Control municipal de los alimentos

Barcelona inspecciona 3.000 locales de comida cada año

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productos-caducados / Guardia Urbana

Óscar Hernández

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Cada año se realizan en Barcelona más de 5.000 inspecciones a locales relacionados con la alimentación (bares, restaurantes, supermercados, tiendas de comida, comedores...). El año pasado fueron 5.288 controles en un total de 3.055 establecimientos. Esta veintena de controles diarios es posible gracias a un equipo de 24 inspectores veterinarios de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB).

Pese a la envergadura de las cifras, la situación está controlada y dentro de la normalidad, según Samuel Portaña, director de Seguridad Alimentaria de la ASPB. "Sólo el 2,5% de las inspecciones han detectado infracciones graves de un total de 22.000 controles [cada actuación en un local implica varios controles: el local, la mercancía...]", añade. El 90%, dice, cumplen la normativa. Y el resto corrigen la anomalía antes de que llegue la segunda inspección.

Una semana de rastreo

A estas inspecciones de los veterinarios municipales se suman las que la Guardia Urbana realiza durante la denominada 'operación Rebost', una campaña de vigilancia que se lleva a cabo durante una semana cada año y que se enfoca en establecimientos sospechosos. La de este año se realizó la semana pasada. Y el resultado fue:  41 locales inspeccionados, 9 establecimientos en los que se han intervenido alimentos, 125 kilos de alimentos decomisados, tres ceses de actividad temporal por higiene y tres ceses de actividad temporal por falta de suministro de agua (con lo que difícilmente pueden mantener el local limpio).

"Además, nosotros durante todo el año realizamos inspecciones si tenemos alguna sospecha, aunque no sea ese el motivo de la visita policial", explica Pedro Velázquez, intendente de la Guardia Urbana en el distrito del Eixample. Eso ocurrió el mes pasado con la detección del mayor alijo de alimentos caducados en los últimos años, casi 2.000, en un supermercado de conveniencia del Eixample, en Diputació, 216. "La patrulla acudió por una queja al tener un anuncio en medio de la acera, pero nada más entrar ya vieron suciedad y desorden", añade el mando policial.

El mayor alijo de comida caducada

Los agentes acabaron descubriendo una gran cantidad de productos no aptos para la venta y el consumo: 81 litros de aceite, 654 latas, 200 lácteos, 180 precocinados, 200 frescos, 100 especias, 240 refrescos, 60 helados y 14 envases de comida para animales. La mercancía quedó inmovilizada para su posterior destrucción y la ASP abrió un expediente que, seguramente, acabará en sanción. Tanto Velázquez como Portaña subrayan que este caso es absolutamente excepcional. El dueño del super rehusó explicar a este diario por qué vendía comida caducada. 

El mando de la Guardia Urbana aconseja a los ciudadanos que detecten alimentos caducados o deficiencias de higiene en un local avisen a este cuerpo policial. "Comprobamos todas las denuncias. A lo mejor no el mismo día, pero sí en cuanto la patrulla de barrio puede pasarse", afirma Velázquez quien recuerda que esta es una de las competencias de los policías locales.

El director de Seguridad Alimentaria de la ASPB recuerda a los consumidores que hay que distinguir en las etiqutas entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente. Cuando esta segunda se sobrepasa se puede consumir el alimento con seguridad, aunque a lo mejor ha perdido alguna de sus propiedades (olor o sabor), "pero en ningun caso es peligroso para la salud".