BARCELONEANDO

Nuestras familias aparte

zentauroepp49626734 grafcat3371  badalona  barcelona   30 08 2019  la guardia ur190901112816

zentauroepp49626734 grafcat3371 badalona barcelona 30 08 2019 la guardia ur190901112816 / periodico

Carlos Márquez Daniel

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En una ciudad cada vez más globalizada y frenética todavía hay fenómenos que reconcilian con la cercanía. El pequeño comercio, por ejemplo, que sigue enseñándole el mentón a la venta por internet, nos recuerda a diario cuán importantes son sus escaparates para el paisaje y la vida urbana, pero también son lugares de conversación, ni que sea mientras van pasando los códigos de barras, y aunque el tema sea tan trivial como el cambio climático, lo mayor que se ha hecho el niño, la serie esa en la que cantan 'Bella ciao' o el partido de ayer del Júpiter. Los padres y hermanos no se eligen y te gustarán o no, pero es lo que hay. Pero luego están los entornos de confianza que uno va creando aquí o allá, en el campo de fútbol, en el parque o en el tren. Quizás no sean íntimos, pero son tus otras familias

En la playa del Cristall de Badalona, por ejemplo, donde estos días estaban que sí que no con una bomba que resultó ser hormigón, se creó hace años una pequeña comunidad de personas que solo se han visto en bañador. Puede suceder que se crucen por la calle con el mono de trabajo y que no se reconozcan. Porque se saben de piel morena o rojiza, de cuerpo esbelto o abultadito, de toalla a rayas o lisa, de silla de plástico o sombrilla. Se conocen desde el paseo marítimo hasta la orilla. Como mucho, habrán andado juntos hasta el coche, que ahora, por orden municipal, tienen que dejar al otro lado de las vías del tren del Maresme. Dos de los clásicos del lugar son el matrimonio formado por Félix y Fina, que tienen dos hijos y un nieto. Están jubilados -ella trabajaba en una fábrica de camisas y él fue casi siempre camarero- y llevan varios años pasando las mañanas estivales en este tranquilo arenal, que no queda lejos de su casa de Santa Coloma de Gramenet. "Aquella chica de ahí, la Marisa, viene desde un pueblo al lado de Sabadell. Aquí detrás se suele poner la Ana, que tiene una hija que está fuera trabajando y el otro día vino y le encantó el pastel que habíamos traído; fíjate en estas fotos".

Un poco de todo

Traen tortilla de patatas, empanada gallega, bollos horneados en casa. También una neverita con agua y algunos refrescos. Lo comparten todo con los que estén, pronto, antes de las 12 del mediodía. Admiten que alguno casi nunca aporta nada al festín, pero no importa y además pasa en las mejores familias. Para el domingo habían prometido migas. "A qué hora, Fina, dime a qué hora que no me las quiero perder", le reclamaba Joana el pasado viernes, mientras la lancha de la Guardia Civil seguía buscando explosivos en el agua. Cuentan que son "por lo menos 25 personas", y que en "esta familia de la playa" hay gente de todas las edades. Está José, Miguel, Carmen, Cristina, otra Josefina..., solo se ven en verano y aunque lo pueden llegar a saber todo los unos de los otros, muchos no han llegado ni a intercambiarse los teléfonos. Porque todo, con gran intensidad y afecto, empieza y termina en la arena. Lo que hagan más allá de la playa, ya es cosa suya.

En el Camp Nou sucede un fenómeno similar, pero mucho más curioso. Dos socios pueden conocerse desde hace más de 30 años pero no saber absolutamente nada el uno del otro. O casi nada. Sabes cómo se llama -pero no el apellido-, tienes claro que le encantaba Guardiola y que los jugadores franceses no le caen bien, sabrías imitar su celebración de los goles, si escucha la radio, si trae bocata, si es de los que viene de casa con un tapón de botella de plástico para tapar la que aquí te venden 'descorchada' para que no la tires al campo en un lance del juego. Pero a pesar de que han pasado décadas, no tienes ni idea de si es albañil o abogado, de si tiene hijos o es soltero, de si es de izquierdas o de derechas (en eso, ciertos abucheos pueden ayudar). Sabes que es del Barça y que en la media parte, tras la visita al excusado y como siempre, comentaréis el partido y rajaréis un poco de la directiva. Saludo al irse y hasta dentro de 15 días. Y si deja de venir..., mal asunto.

Muchas parejas se han enamorado en el Rodalies que cogen todas las mañanas a la misma hora. Las madres y los padres del parque saben los nombres de todos los niños pero el de ningún adulto con el que hablan, cómo no, de los peques. Los que tienen perros se pasan un buen rato departiendo mientras las mascotas se ponen finas olisqueándose los traseros. Y los corredores de Collserola que llevan años cruzándose en los senderos se saludan con la mirada ante lo complicado que les resulta articular palabra. Las ciudades son cada vez más grandes y diversas. Y eso, lejos de ser una mala noticia, es una oportunidad para ampliar el espectro, para sumar nuevas familias aparte