Finca desalojada y sin suministro de gas

Una guerra por el control de un piso roza la explosión de gas en Barcelona

Guillem Sànchez

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La extraña guerra por el control del domicilio del 3º 1ª del número 179 de la calle de Sepúlveda de Barcelona, en el deseado barrio de Sant Antoni, estuvo a punto de causar el sábado por la noche un incendio grave. O lo que es peor: una deflagración de gas que hubiera hecho saltar en pedazos buena parte de la finca y herir de gravedad al resto de vecinos, completamente ajenos a la eterna disputa que se libra desde hace años en la tercera planta de su bloque.

A las 21.00 horas, los Mossos d'Esquadra recibieron el aviso del inquilino del 3º 1ª, Eduard. Denunciaba haber sido agredido por un ocupa. Decía que se había colado en su domicilio después de agredirle y de sacarle las llaves por la fuerza. Añadía que intuía que el ocupa iba a quemar el piso.

Los agentes que respondieron a la llamada notaron desde el rellano el olor a disolvente, o a algún otro producto que apestaba a alcohol, y dieron el aviso a los Bombers y a las ambulancias del Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM). La Guardia Urbana cortó el tráfico del tramo de la calle Sepúlveda entre Muntaner Casanova. Los bomberos reventaron la puerta y sofocaron las llamas a tiempo. Los policías arrestaron al ocupa, que quedó detenido por los delitos de incendioagresión, resistencia a agentes de la autoridad y ocupación ilegal de una propiedad. La compañía del gas cortó el suministro preventivamente y, según han explicado a los vecinos, así se quedará la finca durante varios días.

Eduard vive en un piso subastado

Rodion es un tipo fornido de madre ucraniana que lleva más de una semana viviendo en el rellano del  3º 1ª. Según su versión de los hechos, Eduard vive "ilegalmente" en el domicilio porque este pertenece a un empresario ucraniano, Nicolay, que le ha contratado para recuperarlo. "Estos pisos se construyeron a finales de los 90 y el 3º 1ª lo compró el padre de Eduard, que se instaló en el piso. Pero el padre lo hipotecó y acabó perdiéndolo. Es decir, la propiedad del piso pasó de manos del padre de Eduard a un banco, que lo sacó a subasta hace 5 años. Lo compró Nicolay", Rodion muestra el documento del registro de la propiedad.  

"Nicolay se enredó en un litigio con Eduard que dura desde hace 5 años. La semana pasada se coló un ocupa bielorruso en la casa. Y Nicolay le dio permiso para quedarse porque lo prefería a Eduard. Pero Eduard denunció la ocupación del bielorruso y los vecinos aclararon ante los Mossos que Eduard era el propietario y el recién llegado un ocupa. Los policías echaron al bielorruso. El bielorruso volvió a la carga este sábado, entró en el piso y amagó con quemarlo. Eso es todo", afirma.

La versión de Eduard

El abogado de Eduard ha contactado con este diario, horas después de la publicación de la noticia, para aclarar que los hechos no son como los cuenta Rodion, que entre otras cosas, ha sido denunciado por Eduard "por coacciones, por allanamiento de morada y por daños". Rodion "le ha cortado la luz y el agua" a Eduard, que "sí tiene un contrato de compra-venta privado [firmado con su padre] del piso" que un juzgado está examinando para dirimir quién debe quedarse con la propiedad.

"En ningún caso Eduard es un ocupa como dice Rodion sino que compró de forma privada este piso desde el comienzo". Según el letrado, Eduard, que tiene reconocida "una discapacidad del 50%", ha sufrido mobbing por parte de Rodión y del ocupa bielorruso.

El sábado por la mañana, a Eduard le quitaron las llaves por la fuerza y así comenzó el episodio que acabó con el incendio del ocupa bielorruso, que actuó de forma coordinada con Rodion, frustrado in extremis por los Mossos y los bomberos. 

No era un ocupa casual

Según fuentes policiales consultadas por este diario, el bielorruso ha declarado a los Mossos que actuó con el conocimiento de Nicolay y ha insistido en que si hizo una pira en el comedor de la casa de Eduard [la de Nicolay, según los papeles de Rodion] y trató de reducir el piso a cenizas fue para que Eduard no regresara a su casa.

El resto de vecinos han asistido, desinformados, a la guerra entre Eduard y el bielorruso con preocupación. Anoche los desalojaron porque los bomberos avisaron de que existía riesgo de explosión en la finca y ahora estarán una semana sin gas. "Que quede claro en la noticia que esto no tiene ninguna gracia porque podría haber terminado con muertos", exige uno de los pocos vecinos que se atreve a hablar con este diario. Queda claro.