Patrimonio en peligro

La restauración del edificio de CCOO de Vía Laietana ya tiene plan y calendario

El bloque lleva 13 años con una marquesina y malla de seguridad, ya caducadas, esperando a ser reformado

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Natàlia Farré

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Edifico monumental, sí; y deterioro monumental, también. Así es y así se encuentra la que se levantó como sede de la Caja Mútua Popular en 1925. Y el que ahora es sede de CCOO por obra y gracia del patrimonio sindical acumulado. Cae a pedazos. No lo merece. El edificio quizá no es de los más interesantes de la Vía Laietana. Pero responde a lo que se buscaba en la época: monumentalidad a partir de una cierta tipología americana de edificios: grandes paramentos de cristal y estructura industrial para una calle que quería emular las vías financieras de Nueva York. 

Además tiene su punto icónico, es lo más parecido al Flatiron que hay en Barcelona, y popularidad: todo el mundo lo conoce y no son pocos los que se preguntan qué pasa con él. También los hay que lo dan por cerrado. Ni tiene la persiana bajada ni peligra su existencia, pero sí reclama a gritos una rehabilitación que nunca llega. La dirección de CCOO lleva 13 años suplicando su restauración al Gobierno (el es patrimonio del Estado), y este lleva otros tantos diciendo que sí pero el sí definitivo está permanentemente en barbecho. Hasta ahora. Hay proyecto entregado, el segundo, y un proceso en marcha que si cumple los tempos terminará en el 2022.

Confianza, poca

"Parece que ahora va en serio, pero lo decimos con la boca pequeña porque hace años que pasa lo mismo: un día viene el Ministerio de Trabajo y dice que ya está todo a punto, y luego siempre hay alguna excusa para posponerlo. Confianza tenemos poca porque la historia es muy larga, pero se han hecho pasos". Palabra de Montse Ros, responsable de Comunicació Integral i Finances del sindicato. Los pasos hechos son una partida presupuestaria aprobada (en los presupuestos ahora prorrogados), licitación de las direcciones facultativas y de seguridad, un plan actualmente sobre la mesa del arquitecto del ministerio pendiente de ser validado para pasar a la mesa de contratación y un cronograma de la licitación de la obra, un proceso largo para un trabajo de esta envergadura. De ahí que la meta para lucir edificio en condiciones sea finales del 2022. 

Pero en el caso que nos ocupa las cosas nunca son como parecen. Hay elecciones a la vista y eso puede ser un problema: "La experiencia nos dice que cualquier provisionalidad política afecta una obra de esta cuantía", lamenta Xavier Blanco, director de Serveis Interns i Gestió del Patromoni. No en vano cada vez que la rehabilitación ha arrancado, un cambio de Gobierno o una retahíla de elecciones lo han bloqueado. "Nunca ha existido la voluntad política de arreglarlo", sostienen desde el sindicato. Los 13 años transcurridos desde la caída del primer ornamento de la fachada avalan lo dicho. En el 2006, se desplomó una piedra la vigilia de la cabalgata de reyes. No hubo desgracias. De haber sido el día en que sus majestades  remontaban la calle, quizá el lamento habría sido grande. 

Intervención de urgencia

Desde entonces ha habido montones de gestiones con el Ministerio, un primer plan de restauración (ya caducado) la colocación de dos mallas y una marquesina que cubren el edificio para proteger al transeúnte. Estas están más que caducadas pero la alegalidad no es motivo de multa. La sanción es cosa del ayuntamiento y la propiedad del edificio cosa del Estado. Y las administraciones públicas no se penalizan entre ellas. 

Ha habido, también,  más desprendimientos, arenisca que no retiene la malla de tela (casi inexistente) y trozos del mármol y del revoque que cubren la parte baja de la fachada. Una situación ya peligrosa. De manera que a la espera de la rehabilitación definitiva si habrá, en breve, una intervención de urgencia por peligro inminente. Se hará en la segunda malla (la de tela), la parte baja de la fachada y el templete de la azotea, que tiene grietas por las que pasa una mano. El ministerio ha tramitado un expediente urgente que no necesita licitación. La fecha prevista para las obras de urgencia era el 15 de septiembre pero aún no han empezado. En el sindicato están seguros de que se harán, de lo contrario podría haber consecuencias penales.  

6,5 millones de euros

La rehabilitación grande, la de verdad, tuvo un primer plan presentado en el 2010 y ya caducado que presupuestó un montante de 5, 9 millones de euros. El actual, presentado a finales de julio, alcanza los 6’5 millones. La diferencia de precio radica básicamente en los marcos de las ventanas (hay 233) pensados en el 2010 de aluminio y exigidos de madera ahora por el ayuntamiento. El edificio está catalogado, es BCIL (Bien Cultural de Interés Local) y ello conlleva unas servitudes, como mantener los elementos originales. Intocable la espectacular escalera interior e imprescindible recolocar las tres esculturas que coronaban el templete y que en la actualidad descansan semideshechas y envueltas en una lona en el suelo de la azotea. Dos de ellas, la tercera sencillamente no existe. Habrá que hacerlas de nuevo, como habrá que crear los desaparecidos huevos de piedra que coronaban parte de la balustrada.

El deterioro al que ha llegado el edificio (en su momento las palomas campaban a sus anchas en la décima planta) deriva de su historia. El edificio albergó el sindicato vertical, y en los últimos años del franquismo ya sufrió una gran falta de mantenimiento que se agravó en la Transición con la indefinición de su futuro que estaba claro que tarde temprano acabaría pasando a los sindicatos. Y así fue, son patrimonio sindical acumulado, ello significa que el Estado tiene la propiedad (y la obligación de mantener fachadas y cubiertas) y los CCOO, el uso y obligación de mantener su funcionamiento. 

Propiedad para el Estado y uso para los sindicatos

El edificio de CCOO obreras fue <strong>sede del sindicato vertical en época franquista. </strong>Como otros muchos, se trataba de edificios construidos o mantenidos con las aportaciones, obligadas, de trabajadores y, en menor medida, de empresarios. Durante la Transición, la ley orgánica de patrimonio sindical en 1982 dejó claro que dicho edificios debían ser devueltos a sus herederos, en este caso, las patronales y sindicatos representativos. Así, CCOO, que cuenta con una representación del 41% en Catalunya y el 39,5% en España, optó por ocupar el edificio. Primero ilegalmente y luego legalmente. Hasta el año pasado compartió espacio con la CGT y hasta el 2010 con la UGT. Ley en mano, la propiedad y el mantenimiento de fachadas y cubiertas corre a cargo del Ministerio de Trabajo; el mantenimiento interior y ordinario, de CCOO que es quien tiene el uso en función de su representación.