CURIOSO HALLAZGO

El elevado precio de las campanas de la Santa Maria del Mar en 1714

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Natàlia Farré

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Durante el año 1714, las iglesias de Barcelona repicaron sus campanas para llamar a 'sometent' como señal de alarma y llamamiento a defenderse del enemigo (de hecho, de la tradición de convocar vía campanario recibe  el nombre la milicia, 'so emetent'). Ello supuso que el 11 de septiembre las tropas borbónicas requisaran todas las campanas de la ciudad que habían cumplido con ese cometido. Es lo que se llamaba 'derecho de campanas'. El vencedor se quedaba con ellas y para recuperarlas había que pagar un elevado tributo. Y cuando mayor era el templo, más alta era la multa.

En Barcelona, las iglesias de mayores proporciones que tocaron a 'sometent' fueron la catedral, Santa Maria del Pi y Santa Maria del Mar. De las primeras no hay constancia documental de que las recuperaran pagando una sanción; de Santa Maria del Mar, sí. En el archivo diocesano de Barcelona se han descubierto los legajos que así lo indican. «'A instància del General y demes oficials de la Artilleria se ha fet petició y demanda de 2.492 lliures [...] per lo dret de campanes'», apunta un documento fechado el 21 de octubre. Una cantidad nada desdeñable: "Es el equivalente a tres millones de euros actuales". Palabra de Josep Maria Martí Bonet, doctor en Historia de la Iglesia y responsable del archivo diocesano.

Los daños de los bombardeos

Felipe V cobró y las campanas volvieron. No fue fácil, pues además del dinero de la multa, el templo debía sumar otras cantidades a obtener. Había pagos pendientes ordinarios provocados por la guerra y otros tantos no tan ordinarios también provocados por la contienda, como el arreglo de los daños provocados por los bombardeos.

La lluvia de artillería que salía de la Ciutadella destrozó la cubierta del templo y dejó en condiciones muy precarias la fachada y las torres. «'La iglesia se troba molt dirruida per ocasió de las bombes [...] segons la relació han feta los experts mestres de cases y fusters per dits reparos,  son menester mes de 2.000 lliures'». Eso también lo explican los legajos encontrados.

Fundir la plata

Para hacer frente a las 7.700 libras que se necesitaban para todo (multa, deudas y reconstrucción), la basílica pidió permiso al obispo para vender parte de sus joyas, objetos de culto de plata: una imagen de Santa Madrona, una corona, un palio, candelabros... Lo obtuvo y optó por fundir las mencionadas piezas y otras muchas hasta conseguir 400 kilos de plata, que fueron vendidos a los joyeros de la calle vecina, la de l’Argenteria. Con todo, consiguieron 3.387 libras.

El resto, hasta llegar a las 7.700 libras, salió de los prohombres de la ciudad como Pau Dalmases Ros (embajador de la Catalunya austriacista en Londres hasta 1714), Carlos de Llupiá e Ignasi Fontanet i Martell. Estos habían donado sumas para la factura de una nueva custodia pero renunciaron a ella para poder reconstruir Santa Maria del Mar. Todo sacado de "un documento espléndido que lo explica con detalle", asegura Martí Bonet.