RADIOGRAFÍA PREELECTORAL A LOS BARRIOS (III)

La Marina sigue luchando por dejar atrás el estigma de la Zona Franca

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Helena López

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La altura de los bloques eclipsa la de las palmeras, nada desdeñable, que dividen los carriles de la transitada calle de la Mineria, paralela a la Gran Via. Palmeras que parecen dar la bienvenida al barrio de La Marina, territorio históricamente ninguneado y estigmatizado -no son pocos los barceloneses que aún conocen esta frontera Llobregat de la ciudad como el nombre del polígono- donde los ‘comuns’ arrasaron en las municipales del 2015. Cuatro años más tarde, ¿cómo ven el barrio de sus vecinos? Dori García, directora de la Unió d’Entitats de la Marina responde desde el local de la asociación, en el parque de Can Sabaté. "Lo positivo de este ayuntamiento es que ha puesto los ojos en el barrio de una manera intensa y con una inversión importante a través del plan de barrios", señala la activista vecinal, quien también critica que en las obras "se ha perdido mucho tiempo con procesos participativos demasiado largos". "Los ascensores del Polvorí no están terminados y el parque de La Mediterrània también está aún en obras, quizá no han calculado bien los tempos", destaca.

García valora el trabajo de la oficina de Barcelona Activa en el territorio, pero no entiende como en un barrio con una situación socioeconómica como el suyo no haya una oficina del Servei d’Ocupació de Catalunya (SOC). "También es incomprensible que la oficina de Afers Socials i Famílies [organismo también de la Generalitat] no abra todos los días", prosigue. Atiende al público lunes, miércoles y viernes de 9 a 14 horas. 

Suma de pequeñas barriadas

Lo más positivo del plan de barrios a sus ojos es que les ha ayudado a reforzar el plan comunitario en el que hacía años que picaban piedra. "Hemos trabajado codo con codo y la inyección económica ha permitido dar más impulso a proyectos que han funcionado muy bien como la Taula de Dones, la Taula d’Esports o la Taula de Salut, en que que se ha hecho un trabajo importante por ejemplo en temas de salud mental, algo que hacía mucha falta porque tantos años de crisis habían hecho mella", prosigue la directora de la Unió d’Entitats de lo que para muchos aún es la Zona Franca, que en realidad son dos barrios -La Marina de Port, donde se concentra la mayor parte de su población, y La Marina del Prat Vermell- a su vez formados por pequeñas barriadas muy distintas entre ellas y con un carácter muy marcado; de las casitas bajas del Plus Ultra -cruzadas por la calle del Aviador Franco- a los pisos de Can Clos.

Un barrio rojo y lila

Montse Picón es una de las que más rema en la activa Taula de Dones. Explica con orgullo una de sus criaturas: el proyecto Espais Liles. "Pionero en la ciudad", reivindica. "Es una iniciativa de carácter comunitario que busca concienciar y articular al vecindario en la erradicación de la violencia contra las mujeres; nació después la nuestra participación en la marcha exploratoria en la Colònia Santiveri. Hemos empezado con 12 comercios a los que ya hemos hecho una formación y en sus escaparates tienen el logo del proyecto, que se ha hecho con los colegios y los institutos del barrio. Son puntos en los que las mujeres que tengan algún problema puedan entrar; puntos seguros", resume Picón. 

Lo hace mostrando el libro lila que han editado con los dibujos de todos los niños escolarizados en el barrio con los que han trabajado el proyecto, que no son todos los del barrio, ya que muchas familias escolarizan fuera de La Marina en búsqueda del ascensor social. "Es una verdadera lástima porque tenemos unos colegios con unos proyectos y unos profesionales buenísimos que se dejan la piel", añade García. Asignatura pendiente.

El metro, un antes y un después

Además del despliegue del plan de barrios, otro asunto que ha marcado estos cuatro años es, sin duda, la tan peleada llegada del metro, aunque siguen reivindicando que se abran "todas las estaciones". "Cuando entren en funcionamiento las paradas del polígono los trabajadores podrán llegar más fácilmente en transporte público y será más fácil descongestionar el paseo", apunta la directora de la Unió d'Entitats, quien señala también que en el barrio hay mucha gente que sigue optando por el bus para ir al centro ya que la L10, si bien es cierto que les ha situado en la red de metro, les obliga a dar mucha vuelta (y a hacer trasbordo en Torrassa).

"Alargar hasta aquí la L2 hubiera sido la solución a eso", señala Abdó Florenci, presidente de la coordinadora de las asociaciones de vecinos y comerciantes de la Marina, quien apunta también como prioridad para el próximo mandato la remodelación del paseo de la Zona Franca y la construcción de la piscina, demandas sobre las que hay un consenso absoluto.  La reforma del paseo para que sea eso, un paseo, y no una vía rápida entre las rondas, y la construcción de la piscina para completar el nuevo centro deportivo, que sí ha abierto este mandato -con un proyecto heredado del anterior gobierno- y cuya gestión se ha dado a los vecinos, algo también muy bien recibido.

El debate de la seguridad

Florenci es muy crítico con el gobierno de Colau, sobre todo en cuestiones de seguridad. "La policía de barrio es una chapuza. Es necesaria más vigilancia por parte de la guardia urbana", señala el presidente de la coordinadora, quien también critica la limpieza las calles.

Xavier González tiene 28 años y es miembro del Ateneu Popular La Marina Zona Franca, L’Engranatge,L’Engranatge entidad desde la que jóvenes del barrio están apostando por el mismo. Su radiografía del territorio se asemeja más a la de García y Picón que a la de Florenci. El joven celebra, además, la construcción de las pistas de baloncesto y voley junto a la Casa del Rellotge "un espacio donde los jóvenes pueden ir a hacer deporte sin tener que pagar".

A ojos de González otro de los asuntos positivos del mandato ha sido el impulso dado a la recuperación de la memoria histórica,  con avances como el pasaje de Antonio Ruiz Villalba, detrás de la escuela de la Seat, asesinado durante la represión a una protesta de los trabajadores de la fábrica. O el bautizo como plaza del Moviment Obrer al espacio antes sin nombre entre el paseo de la Zona Franca y la calle del Foc. Una historia, la del movimiento obrero, que ha marcado el carácter del barrio.