estudio de afluencia

Barnacentre pierde compradores pese a sus 76 millones de visitantes anuales

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Patricia Castán

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Si alguien piensa en el epicentro de las compras barcelonesas por definición, este es sin duda Barnacentre, el eje de oro que se vertebra desde el Portal de l’Àngel y Portaferrissa incluyendo 21 asociaciones de comerciantes de calles colindantes y más de 1.000 tiendas. Pero si alguien piensa en ir de compras en Barcelona…posiblemente elija un centro comercial (por sus servicios complementarios) o un eje de barrio, por su proximidad. El gigante del ‘shopping’ local sigue teniendo cifras de visitantes de vértigo, pero un exhaustivo estudio de afluencia realizado durante más de un año revela que gran parte de su trasiego de 76,4 millones de visitantes anuales responde a una intención de paseo, y no de pasar por caja.

En Barna Centre ya hace tiempo que han constatado una cierta “desafección del barcelonés y el comprador que venía de comarcas”, asume Javier Cottet, vicepresidente de la entidad, que cuenta con más de la mitad de sus comercios asociados. Las razones son múltiples, según los empresarios: empezando por la sensación de saturación turística en algunos puntos, pasando por las dificultades de acceso en vehículo privado que no sufren los grandes centros comerciales cerrados, y poniendo énfasis en la pérdida de mix comercial. Como ejemplo, “en el Portal de l’Àngel (la calle con los locales con el metro cuadrado más caro de la ciudad) no hay donde tomarse un café, donde descansar”. No invita a quedarse, reflexiona.

Hasta ahora, las mediciones de afluencia que venía realizando este eje se basaban en muestras de recuento de paso, lo que suponía desconocer su permanencia e implicaba contabilizar varias veces a una misma persona. La gran novedad al respecto ha sido contar unitariamente, de la mano de 18 sensores instalados y a partir de la detección de móviles con wifi activo, que es la enorme mayoría de la población. Ello permite disponer de datos las 24 horas. De esta manera, se ha determinado desde hace 16 meses que un 30% de dicha afluencia son lo que se considera ‘vecinos’ en tanto que residen en la zona o –sobre todo- trabajan en ella y conforman un volumen muy estable, mientras que el resto son visitantes que fluctúan ligeramente en algunos momentos del año. Las horas de permanencia y la reiteración en las visitas son lo que distingue a uno y otro grupo, explican desde la empresa consultora responsable de la medición, Procom Retail.

18 minutos por visitante

Los datos empíricos no permiten saber de dónde viene cada comprador, por lo que los únicos referentes posibles al respecto vienen de las estimaciones de los vendedores, que cifran en un 50% de turistas o un 60% según las calles, en base sobre todo a los pagos con tarjeta de crédito. Podría decirse que la centralidad de esta arteria pionera en la peatonalización fue motor de su éxito, pero ahora se ha convertido también  en una amenaza, en tanto que Barnacentre es parte esencial de un circuito turístico que fluye por el Gòtic y la Catedral, la Rambla y el Born. “Mucha gente viene a pasear y no a comprar”, dice Cottet, avalado por los datos: el tiempo de estancia medio de los visitantes (sin contar vecinos, lo que elevaría la cifra a una media de 34) fue de solo 18 minutos en el primer trimestre de este año, frente a 25 un año antes.

Y no es que la zona, donde hay tortas entre las multinacionales por ganar escaparates, esté en crisis, pero no quiere ni puede basar sus ventas en el turista de paso sino mantenerse como el área clave 'shopping' que fue durante décadas. “Tenemos esperanzas de volver a atraer al cliente barcelonés, la zona ofrece unas posibilidades únicas de compras y cultura”, apunta Teresa Llordés, su presidenta.

La afluencia de público, sin apenas picos altos de día o temporada, se corresponde más con una zona de paseo turístico que de compras

Pero los comercios de la zona ven con preocupación la falta de apoyo por parte del ayuntamiento. Tanto del pasado, con Trias a la cabeza, como “todavía más “ con el de Colau, con quien dicen que no ha existido diálogo. “No nos preguntan, si hacemos alguna propuesta es un 'no' a todo”, añade Cottet. Para ellos, la política de esponjar Barcelona no debe pasar por quitar visitantes al centro, ya que en las pequeñas calles necesitan afluencia. Citan decisiones como eliminar la pista de hielo de la plaza Catalunya de Navidad como ejemplos que van en contra de atraer compradores locales. También denuncian la contradicción de “pretender defender el comercio histórico pero ponerle todo tipo de trabas ante cualquier mejora o para mantener toldos o elementos que siempre han estado”. Esa pérdida de identidad, que ha dejado al Portal de l’Àngel clónico respecto a cualquier calle comercial de una gran ciudad, también castiga la visita turística, argumentan.

Ahora reivindican colaboración institucional para reconciliar -con distintas acciones- la zona con la ciudadanía,  porque además Barnacentre ha constatado una afluencia casi constante a lo largo de la semana y los trimestres. Los picos típicos de los sábados, día de ventas por excelencia, se han diluido. “No hay reactividad ante los inicios de temporada u otras fecha importantes”, señalan las autoras del informe. Con una media de 209.540 visitas al día (1,4 millones al mes), la radiografía define más a una zona de paseo y conexión que a la que se acuda con el objetivo de comprar, como antaño. El horario comercial, diurno, coincide con dos tercios de las visitas.

El eje pone sobre la mesa, como buena parte del comercio local, la necesidad de articularse como BIDS o áreas de promoción económica, que permitan articular la variedad comercial, mejores servicios y promoción, limpieza y seguridad. De momento, están pendientes varias pruebas piloto.

Anatomía de la zona

La tecnología utilizada en el estudio no permite aún saber rasgos de origen o gasto de cada visitante, pero sí da infinitas pistas de sus prioridades y rutinas. En Barnacentre, que de hecho aglutina calles muy dispares entre la plaza de Catalunya, la Rambla, la Via Laietana y Ferran, los meses de más tirón son mayor, junio y julio, aunque las diferencias no son abismales respecto a los meses fríos. La media de visitas en el segundo trimetre (dato del 2018) es solo un 8% superior a la media anual que se situó en 6,73 millones de persones al mes, revela el ¿detallado análisis.

Si alguien ha dejado de visitar la zona por la marabunta turística, debe saber que el mes más relajado del año es enero, aunque por días de la semana el juego está basante repartido. El lunes de hecho es ya un día concurrido la mitad del año. La hora a evitar en este sentido (punta comercial) es de seis a siete de la tarde, Las tardes concitan el 36% de la afluencia, mientras que a la hora de comer solo acuden un 14% de los visitantes. 

Otras calles destacadas pero de las que se habla menos son Santa Anna, Canuda y Comtal, en algunas de las cuales se ha sabido conjugar una variedad comercial con gancho para el  barcelonés.

Y aunque más de un fan del 'shopping' pase media jornada probándose artículos, la radiografía de la zona otorga una media anual de 34 minutos de permanencia. De hecho, son 47 para los trabajadores y vecinos, y 22 para el resto. 

Una ruta por cotizada zona permite comprobar el trasiego de maletas de viajeros buscando su alojamiento en la zona, que no de tiendas. Una dinámica que ha generado usos distintos a los de hace 20 años. 

En Barnacentre son conscientes de que la competencia se ha diversificado, con centros comerciales de más fácil acceso en vehículo privado tanto en la ciudad como en distintos puntos de Catalunya y sobre todo con el creciente peso de la compra online. Un circunstancia que obliga a la venta a pie de calle a enriquecer la experiencia de compra y diferenciarse.

Super escaparates

La realidad del eje Barna Centre es que el Portal de l'Àngel funciona como un magnífico escaparate para las marcas, donde Inditex se ha hecho con la mayoría de los metros cuadrados y se concentran los comercios de gran volumen, mientras que el resto de calles del eje son de un formato muy diverso y también más frágiles a los vaivenes de las ventas. Los alquileres por las nubes y "la gran especulación que se ha producido en la zona", opina Cottet, hacen muy difícil la supervivencia de algunos formatos comerciales o innovadores. 

El Portal de l'Àngel no es el más rentable, según otro informe

Otro informe, esta vez comparativo del tráfico peatonal de 100 calles comerciales de 7 países europeos (TC Group solutions), revela que tres calles de Barcelona figuran entre las 10 primeras. Se trata de Pelai (número 4, con 14.034 petaones al día), Portaferrissa (5ª, con 13.805) y el Portal de l'Àngel (6ª, con 12.240). En cuanto a precio de alquiler por metro cuadrado anual, la más cara de España es Portal de l'Àngel, a 3.360 (16ª en el estudio). No se traduce en rentabilidad, porque el coste por cliente potencial es el doble que en Pelai o Portaferrissa.