CAMINO DE LAS URNAS

Collboni se aferra al 'efecto Sánchez' para devolver al PSC la alcaldía de Barcelona

El candidato socialista confía en que la ola ganadora del partido le encumbre al primer puesto

Jaume Collboni

Jaume Collboni / periodico

Natàlia Farré

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Los resultados de las generales del 28 de abril y el 'efecto Sánchez' dan alas a los socialistas catalanes para volver a soñar con una alcaldía de Barcelona en manos del PSC. Los malos resultados que el partido cosechó en las elecciones municipales del 2015 (perdió 66.609 votos y se quedó con solo cuatro regidores cuando antaño llegó a sumar 21) solo permiten ir a mejor. Las encuestas lo pronostican. Además, el hundimiento general del PSOE en el 2016 parece quedar atrás. Todo apunta a un nuevo ciclo electoral. Así que ¿si Pedro Sánchez ha sido capaz de pasar de desahuciado políticamente a presidente del Gobierno español en poco más de dos años, por qué el PSC no puede optar a una alcaldía que fue suya durante los primeros 32 años de ayuntamientos democráticos? El optimismo impera en la calle de Pallars.

Aunque atención al voto dual: no se decide igual el candidato a votar en unas generales que en unas municipales. Y en las recients elecciones generales había un tripartito de derechas al que frenar, algo difícil de hacer sin el voto socialista catalán. El PSC recogió 198.883 sufragios, una cifra sustancialmente superior a los cosechados en el 2016 (107.628). Pero en Barcelona no hay una derecha a la que anular: la candidatura de Vox ni se contempla, el PP lo tiene difícil para sacar regidores y el 'efecto Manuel Valls' de Ciudadanos parece diluirse; así que nada asegura que todos los que hace apenas dos semanas abrazaron el socialismo en las urnas vayan a hacerlo el 26-M. Dicho eso, en el PSC confían en que la resaca ganadora del PSOE llegue al día de las elecciones. "¿Cuántas veces nos han dado por muertos? Hemos demostrado que el proyecto socialista sigue vigente, que está muy vivo y plenamente actualizado", apuntan.

La proyección pública

Las encuestas sitúan al PSC en tercer lugar, a muy poca distancia de los primeros. Un par de regidores, en el mejor de los casos, son los que separarían a Collboni de la alcaldía, que según las encuestas están en liza entre ERC y Barcelona en Comú, entre Ernest Maragall y Ada Colau. Dos personajes con más proyección pública que el alcaldable del PSC. Un hándicap. La alcaldesa es una figura mediática, con un pasado activista que le da un alto grado de conocimiento entre los barceloneses (98,5%). Maragall le va a la zaga, pues no solo comparte apellido con el que se considera el mejor alcalde de Barcelona (del PSC, por cierto), sino que ha ocupado diferentes cargos a ambos lados de la plaza de Sant Jaume, y su grado de conocimiento entre los ciudadanos es del 85,3%. Collboni está por debajo (64,3%), pero su valoración entre el electorado, un 5,4, supera a la de Colau (5,3).

Si la 'marca Collboni', aunque valorada, no es suficientemente potente, ahí están las marcas PSC, PSOE y Pedro Sánchez para dar un empujón. Y de ahí el desembarco de toda la artillería del Gobierno en funciones para arropar a Collboni. Hasta siete ministros hablarán en los actos del partido, algunos como Reyes Maroto, Meritxell Batet y Josep Borrell por duplicado y triplicado. El presidente del Gobierno en funciones tenía previsto hacer doblete, en el inicio de campaña y en el gran mitin del día 23. La primera de sus intervenciones, prevista en Nou Barris -feudo tradicionalmente socialista que en el último ciclo electoral ha pasado del morado (locales 2015) al naranja (autonómicas 2017) para volver al rojo (las generales de abril)-, se suspendió por la muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba. Volverá el día 23 para el gran acto de campaña de Sant Andreu, otro distrito perdido pero con barrios con voto histórico socialista (Trinitat Vella y Bon Pastor) que el PSC aspira a recuperar.

Consolidar y recuperar votos

Los dos puntos escogidos para contar con la presencia de Sánchez no son baladís. Pues entre los ejes de campaña del PSC figura consolidar los 67.475 votos del 2015, los del electorado fiel, y recuperar los se inclinaron entonces por Colau. Fuentes del partido aseguran que un tercio de los votantes de Barcelona en Comú están muy desencantados con "el fracaso" de la gestión de Colau. Y a esos apelan, y a esos recuerdan la Barcelona de antes. Aquí entra el legado socialista en el ayuntamiento, que el PSC piensa reivindicar como suyo y que, de hecho, figura en el mismísimo lema de campaña: ‘Volvamos a ser Barcelona’. "Hicimos una transformación de la ciudad no importante, sino lo siguiente, y podemos volver a hacerlo", repiten en el partido. Y añaden: "Si se piensa en la Barcelona de hoy y la de hace ocho años, con el gobierno de Jordi Hereu y en los previos, no hay color. Por eso hemos de volver a ser esa Barcelona".

A Barcelona en Comú le disputan los socialistas más votos además de los de los decepcionados con los cuatro años de Colau: los de los progresistas no independentistas. Por ello Collboni no pierde ocasión en proclamar que está en juego "una Barcelona independentista o una que se preocupe de los problemas de la gente". La estrategia del PSC pasa por presentarse como la "única izquierda no independentista capaz de frenar un gobierno independentista en Barcelona", y recordar (o acusar) que Barcelona en Comú hace el juego a Maragall y tiene un pacto con ERC para aupar a los secesionistas a la alcaldía. El mismo argumento, el de la única izquierda no independentista, sirve al PSC para arañar votos a Ciudadanos. El viraje a la derecha del partido de Albert Rivera permite a los socialistas intentar recuperar aquellos votantes no de derechas que han optado en el último ciclo electoral por la formación naranja como freno a los independentistas. 

"Al margen de lo que haga ERC, nos basta con que Collboni tenga un voto más que Colau para ser alcalde", dicen en el partido

Con esos mimbres y confiando en que JxCat reste votos y concejales a ERC, el PSC se ve en la alcaldía: "Se puede ser alcalde con nueve regidores. Independientemente de lo que haga ERC, nos basta con tener un voto más que Colau para que Collboni sea alcalde". Postura que supone presentar candidatura al pleno y que otro partido con suficientes regidores la apoye. Y supone que el ‘efecto Sánchez’ y la resaca del 28-A tenga la fuerza que desde el PSC prevén. Además de que la alta participación se mantenga, punto que les beneficia.