LA RESACA ELECTORAL

Valls y Ciutadans agrietan su relación tras la cita electoral

Acto de campaña a las municipales de Manuel Valls

Acto de campaña a las municipales de Manuel Valls / periodico

Júlia Regué

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Manuel Valls y Ciutadans (Cs) siguieron la noche electoral en habitaciones separadas del mismo hotel. Los naranjas habían convocado inicialmente a los periodistas en su sede pero cambiaron de idea el mismo domingo. Coincidieron en la sala de prensa una vez finalizado el escrutinio. El candidato a la alcaldía tomó la palabra primero. Diez minutos después lo hizo Carlos Carrizosa. Un lapso de tiempo que aprovecharon para modificar mínimamente el 'atrezzo' colocando su corazón de tres banderas en el atril.  

Valls sorprendió con un mensaje muy claro dirigido a sus socios de papeleta: si pactáis con Vox, rompemos. Lo dijo especialmente por la alcaldía y la comunidad de Madrid, donde la suma de los tres partidos de derechas supera a los ganadores. Según fuentes de la lista de Valls, la declaración fue recibida con estupor por los miembros de Cs, ya que desconocían el contenido del discurso y no se esperaban una advertencia de tal magnitud. Carrizosa la pasó por alto y no replicó. "El discurso fue la culminación de largos desencuentros", señalan estas voces, que explican que los rifirrafes no han dejado de sucederse en el seno de Barcelona pel Canvi - Cs. 

No era la primera vez que el exprimer ministro francés evidenciaba su incomodidad por el acercamiento de los naranjas a la extrema derecha, pero sí fue el día que habló más claro. Criticó abiertamente el pacto andaluz y se negó a aparecer en la fotografía de la triple derecha en la plaza de Colón pese a estar presente en la concentración. Dos gestos que enervaron especialmente a Cs y que tuvieron consecuencias en las relaciones internas hasta el punto en que el líder nacional, Albert Rivera, no ha acudido a ningún acto público junto al candidato en campaña.  

Tres y tres

Si Cs abre las puertas a Vox para desencallar nuevos gobiernos en los que quiere formar parte, la ruptura con Valls en Barcelona será "total y definitiva". Los de Cs no se pronuncian sobre esto y fuentes de la candidatura creen que separarse no sería un proceso traumático a nivel logístico aunque "no sería lo ideal". Dejaron claro en su acuerdo de coalición que se repartirán los cargos al 50%, que disfrutarían de los derechos electorales de Cs en la quincena, que el logo de la formación con representación parlamentaria saldría en la papeleta pero que el márquetin electoral se diseñaría sobre el personalismo de Valls. Deberán analizar en ese momento, si sucede, en qué situación quedan los que se conviertan en concejales no adscritos. 

En plena resaca electoral, se abre otro escenario que podría generar tensiones: un pacto con el PSC y BComú para desbancar a Ernest Maragall. Si finalmente llegan a un acuerdo, solo necesitan tres de los seis votos de Barcelona pel Canvi - Cs para la mayoría absoluta, por lo que los no afiliados a Cs podrían ceder unilateralmente sus votos o consensuar en el grupo que así procedan pese a la incomodidad que generaría a los naranjas. "La prioridad es que Maragall no sea alcalde pero nuestros votos tienen un precio y sería una negociación muy seria que trasciende Barcelona y que atañe también a los pactos que prepara Pedro Sánchez", indican, aventurando que no será nada fácil estrecharse las manos. "Es muy prematuro pero podría pasar que cedamos votos", añaden, y recuerdan que en todo caso solo sería un aval para una investidura pero no para formar gobierno, algo que implica muchos más compromisos que no están dispuestos a aceptar de la mano de la lista de Colau.