conflicto de convivencia

Los barrios de Barcelona medirán este sábado su fuerza en una marcha contra la inseguridad

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Patricia Castán

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La hora de la verdad ha llegado en muchos barrios barceloneses. Las pequeñas trincheras que han abierto este verano diversos vecindarios contra la inseguridad, a base de pancartas, caceroladas, marchas por zonas conflictivas y otras iniciativas casi espontáneas, confluirán mañana sábado en una movilización con mayúsculas, a tenor de la lista de entidades participantes en el Tsunami Vecinal que recorrerá buena parte de Barcelona. No es la primera movilización organizada bajo este paraguas, pero sí la que se adivina más nutrida, teniendo en cuenta cómo han estado los ánimos estos últimos meses en zonas como la Barceloneta, el Besòs, el Raval o la Verneda, ante el repunte de la delincuencia.  La movilización concluirá con la lectura de un manifiesto que se entregará en el ayuntamiento y la Generalitat, aunque sus reivindicaciones van mucho más allá, y apuntan del Estado a la Fiscalía.

El tsunami que se avecina se ha ido cociendo a fuego lento, tras los diversos focos delictivos declarados en zonas muy dispares del mapa local. Por eso mismo, Manel Martínez, vicepresidente de la Associació de Veïns de la Barceloneta y uno de los portavoces de la movilización, enfatiza que no se pretende crear alarmismo. “No queremos que se etiquete a Barcelona de insegura, pero vemos que hay diversos focos de conflicto donde si no se actúa se irá a más, la situación puede empeorar”, mantiene.

El movimiento cuenta ya con unas 40 entidades adscritas tras la entrada de vecinos y comerciantes de Sant Antoni, Gràcia o la Verneda, ahora también movilizados por sus respectivos conflictos. Para poder vertebrar a tantas zonas la marcha se ha organizado con distintos puntos de encuentro y recorridos que, como afluentes, conducirán a un río principal por la Via Laietana, hasta llegar a la plaza de Sant Jaume a partir de las seis de la tarde.

La delincuencia y el incivismo son los argumentos fundamentales pero no los únicos. También habrá reivindicaciones sociales y urbanísticas porque, explica Martínez, antes de llegar a las ocupaciones de viviendas por parte de narcotraficantes, se ha pasado por un "descontrol sobre los pisos vacíos" en la capital catalana.

Estos son los puntos de encuentro, algunos de los grupos y las casuísticas.

Raval y Sant Antoni

Uno de los principales puntos de encuentro se ha ubicado justo frente al gato de Botero que preside la Rambla del Raval. Allí se reunirán vecinos del Raval y comerciantes de Sant Antoni, entre otros, desde donde bajarán a la zona de Drassanes y Colón. En ese punto confluirán con los vecinos del Gòtic, que se habrán dado cita también en Nou de la Rambla con la Rambla, a las 17.30.

La zona del Raval fue la primera en sufrir la invasión de los narcopisos, que aunque parecieron parcialmente erradicados tras una gran operación policial este verano, en las útimas semanas han vuelto a resurgir, según explica Lluis González, vicepresidente y portavoz de la Associació de Veïns del Raval.  No es el único problema de un barrio donde se han disparado los robos violentos en plena calle y la presencia de toxicómanos deambulando por sus portales, relata. Cuenta también que esta inseguridad ha cambiado hábitos de vida de los vecinos, sobre todo personas mayores y mujeres. Y cita como ejemplo a una señora que hace unos días cogió un taxi para recorrer de noche apenas unos metros hasta la farmacia de la Rambla, tal era el temor que sentía a algún incidente.

Un barrio colindante y con otros problemas es Sant Antoni, donde este verano se creo la plataforma Sant Antoni Vigila, tras un alud de robos a comercios. Cuentan que desde que hay más presencia policial la situación ha mejorado, pero en agosto registran al menos ocho robos a establecimientos. Por eso piden más vigilancia nocturna e insisten en reclamar un cambio legislativo que castigue la reincidencia. “Volvemos a ver en la calle a los que han robado unos días antes”, se queja su portavoz, Lídia Sánchez. Para insistir en sus demandas el 20 de septiembre cerrarán sus persianas durante 10 minutos y harán una pitada reivindicativa.

Poble Sec y Hostafrancs

Ambos barrios y otros de Sants han fijado como punto de encuentro las Tres Xemeneies del Paral·lel, desde donde marcharán hasta sumarse a los vecinos del Raval, rumbo a la Via Laietana. En el Poble Sec han vivido ocupaciones de bajos comerciales donde se han instalado traficantes de droga, que ha propiciado muchas quejas vecinales. Aunque el tesón de los residentes ha logrado algún desalojo. También se quejan de robos, peleas y presencia de grupos de delincuentes que se han ubicado en edificaciones de la falda de Montjuïc.

Barceloneta

El barrio marinero está bregado en manifestaciones estivales, ya que suma veranos clamando contra el incivismo, la delincuencia, los excesos turísticos y los problemas de movilidad en la zona, donde campan todo tipo de vehículos de dos ruedas. La Associació de Veïns de la Barceloneta es uno de los motores del Tsunami, tras haber mantenido un puñado de reuniones con el ayuntamiento en los últimos años con pocos resultados prácticos. Manel Martínez, su vicepresidente, alerta de la gran cantidad de robos que se han producido estos meses en sus pequeñas calles, de la presencia de delincuentes en algunos parques y plazas donde trapichean visiblemente, y de los problemas de ocupación de la vía pública que generan la venta ambulante y un ejército de patinetes, bicis y trixis. Partirán de la plaza de Joan Boscà.

Vila Ollímpica-Poblenou

Los vecinos de estos barrios se encontrarán en la plaza de los Voluntaris. Además de los robos, el ocio nocturno es  uno de los problemas que desvela a la zona olímpica, donde hay poca presencia policial pese a la gran afluencia de público. El Port Olimpic (los locales del Moll de Gregal a la izquierda del Hotel Arts) ha sufrido dos incidentes con víctimas mortales en pocas semanas, pero las peleas y el incivismo son comunes en la zona.

Diagonal Mar, Besòs, Maresme, Verneda

Dibujan algunos de los puntos más calientes del momento y por separado han protagonizado protestas y caceroladas todo el verano. Desde la vocalía de Seguridad de la asociación de vecinos del Maresme, Ramon Tur relata que las operaciones en el Raval han trasladado la venta de drogas con más fuerza a la Mina, y por proximidad a su barrio, donde ha aumentado la delincuencia. Los padres acompañan a sus hijos para que puedan salir a determinadas horas y los vecinos están cansados de vivir con miedo. En el Besòs rechazan la construcción de un posible centro de atención inmediata para menas; y se han multiplicado las ocupaciones conflictivas con uso de narcopisos, como también ha sucedido en la Verneda, con robos y más incivismo, denuncian. Incluso la cotizada zona de Diagonal Mar está viviendo meses de agitación, con más robos en los pisos de sus rascacielos y presencia de toxicómanos en el parque de Diagonal Mar, donde ha sido necesario retirar a diario jeringuillas, relata Mari Carmen García, de la asociación y también del Moviment Diagonal Mar.