ENTREVISTA

"Barcelona debe abrirse más al mundo"

Carlos Wagner, director escénico especializado en ópera, no imagina su vida en otra ciudad

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zentauroepp47549705 barcelona 29 03 2019 sociedad entrevista de barcelona global190331123039 / RICARD CUGAT

CARLA RABELL

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Desde muy joven, Carlos Wagner quería ser artista. De origen alemán, nació y se crió en Caracas, Venezuela, y a los 17 años acabó el bachillerato en Suiza. Después de estudiar en la Guildhall School of Music and Drama de Londres, una de las escuelas de arte dramático más prestigiosas de Europa, y de trabajar como actor, se dio cuenta que ser el máximo responsable de una obra era un reto que le interesaba. En el transcurso de su trayectoria laboral por el mundo de la ópera, Wagner ha liderado la puesta en escena de grandes obras en el Liceu de Barcelona, la Royal Opera House de Londres las Óperas Nacionales de Lorena, Nantes, Burdeos y Montpellier en Francia, entre otras. Después de 14 años viviendo en Barcelona, no imagina su vida en ninguna otra ciudad.  

- ¿Qué le enamoró de Barcelona?

Es una ciudad que ofrece mucho: cines, restaurantes, hoteles, vida social. Es práctica y accesible. Se llega a cualquier punto en bicicleta, o con el 'motosharing', y tiene el aeropuerto a 20 minutos en coche del centro. Además, está cerca de la Costa Brava, de unos pueblos medievales fantásticos y ¡hasta de volcanes! Sin tener en cuenta la vivienda y sus astronómicos precios, creo que es una ciudad con una buena relación calidad-precio. ¿En qué otra ciudad de Europa puedes comer un menú decente por 10 o 12 euros? Quizá solo en Portugal.

- ¿Cómo es su vida aquí como director escénico de Óperas?

- La verdad es que todos los proyectos en los que he trabajado, menos algunos que hice en el Gran Teatre del Liceu, el teatro Romea, y en Madrid, han sido fuera del país; en Francia, Alemania, Bélgica, Suiza.

- ¿Hay mucha diferencia con las producciones de Barcelona?

- No hay diferencia en cuanto al contenido, pero los presupuestos españoles en el ámbito cultural, con pocas excepciones, tienden a ser muy bajos. Hay menos teatros que hagan Ópera en comparación con Alemania o Francia, por ejemplo. Conozco a muy poca gente de esta ciudad que viva exclusivamente del mundo del espectáculo. Creo que Barcelona debería abrirse más al mundo, que haya más flujo de idiomas, de nacionalidades en las producciones. Es una pena porque es una ciudad que posee todo el potencial de ciudad europea o internacional.

- ¿Por qué cree que le cuesta abrirse al mundo?

- Se está invirtiendo mucha energía y recursos en algunos temas, cuando creo que hay una pregunta mucho más interesante y urgente: ¿cómo podemos comunicarnos mejor con el resto del mundo? La gente se va a estudiar y trabajar fuera para volver con el “coco” lleno de ideas, pero luego hay muchas limitaciones para llevarlas a cabo. En Flandes, por ejemplo, que es una parte minúscula de Europa, los teatros ofrecen obras en diferentes idiomas, con cantantes y intérpretes chinos, checos, etc. Las compañías de teatro y danza son muy reconocidas internacionalmente. En cualquier festival de arte habrá por lo menos tres artistas flamencos invitados. ¿Por qué en Barcelona no celebramos su potencial de tierra fértil para una escena de arte verdaderamente internacional?

-¿Se siente barcelonés?

- He viajado tanto en mi vida que no sé muy bien de donde soy. No me siento venezolano, ni barcelonés, pero tampoco alemán. Me siento ciudadano del mundo. En Barcelona hay muchos extranjeros viviendo y trabajando. Me gusta saber que estoy rodeado de gente que tampoco sabe a dónde pertenece. Tengo miedo de volver a Venezuela... Cuando yo me fui de Caracas el país funcionaba bien. Había pobreza, pero no la que podías en otros países de América Latina. Ahora acaban de estar tres días sin electricidad. No entiendo cómo un país que es el que más petróleo tiene del mundo puede estar ahora al borde de una guerra civil.

- ¿Ve su futuro en Barcelona?

- A veces me pongo nostálgico. Pienso que podría comprar una casita en Venezuela, al lado de la playa, y quedarme allí para el resto de mis días, pero esto ahora ya no lo puedo hacer. Me voy a quedar donde más a gusto me siento, que es en Barcelona.

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