UN SECTOR EN ALZA PESE A LA REGULACIÓN

La BCN de Colau bate el récord de turistas: 8,1 millones en el 2019

Turistas en los alrededores de la Sagrada Família, a principios del mes pasado.

Turistas en los alrededores de la Sagrada Família, a principios del mes pasado. / periodico

Toni Sust

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Ada Colau regresaba de la ONU este miércoles, día en el que Jaume Collboni, considerablemente enfermo, reunió las fuerzas necesarias para acudir a un encuentro con representantes del mundo económico. Luego se tuvo que ir a la cama. Delegó en el concejal de Turismo, Xavier Marcé, el relato del encuentro. Y Marcé demostró en seguida varias cosas. La primera es que el fantasma de un ayuntamiento contrario a los negocios en general y al turismo en particular, que se aparecía a empresarios del sector en noches sombrías del anterior mandato, no existe. “Barcelona es una ciudad ‘business friendly’”, proclamó Marcé tras la reunión, empleando las palabras, quizá sin ser consciente de ello, que el mismísimo Artur Mas utilizó en la campaña electoral del 2010, cuando prometía que si lograba dirigirlo, el suyo sería un Govern amable con los negocios, que eso quiere decir la expresión.

Barcelona, como destacó el edil Marcé, cierra los primeros ocho meses del 2019 con un récord de turismo: 8,1 millones de turistas han visitado la ciudad de enero a agosto, con más de 22 millones de pernoctaciones. De ese total de visitantes, 5,7 millones se han alojado en hoteles (que se han llevado 14,6 millones de pernoctaciones), y 2,4 millones, en apartamentos turísticos, (7,5 millones de pernoctaciones). Desde enero, las pernoctaciones en hoteles han crecido un 7,2%, y las de pisos turísticos, un 14,2%.

Las cifras fueron dadas a conocer a los participantes en el encuentro, entre otros, PIMEC, la Cambra de Comerç y el gremio de los hoteleros.  El concejal también subrayó que Barcelona ha alcanzado un máximo histórico en afiliaciones a la Seguridad Social, con 1,14 millones de afiliados en el segundo trimestre del año.

La regulación hotelera

Otra cosa que probó Marcé es que una parte sustancial del actual gobierno de Barcelona no abona el recelo que el equipo de Colau presentaba, en el 2015, ante el sector turístico cuando se hizo con las riendas del consistorio: incluso se comprometió a mejorar la iluminación de algunas zonas, una reclamación de parte del comercio.

En contraste, se hace difícil imaginar a los concejales de Barcelona en Comú celebrando el récord de turismo en Barcelona con los comerciantes. No es necesario imaginarlo: en el encuentro con los agentes económicos y sociales solo participaron ediles socialistas: Collboni, Marcé y la responsable de Comercio y Mercados, Montserrat Ballarín. En cuanto al récord, por cierto, da que pensar: si es cierto que en la ciudad se han dejado de hacer 30 hoteles en los últimos años a causa de la regulación hotelera, el PEUAT, ¿cuál hubiera sido la cifra del récord sin esa regulación?

Marcé también descartó la idea de que esa regulación hotelera cause resquemor en los agentes económicos, pese a que es conocido que el sector lo ha cuestionado en el frente judicial, en el que se han registrado victorias parciales contra la norma restrictiva. El edil se embrolló un tanto al aventurar que hay un 8% de apartamentos turísticos ilegales. Porque cuando se le repreguntó, admitió que esa cifra no tenía “base científica”. También dio a entender que es muy complicado combatir esa actividad, y precisó que el ayuntamiento espera la colaboración de plataformas como Airbnb, de la que dijo que quizá debería contemplar tener menos beneficio si eso resulta de cumplir con las restricciones de la regulación hotelera. Pero luego vino a decir que no hablaba de limitación de beneficios.

Gestionar el turismo

En definitiva, Marcé abrió varias puertas en su comparecencia que después no llevaron a muchos caminos, y aunque afirmó que el gobierno no está contra el turismo, recalcó que debe ser gestionado, un argumento que la propia Colau ha defendido. Lo que el concejal explicó es que más que reducir el turismo, hay que intentar que sea de mayor calidad. Y aunque no acabó de precisar el mensaje, argumentó que está a favor de que vengan menos turistas de sol y playa, “turismo pasivo”, y más integrantes del turismo “aspiracional”, por el que se entendió que definía a visitantes con una actividad prevista en Barcelona con algún valor añadido. Es decir, que no solo vayan a la playa.

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