BARCELONEANDO

Una leyenda de la sardana

El premio Sants-Montjuïc reconoce la dedicación de toda una vida de la barcelonesa Montserrat Gili a la difusión de la sardana

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Mauricio Bernal

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Una persona sabe que ha entrado en una dimensión pariente de lo legendario cuando le cuentan que van diciendo de ella esto y lo de más allá, y aunque resulte halagador tiene que dar un paso al frente y decir que no, que no es verdad. De Montserrat Gili se dice, por ejemplo, que cuando llegan las fiestas de Sants y decoran la calle de Alcolea, el ‘guarnit’ suele alargarse unos metros más de lo previsto para que llegue hasta la puerta de su edificio, como una especie de homenaje, lo cual, cuando llega a oídos de la afectada, provoca un: "¡Uy, no, pero qué dices!", decorado, como la calle, con un rictus de incredulidad. Y pasa a otro tema. Hasta cierto punto es normal: Gili acumula unas cuantas décadas de implicación firme con la difusión de la cultura popular en Sants, concretamente con la difusión de la sardana. Es una especie de motor de la celebración en permanente estado de combustión, siempre está ideando, planeando, consiguiendo; está un poco sin estarlo en todas partes, de modo que, ¿qué tendría de raro que a semejante dama le alargaran el decorado en señal de homenaje? Pero uy. No.

Gili y su marido fueron los motores de la creación del Aplec de la Sardana de Sants

La combinación de ‘siete décadas’, ‘implicación’ y ‘firme’ le granjeó hace unas semanas el reconocimiento de su comunidad –por así decirlo– en forma de premio, el premi Sants-Montjuïc en la categoría de Reconocimiento Personal. Gili está de plácemes, y habla emocionada de todo lo que abarca ese premio. Abarca sus primeros acercamientos a la sardana, cuando tenía 14 o 15 años y se iba a bailar a la calle de Vallespí, o a la plaza del Rei, o a la plaza de Sant Jaume. Abarca naturalmente los recuerdos que tiene de su padre escuchando sardanas –"mis padres no bailaban, les gustaba escuchar, a mi padre sobre todo le gustaba escuchar"–, y abarca sin duda la tarde en que tenía 18 años y conoció a su marido, Jaume Canals, por supuesto en un baile de sardanas. Abarca la tarde en que fueron juntos a un ‘aplec’ en Roquetes, y bajando del metro dijeron los dos a la vez: "En Sants no tenemos esto".

Comisaria sardanista

"En esa época ya estábamos metidos en la fiesta mayor de Sants. Él estaba en la federación y yo colaboraba. Entonces mi marido, el siguiente día que tuvo reunión de la federación, puso el tema sobre la mesa. Y se hizo, y este año se celebra la 31ª edición". Así que el legado, eso que uno deja, en el caso de Gili incluye el Aplec de la Sardana de Sants. "Lo llevo con mucho orgullo. De alguna manera, desde el primero hasta el último he estado vinculada". Del bolso que lleva encima Gili saca entonces el programa de la cita de este año (el próximo domingo, en el parque de la Espanya Industrial). Y explica: "Contacto con las ‘coblas’ y las ‘coblas’ me hacen una propuesta. Pero ellas ya saben lo que yo quiero". En esta vertiente de comisaria sardanista, Gili exige "sardanas que sean bailables, que tengan la chispa que hace que la gente quiera venir, bailar, disfrutar y pasar un buen día. Que no sean sardanas que la gente diga: 'Ostras, Montse. Pero qué sosa es'". Uno sabe que está delante de una conocedora cuando Gili habla de una sardana como un rockero del 'riff' de Keith Richards en 'Sympathy for the devil'.

"'El foc de Castelló'. Yo te recomiendo que la escuches. Tiene ballet, tiene marcha militar, tiene sardana..."

"'El foc de Castelló'. Yo te recomiendo que la escuches. En un momento tiene ballet, marcha militar, tiene sardana… Yo misma cuando la bailo voy haciendo paso de ballet, paso militar, no sé, te dejas ir. Desde el primer día que la empezamos a tocar… ¡Uy! Si no la hiciéramos. Es muy bonita". Se preguntará el que no ha probado estas delicias por el asunto generacional, si a este entusiasmo sardanista no son impermeables las nuevas generaciones; si pegan las tabletas y los móviles con las sardanas. Y Gili responderá: "Los detractores de la sardana dicen que ha envejecido, pero por lo que yo veo, hay seguimiento, hay juventud, hay relevo. No se muere, ni mucho menos". De morirse o estarse muriendo ella le aplicaría los conjuros para resucitarla, eso está claro. O haría un intensivo de ‘Sants Sardana’, el programa que presenta los sábados y domingos en 'Sants 3 Ràdio' (otra cosa que abarca el premio, naturalmente).

Para Gili, hoy vicepresidenta de la Coordinadora d'Entitas Sardanistes de Barcelona, quedarse en casa pegada a la televisión no es una opción, así que cuando no son las sardanas es la fiesta mayor, y cuando no es la fiesta mayor es la cabalgata de reyes, y cuando no…