La batalla de Barcelona

La alcaldesa, segunda temporada

Ada Colau y los regidores posan en la escalera del Ayuntamiento de Barcelona.

Ada Colau y los regidores posan en la escalera del Ayuntamiento de Barcelona. / periodico

Toni Sust

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Cada mañana, Ada Colau Ballano (Barcelona, 45 años) desayuna en su casa y, si la agenda se lo permite, lleva a sus hijos al colegio. Casi nunca puede ir a buscarlos por la tarde. Tiene dos: Luca, de ocho años, y Gael, de dos. Después de dejarlos, se va al ayuntamiento. Algo que hará cuatro años más, después de su relección. La conciliación familiar, contaba Colau estos días, "no ha acabado de funcionar" en su primer mandato al frente de la ciudad.

La alcaldesa de Barcelona, primera mujer en llegar al cargo, la primera en reeditarlo y la primera que ostentará la alcaldía sin ser la ganadora de las elecciones municipalesno contempla imitar a Pasqual Maragall e irse a dormir a domicilios de barceloneses de los distintos barrios de la ciudad, para poder pernoctar con su descendencia.

Vive en el mismo piso del barrio de Camp d'en Grassot, en Gràcia, en el que residía cuando logró la alcaldía, en el 2015. Una vivienda de 90 metros cuadrados, con tres habitaciones, por el que paga 1.300 euros mensuales, lo que supondría más de la mitad de su salario si lo abonara sola. Tiene un contrato de tres años de duración. Allí reside con sus hijos y su compañero, Adrià Alemany, antiguo activista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), de la que Colau fue portavoz y economista, reciclado en fontanero político: según precisa Barcelona en Comú, es responsable de relaciones institucionales. En la web del partido consta su salario: 1.800 euros por 14 pagas.

Los sueldos de la regidora y su compañero son públicos: la familia ingresa 4.000 euros por 14 mensualidades

Como el de Colau también es público y conocido, 2.200 euros -después del recorte voluntario que hacen los 'comuns'-, el presupuesto de la familia es de 4.000 euros por 14 pagas.

Intercambio de despachos

Al llegar al ayuntamiento, decidió no ocupar el despacho que empleaba Xavier Trias. En esa estancia en la que se acomodó el primer alcalde de CiU de la capital catalana se ha sentado los últimos cuatro años su hasta ahora director de alcaldía, Manu Simarro. Paradojas de la vida, se produjo un intercambio: la alcaldesa prefirió instalarse en el despacho del que fuera director de alcaldía de Trias, Albert Ortas. Para las visitas, utiliza el despacho institucional, como hacía Trias.

En realidad, cuentan testigos de su día a día, Colau no tiene mesa, solo la usa para acumular documentación, apenas emplea el ordenador y pasa poco tiempo en su despacho. Su principal herramienta de trabajo es el móvil. Solo lleva uno.

La alcaldesa ya no es, como hace cuatro años, la activista, la portavoz de la PAH que entra por primera vez en una institución. Ya se entrevista a sí misma como podría hacerlo un 'hippie' convertido en ejecutivo, exagerando un poco el vídeo de campaña en el que la Colau del pasado y la del presente se encontraban en un plató. Ya ha dado el paso de dejarse investir con los votos de Manuel Valls. En definitiva, en su segunda temporada, la alcaldesa ha subido un peldaño en la política más tradicional.

Coche oficial

Cuando devino alcaldesa mandó aparcar el Audi A6 que estaba previsto para llevarla por la ciudad, pero no por ello dejó de subirse a un coche oficial. Lo cambió por un monovolumen, marca Seat, que se moviliza con o sin ella dentro. Aunque a veces opte por desplazarse de otra forma, el vehículo la sigue allá donde vaya, para asegurar una posible evacuación.

La alcaldesa no tiene coche y su útimo viaje de vacaciones fue a una casa rural de Girona

La alcaldesa y Alemany no tienen coche particular.  Durante el mandato apenas han salido de la ciudad por ocio. La última vez, a una cara rural del Gironès. Afirma que tiene poco tiempo para la lectura. Su último libro ha sido 'Tres dies a la presó', una conversación entre Jordi Cuixart, encarcelado por el procés, y la periodista Gemma Nierga.

Colau no está apuntada a ningún gimnasio. Si tiene tiempo para cocinar, sus mejores platos, dice, son los espaguetti carbonara y el tiramisú. Tiene tele, pero pese a los vínculos familiares con el club –Alemany trabajó en el Barça-, no vio la debacle del Barça en Liverpool.

Asignaturas pendientes

Dicen sus rivales que las asignaturas pendientes de Colau son la vivienda y la seguridad. Pero lo que dice la Universitat de Barcelona (UB) es que tiene dos asignaturas de libre elección pendientes para acabar la carrera de Filosofía. Asegura que un día lo hará, que la carrera la empezó por gusto, y subraya que la acabará en recuerdo de su abuelo.