EN PRIMERA PERSONA

Barcelona, ciudad sin ley

Una testigo relata la agresión contra un joven de 20 años al que un pistolero descerrajó cinco tiros en el Poblenou

Policías, junto a la víctima tiroteada en Poblenou.

Policías, junto a la víctima tiroteada en Poblenou. / periodico

Susu

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Al final fue una gran noche. Pero no sabéis lo que nos sucedió. Estábamos ahí sentados en la placita Prim del Poblenou a punto de degustar una dorada a la brasa cuando un encapuchado irrumpe en la plaza en monopatín y sudadera negra, saca una pistola apunta y dispara a un joven.

Nosotros escuchamos solo tres disparos. Pero al parecer fueron cinco. Le vi disparar claramente entre los árboles. Esos árboles centenarios que presiden la plaza y que ayer noche hacían de telón siniestro. Tras los disparos se escucharon los gritos de un joven durante unos segundos. Creímos que era teatro callejero al más puro estilo La Fura. Hasta la pistola sonó a broma. Pero era de verdad. Tal vez un ajuste de cuentas entre mafias. No sé.

"Un nudo en el estómago"

Se nos hizo un nudo en el estómago. Sobre todo porque la ambulancia tardó lo suficiente como para convencernos de que aquél joven de ninguna manera saldría adelante. Ojalá me equivoque y lo logre. Afortunadamente uno de los camareros era estudiante de medicina y auxilió como pudo al herido que en todo momento estuvo rodeado de gente. 

Pues sí, no estaba preparada para presenciar un crimen y aún ahora no sé qué es lo que siento. Tras los juegos del agua del casal, anular una reserva para ir a un lugar más tranquilo, mirar en el Google Map para no perderme entre calles y buscar aparcamiento. 

"Barcelona me recuerda al Bronx"

Normalmente esa zona del Poblenou te transporta a un pueblo de pescadores del sur. Quería una velada tranquila para mostrar a mi invitado una de las caras más auténticas de nuestra ciudad pero últimamente Barcelona empieza a recordarme al Bronx. En pocos días ha habido varios tiroteos. En Manuel Girona, en el Shoko, y ahora en la plaza Prim. ¿Qué está sucediendo?

Yo no quiero caer en culpar a la señora Colau porque me parece facilón. Creo más bien que la gente ha dejado de respetar la ley. Lo veo en pequeñas cosas cotidianas. En el tráfico. En los ciclistas. En los monopatines. En los dueños de los perros que no recogen sus heces. Cuando tus propios políticos lo cuestionan todo es normal que esa actitud se traslade a la ciudadanía.

De un tiempo a esta parte parece que se ha decidido que podemos hacer lo que nos de la gana. Se ha cuestionado tanto a la policía que ya nadie les teme. Ese es un gran problema y espero que logremos revertirlo cuanto antes por el bien y la seguridad de todos y para que nuestra querida Barcelona no termine convirtiéndose en una ciudad sin ley.