REDES SOCIALES Y SEGURIDAD

'Patrullas ciudadanas virtuales': la fina línea entre la colaboración vecinal y la alarma social

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Manuel Arenas

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Si en algo coinciden administraciones públicas y cuerpos de seguridad en cuanto a las 'patrullas ciudadanas virtuales' es en que hay que diferenciar entre la colaboración ciudadana, necesaria para que los poderes públicos puedan desempeñar sus funciones eficientemente, y algo que va más allá de los límites legalmente previstos para dar cauce a esa cooperación vecinal y que, además de invadir competencias policiales, puede generar alarma social entre la ciudadanía.

Así explican esta diferencia fuentes de la tenencia de alcaldía de Seguridad y Prevención del Ayuntamiento de Barcelona: "Es fundamental fortalecer las redes de colaboración, pero esta colaboración nunca puede pasar a sustituir el trabajo policial; hacer investigaciones e identificaciones de personas que presuntamente han cometido un delito es un trabajo reservado a los profesionales [de la seguridad]".

Ciertamente, la línea es finísima cuando entran en juego las redes sociales y las plataformas online Un ejemplo de colaboración ciudadana exitosa que citan fuentes del Ayuntamiento de Barcelona es la que se produjo con la venta de drogas en Ciutat Vella: "El compromiso de los vecinos y vecinas y su colaboración con la Guardia Urbana permitió llegar a detectar los puntos de venta para desarrollar la actuación policial y judicial con mayor rapidez".

En sentido opuesto, Eugenio Zambrano, guardia urbano de Barcelona y secretario de Administración Local del CSIF, sindicato mayoritario de la Guardia Urbana en Barcelona, pone como ejemplo de rebasar los límites de la colaboración ciudadana al mapa de puntos negros delictivos en Barcelona que los 'Helpers' están creando; una "red social de seguridad ciudadana" en forma de 'app', concretan desde la plataforma, "donde queremos señalar las calles que transmiten más inseguridad a las mujeres, los puntos calientes de la ciudad que deberían evitar los turistas y los narcopisos para combatir la venta de droga".

Mientras desde las plataformas insisten en distanciarse de las patrullas vecinales callejeras, los cuerpos policiales las equiparan

A ojos de Zambrano, "estos mapas no contribuyen a nada bueno para la ciudadanía porque las plataformas que los crean no tienen la información; ese mapa no está basado en estadísticas oficiales: es cierto que ha llegado un punto en el que Barcelona es un punto negro en el Estado a nivel delincuencial, , que somos quienes tenemos criminólogos, estadistas y realizamos análisis técnicos para definir políticas públicas de seguridad".

Lo paradójico de estas plataformas es que, mientras algunas de ellas dicen estar "colaborando" -"muchas veces con buena voluntad", apostilla Zambrano- con las instituciones, desde esas instituciones y los cuerpos de seguridad replican que van más allá de la mera colaboración. 

Sin ir más lejos, desde plataformas como los 'Helpers' insisten en distanciarse de las patrullas vecinales que actúan en las calles, pero los cuerpos policiales no dudan en equipararlas -como hacen los Mossos d'Esquadra- o, al menos, advertir de que la 'patrulla' virtual puede ser la "antesala de la que se formará en la calle", expone Zambrano, del CSIF.

Combatir al delincuente... y a la víctima

Todos los cuerpos de seguridad y policías consultados para este reportaje coinciden en que el principal motivo para que la ciudadanía no rebase los límites previstos para la colaboración y participación ciudadana es justamente proteger a esa misma ciudadanía, la cual paradójicamente se mantiene activa en las redes sociales porque dice sentirse desprotegida por los poderes públicos. La pescadilla que se muerde la cola.

Desde la óptica policial, fuentes de los Mossos d’Esquadra consideran determinante “diferenciar entre la colaboración ciudadana, también en redes sociales, que nos es muy útil para actuar nosotros en consecuencia, y la actuación directa de la ciudadanía, con la cual los vecinos ponen en riesgo su propia seguridad”.

"Las 'patrullas ciudadanas virtuales' generan una alarma social innecesaria"

Eugenio Zambrano

— Guardia urbano del sindicato CSIF

Eugenio Zambrano, del CSIF, profundiza más. A su juicio, hay tres motivos por los cuales su sindicato desaconseja a la ciudadanía organizarse en ‘patrullas ciudadanas virtuales’: “Uno, porque generan una alarma social innecesaria y no contribuyen a la tranquilidad social; dos, porque pueden poner en peligro investigaciones abiertas de la Policía, por ejemplo en casos de delitos ‘in fraganti’; y tres, porque los propios vecinos están poniendo en peligro su propia integridad”.

Muy gráficamente, Zambrano pide a la ciudadanía que no sitúe a la Policía "en escenarios que no queremos estar". "Esto es fuerte y muy desagradable para un policía: , pues estas 'patrullas ciudadanas virtuales' nos están perjudicando; pueden entorpecernos una investigación en vez de hacer una contribución en positivo", concluye el guardia urbano.

"Patrullas sin formación, sin representación legal, sin control jurídico, nadie delimitando las responsabilidades... pueden acabar siendo poderes pseudomafiosos; no tardará en dar problemas superiores a los que pretenden evitar", apostilla Xavi Salla, abogado y profesor de Periodismo en la Universitat Autònoma de Barcelona.

La desinformación, en el ojo del huracán

Más allá de los riesgos en términos de seguridad, las 'patrullas ciudadanas virtuales' también plantean el oportuno debate de dónde está el límite entre la libertad de expresión y la desinformación, la cual, escapando a los filtros y criterios de los profesionales de la información, es la que puede acabar degenerando en la "alarma social" ajena a la realidad a la que aluden frecuentemente instituciones y cuerpos de seguridad. EL PERIÓDICO ha consultado a expertos para profundizar en esta cuestión.

Para el periodistaJuan Soto Ivars, que en el ensayo 'Arden las redes' profundiza en cómo las redes sociales limitan la libertad de expresión, "está claro" que la información no sometida a criterios profesionales que emite la ciudadanía "es libertad de expresión, pero se está encontrando con un problema que no había antes de las redes: no sólo es muy difícil discriminar qué es cierto y qué no, sino que cada vez más gente piensa que da igual que algo sea verdad o mentira".

"No me fío de los ayuntamientos para decir qué es cierto y qué es falso", señala el periodista Juan Soto Ivars

Raúl Magallón, investigador de la Universidad Carlos III y autor de 'Unfaking news', opina que las publicaciones de estas  plataformas analizadas en este reportaje "tienen la estructura narrativa" propia de los bulos, pero detalla que habría que analizarlas una por una para verificarlas. Lo que sí determina Magallón es que "los generadores de desinformación centran el foco del interés en cuestiones emocionales que apelan a la irracionalidad de los públicos para que estos asuman las noticias sin oposición y las compartan de forma rápida; una de las claves que desvelan si una información es falsa o malintencionada es la fuente de la que parten".

¿Y cómo disfrazar un bulo como noticia real? Magallón responde: vale "desde un supuesto testimonio desde el lugar de los hechos hasta material gráfico obtenido por otra persona, pasando por la utilización como fuente de webs con apariencia de diarios digitales". Además, el investigador considera relevante que "este tipo de bulos pretendan quedarse fuera del redar de los medios de comunicación para que estos no puedan verificarlos".

A pesar de estas dificultades para verificar la información, Soto Ivars recuerda que " si hay cuentas locales difundiendo bulos, debe ser la Policía y la prensa local la que informe". 

En este sentido, el periodista no duda en responsabilizar a los partidos políticos: "Dado que todos los partidos políticos distorsionan la realidad, me es imposible pensar en un vigilante adecuado. Tenemos cifras de seguridad ciudadana récord en el mundo y es el único mensaje que debería repetirse hasta en la sopa".

¿Existe pluralidad en las 'patrullas ciudadanas virtuales'?

De la propia existencia de las plataformas online donde miles de ciudadanos se informan y retroalimentan a base de alarmas delictivas también subyace la duda de si estos espacios son plurales en términos informativos o si, por el contrario, se pueden considerar 'cámaras de eco', esto es, "espacios huecos donde rebota el sonido de nuestras propias ideas porque sólo nos exponemos a medios y personas con ideas afines", en palabras del doctor en Ciencia Política e investigador social Gonzalo Rivero.

A juicio de Rivero, "podría ser que en estas comunidades [a las que hace referencia este reportaje] existan 'cámaras de eco'"; incluso "para unos participantes sí podrían ser 'cámaras de eco' mientras que para otros no", dependiendo del comportamiento de los usuarios. 

En este sentido, Silvia Majó-Vázquez, investigadora del Reuters Institute for the Study of Journalism de la diagnostica que "se tiende a asimiliar las redes sociales con 'cámaras de eco' sin que haya evidencia científica clara que lo confirme".

La visión de Majó-Vázquez es relevante porque incluso considera "más probable que haya más 'cámaras de eco' fuera que dentro de Internet", ya que, puntualiza, "tendemos más a relacionarnos con personas que comparten nuestras ideas fuera de internet que dentro", en referencia a grupos de amigos o familias, por ejemplo.

Cuando se vincula delincuencia con inmigración

Uno de los elementos comunes de las plataformas analizadas en este reportaje son las decenas de publicaciones en redes sociales que vinculan explícitamente delincuencia con inmigración. 

"Detectado un grupo de tres carteristas de origen sudamericano", publicaron los 'Helpers' de Barcelona el pasado 3 de agosto en su cuenta de Twitter. "¡Cuidado! Nos acaba de intentar robar una chica árabe", publicaba un usuario con iniciales J. B. el pasado 9 de agosto en el grupo de Facebook 'Tú no eres de Castelldefels si...". "Todos criminales: personas gitanas, marroquíes y dominicanos gritan mucho", publicaba el pasado 9 de julio anónimamente 'El Informer de L'Hospitalet de Llobregat". "¡Cuidado! En la Jacinto Verdaguer acabo de ver a dos chicos entre 25-30 años extranjeros, morenos...", publicó una usuaria con iniciales A. D. en el grupo de Facebook 'Santa Coloma Insegura' (2.700 miembros).

No es casualidad que estos grandes municipios, que están entre los que generan más publicaciones que vinculan delincuencia con inmigración, sean justamente, según datos actualizados del IdescatIdescatlos cuatro municipios metropolitanos con más población de origen extranjero en Catalunya: Santa Coloma de Gramenet (20,23%); L'Hospitalet de Llobregat (19,92%); Castelldefels (19,81%) y Barcelona (18,13%).

"Este tipo de publicaciones y todos los comentarios que generan alimentan el racismo"

Alba Cuevas

— Directora de SOS Racisme Catalunya

Alba Cuevas, directora de SOS Racisme Catalunya, considera que "este tipo de publicaciones y todos los comentarios que generan alimentan el racismo, a la vez que son el resultado de un imaginario colectivo que criminaliza a ciertos colectivos vinculando ciertas procedencias, el color de piel y determinadas culturas o religiones a la delincuencia". También Eugenio Zambrano redunda en este extremo: "Todo lo que salga en redes sociales criminaliza y estigmatiza personas y lugares".

Ahora bien, Zambrano diferencia entre redes sociales y medios de comunicación, en los cuales "sí tiene sentido que salga el origen extranjero del delincuente como un elemento identificativo más". En los mismos términos, el periodista Juan Soto Ivars "no cree" que sea racista informar en los medios del origen extranjero del supuesto autor, pero sí le parece "simplista" porque "quedarse ahí acarrea otro '-ismo'".

Por su parte, Yuly Jara, de la plataforma de fact-checking  Maldita Migración, incide en la importancia de la educación y alfabetización mediática como herramienta de la ciudadanía para combatir la desinformación y revela "un aumento de las consultas en Maldita.es relacionadas con la migración y el refugio". Si bien Jara asegura que "no podemos vincular los bulos a una ideología (extrema derecha) porque no tenemos datos que lo demuestren", Alba Cuevas sí concluye que "cada vez que la extrema derecha gana espacios de representatividad y poder, esto supone un altavoz para sus posicionamientos".

Desde los 'Helpers' -que sí aluden al origen migrante en sus publicaciones- reconocen haber tenido un "debate interno" sobre la cuestión de la xenofobia, pero "llegamos a la conclusión de que , que no recibimos subvenciones y que desde nuestra plataforma creemos que la libertad de información es esencial en una democracia. Dicho esto, no señalamos a nadie por su perfil étnico; señalamos a personas por sus actos delictivos y, cuando no hay fotografía, compartimos su descripción física con las autoridades pertinentes, sin interpretaciones ni prejuicios".

"La descripción física es un dato objetivo más. La buena convivencia y la seguridad ciudadana es la mejor herramienta para combatir la xenofobia", concluye la plataforma.

El caso de las ciudades con centros de menores extranjeros

Los casos en que con mayor intensidad se criminaliza a la inmigración con tintes xenófobos en redes sociales, en ocasiones hasta límites insospechados, son aquellos en que en los municipios surgen grupos contrarios a la apertura de centros de menores extranjeros no acompañados ('menas'). Estos grupos actúan en las calles mediante manifestaciones pero también tienen su 'versión digital'.

"Así como es importante que las administraciones garanticen la protección de los jóvenes no acompañados, también lo es que lo trasladen a la ciudadanía y lo enmarquen en la perspectiva de los derechos", apunta Alba Cuevas, de SOS Racisme.

Un ejemplo reciente de estos municipios catalanes -más allá de Masnou Castelldefels, entre otros- es Rubí (Vallès Occidental), donde antes de las elecciones municipales hubo concentraciones de vecinos tanto en contra como a favor de un centro de emergencia para 'menas'. A raíz del revuelo local, en Facebook se creó el  grupo público 'No al centro de menores en Rubí', que agrupa a 1.253 personas.

Algunas de las publicaciones que se han sucedido por parte de los vecinos en el citado grupo durante los últimos meses son ilustrativas. "A las 4.15 unos menas han atracado a mi hijo con el método mataleón [...] Quiero que los detengan y los devuelvan a su país de origen", publicaba una usuaria el pasado 9 de agosto en el grupo. "Anciana viuda española, 360 € al mes; mena marroquí de 6 años, casa, comida, salud y 660 € al mes, ¿cómo lo ves?", publicaba un usuario con iniciales M.A.P.G. el pasado 5 de agosto. "Un mena expone su proyecto multicultural: 'Voy a violar a todas las mujeres de Vitoria'", compartía una usuaria el pasado 9 de agosto vía 'LaNacionDigital.es',  como generadora de bulos.

El Ayuntamiento de Rubí, por su parte, no ha contestado a las preguntas de este diario sobre esta plataforma.

Alternativas locales de colaboración ciudadana

Preguntados por este diario, ayuntamientos catalanes de municipios con alta participación ciudadana en redes sociales sobre seguridad han trazado <strong>alternativas locales a las ‘patrullas ciudadanas virtuales’</strong> para dar cauce a la colaboración ciudadana; alternativas que, para bien o para mal, no gozan de la <strong>inmediatez y eficacia</strong> de las redes sociales -donde también están los cuerpos de seguridad, que recomiendan acudir a las fuentes oficiales-, que poco a poco van fiscalizando el espacio público y sustituyendo las vías tradicionales de comunicación.