DECLARACIÓN ANTE EL JUEZ

"Sota estaba tranquila y el policía le disparó un tiro"

zentauroepp48803317 soc sota190626160611

zentauroepp48803317 soc sota190626160611 / periodico

J. G. Albalat

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Sota estaba tranquila, no ladraba, ni mordió a nadie. El policía sacó la pistol y le pegó un tiro". Así se ha expresado este miércoles el estonio Tauri Ruusalu ante el juez que investiga la muerte del animal el 22 de diciembre pasado en las proximidades de la plaza de España, en Barcelona. La acción de la Guardia Urbana de la capital catalana provocó una oleada de manifestaciones de partidos y asociaciones anilamistas.

Hasta un total de seis entidades de defensa de los animales se han personado en el proceso judicial para ejercer la acusación popular, a la que se suma la abogada del dueño del can, Inés Guardiola, del despacho Del Castillo, que lo hace de forma altruista. El próximo lunes está prevista la declaración como investigados de los dos agentes que participaron en la detención de Ruusalu, que habitualmente vive en la calle y no reclama indemnización. Este hombre también ha relatado que los policías le agredieron antes del arresto, durante y después en el conche patrulla. 

El sintecho ha explicado al juez que ese 22 de diciembre estaba paseando con su perro Sota por los alrededores de la plaza de España. El animal iba suelto, sin correa. Según su versión, los dos guardias urbanos le pararon porque creían que se estaba fumando un porrro, aspecto que él ha negado. Le pidieron la documentación, pero no la llevaba en ese momento porque se la había dejado en una casa. El testigo ha asegurado que cuando estaba apuntando su nombre en un papel, uno de los agentes le dio un golpe en la car y "sin justificación", según fuentes judiciales, sacó el arma y pegó un tiro a Sota.Según el testigo, la perra estaba calmada, no ladraba y no atacó  al agente. Después, Ruusalu fue detenido y llevado a comisaría.

La versión de los policías

La versión de los guardias urbanos difiere totalmente de la de Ruusalu. Según informó en su día la policía local de Barcelona, el sintecho fue parado por los agentes porque llevaba a Sota suelta y que la perra se abalanzó hacia uno de los agentes con intención de morderle en el cuello. Fue entonces cuando este sacó el arma y le disparó. El animal murió al instante.

Los policías sostienen que el dueño del perro estaba agresivo e incitó al animal, por lo que tuvieron que poner en marcha el protocolo para personas alteradas. La abogada los agentes, Paz Vallés,  ha preguntado al propietario del perro por un informe médico del Hospital Clínico que refiere que él explicó a los faculativos que la perra había mordido la ropa a uno de los agentes. La letrada del sintecho ha restado validez a ese documento, pues Ruusalu estaba detenido y bajo los efectos de la morfina. El testigo, además, ha negado que pronunciara estas palabras.

¿Dónde está el cuerpo?

El juez acordó a finales de mayo no solo la citación como imputados del guardia urbano que disparó a Sota y su compañero de patrulla, sino también que se devolviera el cuerpo de la perra a su dueño. Sin embargo, Ruusalu todavía no ha podido ver de nuevo al animal. Teóricamente el can, al que se le practicó necropsia, ha sido trasladado de un depósito municipal al Hospital Veterinario de Montjüic, pero, al parecer, allí no tienen constancia de ello. El juzgado se ha comprometido a resolver el enigma para que el sintecho pueda, al final, despedirse de la perra, que será incinerada. Uno de los datos curiosos de esta investigación es que el próximo lunes declararán cuatro testigos, dos de ellos en calidad de protegidos ante el temor a represalias. La abogada de los policías ha recurrido esta decisión.