LOS COLETAZOS DEL MANDATO EN LA CAPITAL CATALANA

Pleno del agotamiento en Barcelona

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Carlos Márquez Daniel

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Del mismo modo que los futbolistas ya no corren en mayo como lo hacían en septiembre, los concejales de Barcelona han exhibido este viernes un evidente agotamiento si se compara con el vigor que aún destilaban meses atrás. Aunque esto jamás fue un derroche de tensión argumental, ha faltado fuelle, ritmo. Quizás porque la inmensa mayoría, 28 de 41 ediles, abandonan el asiento y ya están pensando en un futuro fuera del ayuntamiento; o porque los que se quedan saben que tienen por delante tres semanas de infarto hasta las elecciones del 26 de mayo. El pleno municipal, el último con contenido antes del que está previsto a mediados de junio para cerrar este mandato, ha sido plano en el tono, trufado de repeticiones, con la 'tomatina' habitual hacia el gobierno de turno, en este caso, el de Ada Colau, que ha sufrido su último tortazo a cuenta del CAP Raval Nord, un asunto que cierra el debate político pero ni mucho menos zanja la batalla en la calle. Entre tanto desaliento, la noticia positiva la ha dado el zoo con la aprobación de un <strong>plan estratégico</strong> que debería convertirlo en un <strong>parque de animales del siglo XXI</strong>.

La parte ejecutiva del plenario contemplaba 35 puntos pero solo dos de ellos habían despertado cierta expectación. El primero, el citado debate sobre el equipamiento sanitario de Ciutat Vella. El segundo, sobre el futuro del complejo de la Ciutadella. Se ha celebrado, aunque no es habitual en el último pleno del mandato, la parte de impulso y control, esa en la que la oposición plantea proposiciones y preguntas, que no son vinculantes pero sí vienen bien para desgastar. Básicamente, se ha tratado de marcar terreno ideológico de cara al domingo electoral. Tampoco aquí el debate ha sido de los de agarrarse fuerte a la silla. Habrá quien piense que incluso se han guardado dardos para la campaña. Sirva como muestra del interés que despierta el cónclave municipal el hecho de que los candidatos Ernest Maragall, Josep Bou y Jordi Graupera tenían actos convocados a la misma hora y se evitaron seguir el toma y daca del que aspiran formar parte en breve.

Comida para los leones

El CAP Raval Nord generaba una duda razonable a Barcelona en Comú. Sabían que les caerían palos, que su propuesta de construir el centro de la salud en la capilla de la Misericòrdia no se aprobaría porque ya está encarrilado el proyecto de construir un nuevo edificio junto al Macba. Pero conscientes de que se echaban a sí mismos de comer a los leones, los ‘comuns’ han preferido aguantar el chaparrón por compromiso con los vecinos. Han abierto de nuevo el debate para, finalmente, retirar el tema del orden del día, como ya hicieran en el pleno de marzo. Es decir, no se ha votado y queda 'de facto' aprobado el plan que avala la oposición. Gala Pin, concejala de Ciutat Vella, ha defendido la postura de los 'comuns' sin excesiva vehemencia, seguramente consciente de lo que se le venía encima. Ha asegurado que construir el CAP entre el museo y los edificios que colindan con la calle de Joaquim Costa “no es la mejor opción porque hace falta más visión urbana y de barrio”.

La edila hablaba en nombre de la plataforma que defiende que el CAP se ubique en la antigua capilla. La propia directora del centro de atención primaria, Anna Romagosa, que en febrero tuvo el honor de ser la primera ciudadana en participar en el pleno, ha vuelto a insistir este viernes que esto “no va solo de sanidad”. “El informe del Servei Català de la Salut (favorable, por cierto, a la ubicación junto al Macba, donde además caben 10 consultorios más) no tiene en cuenta que el Raval no puede perder zonas verdes o no edificables. El nuevo emplazamiento nos deja a la sombra del Macba, con problemas para las ambulancias y los vecinos de la zona”. Ha avanzado que seguirán luchando y los residentes que la acompañaban han asegurado que si el equipamiento no se instala en la Misericòrdia, la plataforma seguirá exigiendo que la finca “tenga un uso vecinal y no museístico”.

Xavier Trias (PDECat) ha acusado al gobierno de “buscar solo el conflicto” con el asunto del CAP y ha blandido, como han hecho la mayoría de fuerzas, el ‘ok’ del CatSalut al nuevo proyecto. Quizás quien mejor ha resumido el sentir de prácticamente toda la oposición (La CUP también está con los vecinos) ha sido el republicano Jordi Coronas, que ha recetado a los ‘comuns’ “dejar de hacer de músicos del Titanic”.  Romagosa, ya fuera de la grada de público del pleno, ha sostenido que muchos profesionales del centro de de salud se están planteando pedir un traslado si finalmente tienen que marcharse a la vera del Macba.

Con esta discusión, Barcelona en Comú, que podía marcharse del pleno sin apenas rasguños -algunos machetazos sobre las huelgas de metro, el precio del alquiler y la inseguridad en ciertas zonas de la ciudad-, ha asumido este severo rapapolvo a cambio de mantener intacto su apoyo a una determinada causa vecinal. A una en concreto, pero dando el mensaje -para nada gratuito en vísperas electorales- de que el gobierno de Colau está con los barrios y no con los lobis, aunque en este caso lleve un sello cultural. Pero ojo, en esa empresa los 'cupaires' suelen avanzarles por la izquierda: "El tema de fondo es a quién respondemos, si a los vecinos o al museo, porque esto no es es una discusión sobre un edificio, sino sobre cómo garantizamos los derechos y hacemos que su vida sea mejor".

"Indigencia jurídica"

Como ha sucedido durante todo el mandato, el pleno de este viernes ha tenido sus momentos dedicados al 'procés'. En esta ocasión, ha sucedido a través de una moción de urgencia presentada por el PDECat en la que se instaba a los grupos a denunciar la prohibición de que Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí puedan ser candidatos a las elecciones europeas. El consistorio ha aprobado censurar el veto con los votos favorables de los 'comuns', la CUP, ERC y los neoconvergentes. En contra, Ciutadans, PSC y PP. Los argumentos no se han salido del guión. Lo que para unos es una "indecencia democrática y una indigencia jurídica", para los otros se trata simplemente de cumplir con lo que dice la junta electoral central, la misma que fija las normas de las municipales que dentro de tres semanas se encargarán de darle una nueva vida a este agotado pleno del Ayuntamiento de Barcelona. 

Unidos para siempre

Justo antes de cerrar el pleno, una pregunta del PP ha permitido a Colau cerrar dialécticamente el mandato. ¿Cómo considera que se debe encarar el debate político y de futuro en Barcelona?, le ha planteado el conservador Alberto Fernández Díaz, a punto de cerrar 27 años como concejal en el consistorio. La candidata de los 'comuns' ha dicho que los ediles han compartido "uno de los mandatos más complicados de la historia de la recuperación de la democracia de este país". Por eso, ha sostenido, los 41 representantes públicos compartirán un "vínculo para toda la vida".

Colau se ha acordado de los atentados de la Rambla, una tragedia que, a su modo de ver, "sacó lo mejor de los concejales". Además de compartir el «honor» de haber sido alcaldesa, ha aplaudido los "mínimos puentes de diálogo, incluso en las situaciones más difíciles". "Gracias por estos cuatro años, y de una forma u otra, seguro que nos encontraremos", ha concluido. Tras casi siete horas de pleno, tras un mandato de cruda y agotadora política municipal, Colau ha levantado la sesión.