URBANISMO MEDIEVAL

Las huellas del tiempo en el que Barcelona fue una medina

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zentauroepp49302513 barcelona 02 08 2019 barcelona ruta de pasajes de 190805151820 / JORDI COTRINA

Helena López

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Aún no son las diez de la mañana y una quincena de turistas está ya encaramado sobre sus bicicletas de alquiler en la bonita (y pequeña) plaza de la Llana, a punto para iniciar su ruta guiada por las estrechas calles de Ciutat Vella. Desaparecen y, al cabo de nada, el espacio que han dejado vacío lo vuelve a llenar otro grupo igual de numeroso -también sobre ruedas-, con el mismo objetivo. Provocan la misma reacción -básicamente hartazgo-, entre un vecindario que tiene dificultades para andar por su propio barrio. Esta imagen tan habitual en el Casc Antic del siglo XXI sobre todo en verano se antojaría distópica para los urbanistas ilustrados de la segunda mitad del XVIII, que lucharon por dibujar los límites de lo privado y abanderaron la idea de que el espacio público, las calles, son de todo el mundo. Habla de ellos y del concepto moderno de vía pública, Xavier Simón, responsable de licencias de obras de Ciutat Vella y uno de los mayores conocedores de las entrañas arquitectónicas del distrito, de los siglos de historia(s) que se esconden tras las fachadas.

Simón explica que la idea del espacio público -y la necesidad de su gestión por parte de la administración- es moderna para hacer entender cómo funcionaba el desarrollo de la ciudad medieval, previa a ella. "En la edad media había una concepción tridimensional de la estructura de la propiedad, donde la apropiación no se hacía solo en altura a partir de una parcela, sino que también se hacía en sentido horizontal, de ahí la cantidad de pasos cubiertos.  Durante el siglo XVIII, fruto de la industrialización incipiente y de la crisis del campo, la ciudad pasó de 37.000 habitantes en 1718 a los 92.000 en 1792. Como la muralla no había crecido, se fueron apilando, añadiendo nuevas plantas a las casas ya existentes, ampliando el voladizo de las fachadas sobre la calles, reduciendo de forma alarmante la entrada de luz y ventilación, y la construcción directa sobre las calles mediante vueltas y pasos cubiertos. Valía todo para conseguir unos metros más de espacio para alojar a inquilinos y hacer casas de renta", relata el técnico municipal bajo uno de esos pasos, en el nacimiento de la calle d'En Boquer, en plaza de la Llana, por donde se han perdido los cicloturistas. 

La estructura urbana de mediados del XVIII recordaba a las medinas existentes en otras ciudades del Mediterráneo más meridional, prosigue el trabajador municipal, quien señala que era frecuente que se instalaran ganchos en los techos de las vueltas para pasar una cuerda y ayudar a girar los carros cuando no había suficiente radio de giro. "Los pasos que han llegado a hoy se pueden fechar a finales del siglo XVIII, pese a que probablemente provenían de estructuras ya cubiertas que se fueron consolidando y rehaciendo", indica Simón. La arquitecta Sílvia Julián, también técnica del distrito, señala que tienen detectados 63 pasos. Entre el 2012 y el 2013 el ayuntamiento hizo un estudio para cuantificar cuántos pasos había y cuál era la situación de cada uno, ya que algunos son privados y otros están tapados. "Hay callejuelas en las que el propio paseante no sabe si puede entrar o no, ya que no se sabe bien si son un callejón sin salida, la entrada a una finca privada", explica la arquitecta municipal bajo la calle de Gíriti, una en las que se ha actuado, cuya oscuridad en la imagen del Street View -hecha antes de la actuación- habla por sí sola. 

Luz contra la ceguera

Tras detectarlos y estudiarlos, se inició un programa de rehabilitación, partiendo de la tesis de que los espacios degradados generan malos usos. Desconocer si iban a algún lugar no era lo único que no invitaba a pasar. Muchos de esos pasos mostraban una degradación evidente. Además de a oscuras estaban sucios. "Se empezó a actuar en tres de la Ribera y ya llevamos 29", apunta Julián, quien indica que las principales actuaciones son ordenar los cables -muchos cuelgan peligrosamente-, limpiarlos y restaurar el techo, en muchos casos recuperando las características vigas de madera. En algunos la actuación ha incluido abrir puertas o ventanas. "Al abrir una puerta le pones ojos al pasaje. Es más difícil que alguien se ponga ahí a hacer algo que no debe si hay una ventana, ni que deje la basura si hay una puerta. A una pared ciega le pones cara", añade Simón. 

Otra de las actuaciones muy reivindicada por el vecindario es iluminarlos más -era fácil, ya que la mayoría no lo estaban- y mejor, para evitar que sean puntos oscuros por los que de miedo pasar, convertirlos en amables, que inviten a entrar  En el caso de Gíriti, durante la limpieza de las paredes hallaron restos del esgrafiado de un viejo anuncio, que también se han restaurado. Actualmente el distrito trabaja en la vuelta de Montada, 15 con la calle de Cremat Gran i Xic. Durante el último mandato la ciudad invirtió casi 670.000 euros en intervenir en 22 pasos cubiertos.

Entrada de carruajes

La distopía protagonizada por los turistas ciclistas de la plaza de la Llana prosigue a escasos metros, en Corders, 1. Bajo la placa que indica que el lugar es (era) una entrada para carruajes, sobre el azulejo con el número de la finca, el cartel de 'AinB Your apartments in Barcelona'. En la entrada del ahora alojamiento turístico, tras un cristal y un inquietante fluorescente rojo, los restos de una imponente arcada medieval. 

En un salto en el tiempo de esos tan fáciles de dar en Ciutat Vella con un poco de imaginación, si hablamos de zonas de paso en las que el paseante no tiene claro si pisa suelo público o privado merece la pena citar -y visitar- las galerías del edificio Nervión, que unen bajo cubierto las calles de Argenteria y Princesa, donde tomar una hamburguesa y un litro de refresco de cola sintiéndose en el escenario de 'Grease' (aunque a un gentrificador precio). La característica y 'vintage' cerámica verde que forra el pasaje ha pasado ya a formar parte de la arquitectura de una época a reivindicar y proteger.