BARCELONEANDO

La gira rusa y china del creador de Makoki

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Ramón de España

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Miguel Gallardo (Lleida, 1955), gloria del underground español desde que, a finales de los 70 y a medias con Juanito Mediavilla y Felipe Borrayo, se inventó al loco Makoki y su entrañable pandilla de tarados alternativos, acaba de regresar de una gira triunfal por Rusia y China y quedo con él para que me la cuente. Nuestro hombre, además, se ha encargado de la parte gráfica de la novela de humor cafre 'El baile de los caídos', escrita por el guionista de 'La que se avecina' José Trabajo (no sé si fue él quien se inventó a ese Makoki rijoso y de extrema derecha que es el mayorista de pescado Antonio Recio, pero, por si acaso, le aplaudo desde aquí) y publicada por Temas de Hoy, que últimamente le está dando una mano de pintura a sus ediciones, como demuestra el reciente homenaje en forma de libro de Sergio Mora al gran Chiquito de la Calzada.

Miguel ha basado su tournée en su doble condición de dibujante -últimamente, por motivos económicos, se dedica más a la ilustración que al cómic, una lástima para los que seguimos considerando una obra maestra su Pepito Magefesa- y portavoz oficioso del autismo en nuestro país. Miguel tiene una hija autista, María, a la que ha dedicado dos álbumes estupendos, ''María y yo' (2007, llevado al cine por Félix Fernández de Castro) y 'María cumple 20 años' (2015). Le pregunto por ella, a la que no veo hace tiempo: "Está bien. En una institución, pero bien. Sigue más o menos como la recuerdas, con momentos adorables y situaciones en las que la matarías, como la última vez que pillamos un avión y se pasó todo el trayecto pinchando con un bolígrafo al pasajero de delante, un inglés estupendo con el que acabamos buscándole juegos a María en el ordenador".

Los dos libros dedicados a su hija se han traducido al ruso, pero no al chino. En Pekín, Miguel dio algunas clases magistrales y se entretuvo dándole conversación a su traductora: "Le pregunté por Mao y a duras penas sabía quién era. Llegué a la conclusión de que allí la gente se limita a vivir el presente y a intentar prosperar. A mi traductora, que era una chica encantadora, la política se la traía al pairo. Saben que lo suyo no es precisamente una democracia, pero tampoco hay lo que podríamos llamar una resistencia organizada. La tecnología es muy importante y cada uno va a lo suyo. Cuando le pedí a mi traductora que me llevara a un mercadillo lleno de parafernalia comunista -tema que, como ya sabes, es una de mis manías favoritas-, me vino a decir que ahí no había más que chorradas de la época de sus abuelos. ¡Cuando yo iba precisamente en busca de esas chorradas!"

El editor de Sant Petersburgo

Hong Kong le pareció un lugar futurista, propio de Blade Runner. Y en Rusia se puso en manos de su editor, Dmitry Yakovlev: "En Rusia no hay mucha afición a los comics. De hecho, yo diría que la industria rusa del tebeo es el amigo Dmitry, el que me ha editado los libros de María. Es el típico sujeto hiperactivo que monta conferencias y salones del cómic donde puede, pegando sablazos a instituciones y ayuntamientos, ya que del ministerio de cultura ruso no se puede esperar ni un rublo. Tiene la editorial en San Petersburgo, pero me llevó hasta un festival que había montado en Kabharovs, cerca de Moscú, donde se representaba una obra de teatro basada en 'María y yo'. De hecho, lo que más me divirtió de Rusia fueron sus restaurantes exóticos. Fuimos a un chino en el que los camareros eran rusos maquillados de chino, como Christopher Lee en las películas de Fumanchú, y a un oriental llamado Las mil y una noches que lo mismo: rusos disfrazados de asistentes de Scherezade. Debían ser sendas trampas para turistas, pues ahí solo estábamos Dmitry, la traductora y yo, pero me lo pasé muy bien: ya sabes que siempre me han entretenido los aspectos más chuscos de la vida".

Cierto. Por eso se ha puesto las botas con las ilustraciones de 'El baile de los caídos', historia sobre un Franco zombi salido de la tumba: a través de los dibujos de Gallardo se puede seguir la evolución de España desde la transición hasta el presente. Lo digo para aquellos fans de Miguel a los que les dé pereza leer la novela.