes, directora del Museu Blau. Así, el nuevo jardín será paseable aunque en grupos y por turnos. De ahí que se haya dejado media superficie sin plantar. Se trata de poder dosificar el tráfico de visitantes y de, en un futuro, levantar placas solares. También lucirá cámaras cuya grabación se verá desde el vestíbulo del centro que, además, acogerá una exposición sobre qué son las cubiertas verdes y su estado en Barcelona.

La idea de instalar una de ellas en la azotea del museo surgió de la restauración que reclamaba el techo del centro. "Ya que teníamos que tocarlo pensamos en cómo podíamos sacarle el máximo provecho, y coincidió con que el ayuntamiento estaba trabajando con el Pla del Verd", explica Omedes. Y Frederic Ximeno, gerente de Medio Ambiente del consistorio, apunta: "Como ayuntamiento hemos de dar ejemplo y por lo tanto lo que hacemos es impulsar cubiertas en equipamientos públicos, como la que hay en el Mercat de Vall d’Hebron y ahora en el Museu Blau, una oportunidad por su superficie. De manera que en cuatro años hemos ganado una hectárea de verde con las cubiertas". Esta última con un presupuesto de 2,5 millones de euros.