La Guardia Urbana recibe formación obligatoria sobre violencia machista

Hay tres turnos, de mañana, tarde y noche. Es importante poner facilidades para que ningún miembro del cuerpo se las pierda. El contenido es sensible y estratégico. Es martes, son las 10 de la mañana y las aulas están llenas. En la primera, agentes que trabajan en el distrito de Sant Martí están recibiendo una formación sobre diversidad religiosa en la que les están ofreciendo herramientas y recursos para conocer e interactuar con las comunidades y entidades religiosas de su territorio. En la de al lado, igual de llena, decenas de agente de paisano escuchan a un compañero hablarles sobre asuntos como el 'sexting', estos días muy presente en los informativos y en las conversaciones de café tras el reciente suicidio de la trabajadora de Iveco. "Dentro del cuerpo todos tenemos en la cabeza casos muy cercanos", señala el agente-profesor, haciendo referencia sin hacerlo explícitamente al conocido mediáticamente como caso de la cibervenganza de la Guardia Urbana.

El formador, el único de uniforme en la sala, por la que pasarán las 2.900 personas que conforman el cuerpo, habla del 'sexting' para poner al día a sus alumnos sobre los cambios en el Código Penal del 2015, que establece, en este caso, prisión de tres meses a un año y multas "por la difusión de imágenes íntimas sin permiso, aun cuando la grabación fuera consentida". El ejemplo forma parte del temario del curso sobre violencia machista, enmarcado en el Plan Director de la Guardia Urbana del 2016, que incluye el plan de formación y desarrollo profesional 2016, en el que se abordan aspectos sobre derechos humanos, género e igualdad.

Vertiente asistencial

El subinspector Márquez, uno de los formadores, señala la importancia de estas formaciones. "La Guardia Urbana es la policía que está a pie de calle y la primera que tiene que atender estos casos. Tenemos una gran vertiente asistencial y debemos tener la formación necesaria para ello", resume el policía, quien apunta que la formación da también importancia a la parte teórica, ya que la legislación y la jurisprudencia se van adaptando a los nuevos delitos. El policía cita el cambio del código penal del 2015 por el caso del 'sexting', y, a nivel internacional, el Convenio del Consejo de Europa, conocido como Convenio de Estambul, sobre prevención contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, ratificado por España en el 2014. 

Pero el objetivo es que la policía que tiene como misión ser la más cercana a la ciudadanía no solo esté al día sobre las novedades legales para poder ofrecérsela a las víctimas, sino que tengan los conocimientos para tratarlas con la sensibilidad que necesitan. Y, sobre todo, darles herramientas para cumplir con la función de prevención que se espera del cuerpo. Que sean conscientes. "La sociedad ha cambiado y la Guardia Urbana, también. Antes, si te encontrabas a una pareja discutiendo y la mujer estaba llorando, quizá podías pensar que eran cosas suyas, de pareja, no te metías. Ahora seguro que te acercarás a preguntarle a la mujer si está bien y necesita ayuda", ejemplifica el subinspector.

Cuerpo muy masculinizado

Y el agente pone otro ejemplo de este cambio de mirada y de este trabajo por la sensibilización de un cuerpo todavía muy masculinizado. "Para dirigirse a una mujer transexual, por ejemplo, un policía tiene que hacerlo como eso, como una mujer, ponga lo que ponga en su DNI", explica el formador. En las clases -en las que se usan muchos casos prácticos- los agentes reciben también pinceladas sobre psicología, como qué es el 'shock emocional' (puede que una mujer no denuncie, pero como policías de proximidad, si perciben alguna señal de alerta, tienen que estar muy pendientes porque la ausencia de denuncia puede tener muchos orígenes).