Con mucho gusto

Unos divinos pies de cerdo a la catalana

Dentro de la dieta mediterránea, la costumbre de comer tapas y raciones es una forma ingeniosa de disfrutar de un recetario amplísimo. Por fortuna, todavía existen bares, tascas y baretos que realizan esta jugosa cocina.

Todavia existen bares, tascas y baretos que ofrecen riquísimas tapas

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zentauroepp48302856 bar el pla190524114336 / Joan Cortadellas

Miquel Sen

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La batalla contra lo que los 'gastroinfluencers' han llamado viejuno parece afectar únicamente a algunos platos, olvidando la decoración de ciertos locales en lo que precisamente lo viejuno es tan falso como una salsa apelmazada. Son tascas y restaurantes en los que con cuatro sogas y tres maromas pintadas de azul un decorador ha querido dar aire marinero, contrapunto al falso lujo  de algún diseñador de renombre, reconocible por sus espantosas lámparas de lágrimas en plan confort burgués.

De hecho los bares que son bares y dan bien de comer tendrían que tener un distintivo de lo más secreto para aliviarnos del huracán de egos dispuestos al selfi de cualquier cosa. Son casas en las que las tapas dan el juego de poder pedir muchas y además nos tientan con una serie de vinos bien elegidos, prueba de que en la barra y la cocina hay talento y memoria.

Instinto croquetero

Siempre que me he instalado en Bar del Pla (Montcada, 2) ha sido para disfrutar y olvidar las tribus invasoras que rodean las calles inmediatas. En este Pla, tienen cazuelas que gustarían al otro Pla, Josep, más una serie de raciones en un listado muy bien pensado que va de las virutas de cecina ibérica a las patatas bravas de bareto sin olvido de las croquetas. Aunque pienso que ser croquetero es un instinto que se adquiere en la infancia, en contrapunto al sentimiento canelonero, que es el mío, las croquetas de pollo asado como dios manda, en el caso que dios mande asar a los pollos, trabajadas con jamón, perfectamente trabadas, rebozadas y fritas, son realmente virtuosas.

Al margen de bocados de actualidad gastronómica, dos platos de los llamados viejunos reivindican la buena mano del chef Jordi Perís. Dos recetas que de tan olvidadas son nuevas, como el rape 'all cremat' y unos pies de cerdo improbables dentro de la moda del aguacate acevichado. Hervidos, deshuesados, troceados y cortados en cuatro porciones, pasan por la plancha para afinarse posteriormente en una salsa hecha con un fondo de sus huesos, más pasas y piñones. Son tan sabrosos que seguro se merecen el selfi que los haga 'trending topic' por el bobito de turno.

Tombú 2018, un rosado de León por 9 €

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