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Tetris, la Barcelona que viene

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Carles Cols

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No huyan. Esto, aunque el título pueda sugerirlo remotamente, no es una crónica electoral. Es una predicción, futurología, por lo tanto, algo tan fiable como eviscerar una gallina y echarlo un ojo al hígado. Si le falta un lóbulo, dice la hieroscopia (o sea, usar las entrañas como una bola de cristal), mal asunto. Alejandro Magno no se tomó en serio ese presagio y terminó como la gallina, no cumplió ni los 33 años. Pero ahí va el presagio. Barcelona será más pronto que tarde un tetris inmobiliario.

La edificabilidad olvidada es un arma aún no empleada para evitar la gentrificación

El juego para combatir la gentrificación va a pasar, al menos en parte, por llenar los huecos edificables disponibles, por inverosímiles que hasta ahora pudieran parecer. La pista de que esto es lo que se intuye en el horizonte se dio el pasado 13 de mayo en Nueva York, donde se falló el primer premio de un concurso de ideas arquitectónicas impulsado mano a mano por la Gran Manzana y esta ciudad que es la Gran Repera, Barcelona. 'BCN-NYC Affordable Housing Callenge'. Así se llamaba el concurso, traducido, el desafío de la vivienda asequible. Se ha llevado el galardón, en alianza con la Universidad de Colombia, un estudio arquitectónico de por aquí, Straddle 3. Al teléfono desde Nueva York y tal vez con confeti en la cabeza, atiende la llamada  David Juárez, un miembro de este equipo, para explicar cuál fue su atrevida propuesta. El tetris.

Competían 54 estudios de 16 países distintos. El combate de ideas era de aúpa. Entre los finalistas, por situar entre qué y qué tenía que elegir el jurado, había soluciones como la del austríaco Angelo Roventa, que presentó su solución de los pisos elásticos, es decir, apartamentos flexibles, en los que paredes, muebles y electrodomésticos no son estáticos, sino que circulan, de modo que el inquilino no ha de una habitación a otra, del salón al dormitorio, sino que es el espacio el que cambia. ATRI-CAH (así se llama la alianza hispanocolombiana ganadora) ha propuesto para Nueva York y Barcelona, paradigmas de la gentrificación, examinar con lupa el mapa de cada ciudad y explorar dónde la edificabilidad, aunque no lo parezca, no está agotada, una idea que ya ha explorado el sector privado, como la firma 'La casa por el tejado', especialista en comprar el aire sobre viejos edificios y en un fin de semana, con una grúa, plantar ahí un nuevo piso. Lo de Juárez y compañía va más allá. Dos ejemplos, uno, por cierto, muy provocador, dejan claro que así es.

Fontana, el referente

Del primero ya habló Straddle 3 tiempo atrás. Se fijo en la muy neoyorquina boca de metro de Fontana, una rareza dentro la red del suburbano de Barcelona. Es una esquina de planta baja. Ningún privado puede plantearse edificar ahí. La administración pública, sí, una veintena de apartamentos a precios de alquiler razonables, según Juárez.

Pero la idea que quita el hipo es otra. A vista de pájaro, a este equipo de arquitectos le llamó la atención la playa de vías que da acceso a la Estación de Francia, una terminal de muy poco tráfico. Allí imagina el proyecto ganador del concurso unas hermosotas promociones inmobiliarias, por encima del paso del trenes, algo muy Gotham City, si así se quiere ver, pero que resume a la perfección la filosofía de lo que explica Juárez. “Solo al sur de la calle del Carme, en el Raval, tenemos localizadas 22 oportunidades”, dice. Vamos, huecos del tetris por rellenar.

El gran provador Oriol Bohigas defendió años ha el urbanismo de Benidorm, pero no lo decía del todo en broma

Años ha, porque se podía permitir decir estas cosas y que no le tomaran por loco, Oriol Bohigas hizo una defensa del modelo urbanístico de Benidorm. Hubo quien creyó que era un chiste. La broma duró lo que el padre de la Barcelona moderna tardó en defender con argumentos aquella ‘boutade’. Aquella ciudad alicantina, decía Bohigas, concentraba en altura lo que construido en baja altura sería una catástrofe territorial. Era su modo de invitar al debate intelectual. No cayó en saco roto. Por ejemplo, cuando Barcelona hizo su apuesta por el retorno del tranvía, hubo voces que sostenían que este medio de transporte es un depredador de espacio público, que es un lujo en ciudades como Barcelona, donde cada palmo cuenta, que un medio de transporte que reclama como exclusivo una porción de la calzada es todo un egoísta.

El propio Eixample que imaginó Ildefons Cerdà muy pronto fue prostituido. No se respetó la baja edificabilidad planificada, pero a fin de cuentas, la mentalidad rentistas y especuladora que se impuso fue la que concedió al nuevo distrito su incuestionable vitalidad. El propio Bohigas, padre ideológico de la Vila Olímpica, cometió en aquel barrio olímpico ese error. Su baja densidad lo define.

¡Viva Porcioles!

Esta excursión viene al caso porque lo que ahora está sobre la mesa, tras el premio, es acelerar el paso, reivindicar una versión corregida, mejorada y digna de las ‘remuntes' de Porcioles, una idea que a ‘a priori’ causará pasmo en el ‘establishment’ del movimiento vecinal y en el Patronal Municipal de l’Habitatge, pero que tiene ya la mirada cómplice de los nuevos actores ciudadanos, como el Sindicat de Llogaters o Fem Sant Antoni. “No hay que menospreciar ni una sola oportunidad de construir rápido, a bajo coste y con buena calidad vivienda de alquiler pública”, explica Jaime Palomera, uno de los portavoces del sindicato de los inquilinos. Lo interesante de esta iniciativa es que permite a las familias no desarraigarse de su barrio cuando pasa el tornado de la gentrificación.

Que el premio sea concedido al alimón por los municipios de Nueva York y Barcelona tiene su qué. Aunque distintas, las dos ciudades comparten patologías y, por lo tanto, tal vez remedios. En la ciudad de los rascacielos, el equipo de ATRI-CAH sugiere edificar sobre la circunvalación viaria que discurre al lado del East River, junto al puente de Brooklyn, más o menos como con timidez se ha planteado en esta campaña electoral hacerlo sobre la Ronda Litoral, cubrirla para completar una línea de tetris sobre ella.

Cubrir la ronda para hacer vivienda parece, con la que está cayendo, menos locura que hace un tiempo

Lo dicho al principio. Que esta sea la nueva senda urbanística de la ciudad es un pronóstico tan fiable como abrir un pollo y mirar sus vísceras, aunque con Alejandro Magno parece que funcionó. Si el problema es la falta de vivienda asequible, esta es una solución, aunque solo sea parcial, defienden los ganadores del concurso. Llamar a esto urbanismo tetris no es solo un modo de resumir en qué consiste. Va más allá. En la cultura popular existe la llamada Ley de Tetris, una filosófica extrapolación de la esencia de este juego: los errores permanecen, los éxitos desaparecen. Cualquier logro en política de vivienda es efímero. Lo que perdura es la labor pendiente.