GENERACIONES CONTRA LA CRISIS CLIMÁTICA

Los herederos de la Mercè

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Carlos Márquez Daniel

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Tras la tempestad suele venir la calma, y después de un concierto siempre llegan los de la limpieza. Es el abecé de cualquier fiesta popular, también durante la Mercè, porque en la liberación que supone la música y el jolgorio entre amigos se presupone cierto descuido en materia ecologista. Y ahí están los tipos de blanco y verde, con sus escobas afiladas, con sus coches eléctricos cargados de agua, listos para asear los suelos pero también un poco la conciencia de los jóvenes. El viernes, sin embargo, algo cambió en la playa del Bogatell. Antes de que desembarcara la patrulla municipal, una veintena de chavales se organizaron para adecentar la arena. Juntaron todo el plástico en bolsas y se fueron. Lo dejaron todo fetén. Son los herederos de la Mercè de otra Barcelona que creen posible.

Actuaban La Casa AzulDorian Oques Grasses, una combinación que atrajo al litoral a cerca de 70.000 personas. Todo terminó sobre las tres de la madrugada. En la memoria de muchos, el lamentable estado en el que suele quedar la playa tras los festejos de la noche de Sant Joan. Aquí, sin embargo, el público era distinto, más local, de entre 15 y 25 años. Y no es gratuita la mención a esta generación, pues son ellos los que más están bebiendo de la nueva marea social contra la crisis climática. Lo fácil sería decir que les guía Greta Thunberg, la joven sueca de 16 años que en septiembre del 2018 inició una huelga escolar en defensa del planeta y que se ha convertido en un referente mundial. Pero no solo es eso. Estos chavales que basculan entre la escuela y la edad adulta están cambiando sus hábitos por decisión propia y, lo más importante, están arrastrando a sus familias. En el uso de plásticos, por ejemplo, pero también en la alimentación, la movilidad o la responsabilidad ante la basura que uno genera. De ahí la cara de pasmo del personal de saneamiento urbano durante la madrugada del viernes al sábado.

"Sin buscar notoriedad"

Carlos Vázquez es el director de Servicios de Limpieza del ayuntamiento y vale la pena escuchar cómo vivió en primera persona la situación. "Terminó la música y la gente empezó a marcharse poco a poco. Cuando todavía no habíamos entrado, un grupo de jóvenes de unos 20 años y que también había ido al concierto empezaron a recoger latas y botellas y lo apilaron todo en bolsas de plástico en un rincón. Lo hacían sin llamar la atención, con total naturalidad y discreción. Yo me quedé alucinado". Cuenta que en sus casi dos décadas de trabajo municipal, jamás se había encontrado con semejante actitud ciudadana. Estuvieron algo menos de media hora, "un ejercicio de responsabilidad brutal", resume Vázquez a este diario. "Quiero pensar que esto no es flor de un día, que estos chavales forman parte de una generación concienciada y que esto sale de ellos porque lo tienen interiorizado".  Le llamó mucho la atención que limpiaran toda la playa y no solo su zona, y que lo hicieran "sin buscar notoriedad" alguna. "Nos impactó mucho, fue muy bonito", sostiene. 

La cuadrilla local de limpieza está formada estos días de la Mercè por cerca de 1.200 personas. Su responsable explica que ahora no es el Saigón de años atrás, cuando todo eran vasos y vasitos de plástico y la cantidad de residuos recogida era insultante. "Desde que se entregan vasos reutilizabes y retornables a un euro, la cosa ha cambiado mucho, ha bajado dos terceras partes la suciedad, pero siguen quedando las latas que venden los 'lateros' y todo lo que trae la gente de casa para hacer botellón". El top 3 de eventos marranos de la capital catalana, detalla este especialista, lo lidera la verbena de Sant Joan, cuando los arenales se llenan, sobre todo, de extranjeros sin muchos miramientos ecologistas. Le siguen las fiestas de Gràcia y la Mercè. Todo, con la urgencia de actuar deprisa porque la playa se reabre o los barrios vuelven a la plácida rutina. 

Ejemplo en el fútbol

Hace poco más de un año se producía una escena que dio la vuelta al planeta y que hoy quizás ya no resultaría tan llamativa. Durante el Mundial de Fútbol de Rusia, los aficionados de las selecciones de Japón Senegal se dedicaron a limpiar el estadio una vez terminados los respectivos encuentros de sus equipos. Aquello despertó aplausos y vítores, se habló de educación, de principios, de costumbres interiorizadas desde la tierna infancia. 

En estos meses también ha cogido empuje la práctica del 'plogging', esto es, la combinación de ejercicio con el cuidado del medio ambiente. Se trata, básicamente, de incorporar la recogida de basura en las salidas a correr o en las excursiones a pie. Bolsa, trote e ir recogiendo papeles y plásticos conforme uno va sumando kilómetros. Lo inventaron en Suecia, curiosamente, el país de la incansable Greta. Son iniciativas puntuales que trascienden a lo que pasó el viernes en el Bogatell, donde se hizo carne una nueva manera de ser persona. Estos chicos quizás nunca lean el pregón de la Mercè, pero está claro que tienen mucho que decir.