Maragall gana el duelo de Barcelona pero Colau vuelve a liderar seis distritos

Más tenso que un Barça-Madrid, el duelo entre ERC y Barcelona en Comú ha ofrecido muchos minutos de infarto antes de un desenlace tan ajustado como para que los independentistas se hicieran con la alcaldía por solo 5.000 votos (empatando a 10 concejales), pese a que Ada Colau volviera a ser la más votada en seis de los 10 distritos de Barcelona. 

El resultado ha sido doblemente histórico, con un republicano -Ernest Maragall- por primera vez al frente de Barcelona desde los ayuntamientos democráticos, y con un podio decididamente de izquierdas, después de que el PSC remontase posiciones en estos comicios y JxCat se precipitase a la quinta posición, muy lejos de los anteriores resultados de CiU. Esa caída dejó el voto soberanista muy por debajo del constitucionalista en la capital catalana. 

Las particularidades territoriales hicieron que aunque el partido de Colau perdiese cuatro puntos y unos 20.000 votos respecto al 2015, la alcaldesa mantuviera la hegemonía en más de la mitad de la ciudad. Como hace cuatro años, aunque en esta ocasión se impuso en Gràcia y perdió Nou Barris. 

También en Ciutat Vella -pese a la crisis de los narcopisos y la inseguridad-. Gràcia, Sants-Montjuïc, Sant Martí, Sant Andreu y Horta-Guinardó fue la fuerza más votada pero a apenas unas decenas o cientos de votos de su gran rival, Maragall. Esa escasísima ventaja no le ha bastado a Colau para compensar el peso del republicano en el Eixample, el distrito con más población, que en la recta final del escrutinio ha decantado la balanza hacia el cambio de alcalde.

Caída del PP

ERC ha dominado tanto allí como en Les Corts, mientras los socialistas recuperaban Nou Barris (donde los esfuerzos municipales con el Plan de Barrios parecen haber tenido poco eco) y Valls debutaba en la contienda arrasando en Sarrià-Sant Gervasi. Su Barcelona pel Canvi-Cs ha logrado seis concejales, por delante de los cinco de Elsa Artadi y a mucha distancia de los dos que salva el PP.

Y si los republicanos han doblado votos y ediles respecto al anterior mandato, el mismo mérito numérico se atribuye Jaume Collboni con ocho concejales y escalando puestos en todos los distritos tras el anterior descalabro. Menos suerte ha corrido la CUP, que con más de 29.000 apoyos pierde su representación en el consistorio, como Graupera (Barcelona és Capital), también fuera de juego con una cifra similar.