BARCELONEANDO

Abran paso al Comando Señoras

Alicia Reyero dirige a una treintena de mujeres en un proyecto destinado a crear ficciones desde una perspectiva femenina

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Mauricio Bernal

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"La primera regla del Club de las Señoras en Lucha es: todo el mundo hablará del Comando Señoras. La segunda regla es: tu cuerpo es tu arma más letal; deberás conocer y venerar cada una de sus habilidades. La tercera regla es: las señoras se enfadarán, gritarán, llorarán y patearán todas las veces que sean necesarias. Toda señora será abrazada y arropada por el resto del comando después de una revolución hormonal y cuidada como tal. La cuarta regla es: cada una de las agresiones del sistema opresor ‘machirulo’ serán analizadas por el comando y se actuará en consecuencia. La quinta regla es: el comando siempre estará bien alimentado, entrenado, cuidado y calentito para poder operar. La sexta regla es: toda señora podrá ir cada día de su vida tranquila por la calle, independientemente de su vestuario, edad, del lugar o la hora del día. La séptima regla es: somos pacíficas hasta que nos tocan la empanada. La octava regla es: cuando tocan a una, acudimos todas. La novena –y última regla– es: las reglas son para desobedecerlas y transformarlas. Haz tu club. Haz tu lucha. El comando te escucha".

En ‘El Club de las Señoras en Lucha’, el segundo producto audiovisual del autodenominado Comando Señoras, las señoras en cuestión se juntan en un garaje y ("tu cuerpo es tu arma más letal; deberás conocer y venerar cada una de sus habilidades") entrenan categóricos movimiento de pelvis sin quitar los ojos de una pizarra donde están dibujados una vulva y un culo. Luego ("cada una de las agresiones del sistema opresor ‘machirulo’ serán analizadas por el comando y se actuará en consecuencia"), se juntan en una cocina a poner a punto armamento variado y estrambótico, por ejemplo una bandeja de croquetas explosivas. Más tarde ("somos pacíficas hasta que nos tocan la empanada", y "cuando tocan a una, acudimos todas"), el comando se presenta en el oscuro párking donde se gesta una agresión de machos y ahuyenta a los agresores con una colectiva arremetida de traseros en formación de combate. "Ninguna agresión quedará sin respuesta", se lee sobre la pantalla tras la huida.

"Si en la ficción se nos vende como víctimas, nos proyectamos como víctimas, necesitamos cambiar eso", dice Reyero

Todo esto suena hilarante porque efectivamente es hilarante (doblemente hilarante, de hecho, teniendo en cuenta que es una parodia del club de la lucha de Tyler Durden, o de David Fincher, o de Chuck Palahniuk, como se quiera ver), pero está apoyado en un discurso menos divertido. El vídeo, de cuatro minutos y medio, está dirigido por Alicia Reyero, actriz y directora de teatro responsable de un taller, ‘Reconstruir la ficción’, que reflexiona sobre el hecho de que, en términos generales, las ficciones son masculinas y los imaginarios que crean son, por lo tanto, masculinos. El taller y su consecuencia más palpable hasta el momento, el Comando Señoras, son producto de la reflexión de Reyero y sus alumnas sobre el hecho de que la ficción ha reservado a las mujeres un rol marginal y sexualizado ("hablando en trazos gordos, que quede claro") que perpetúa los estereotipos de género. "Los referentes femeninos de la ficción, sobre todo las mujeres protagonistas, suelen ser personajes jóvenes y sexualizados. Lo he comprobado yo en mis propias carnes como actriz. Es algo que se empieza a cuestionar, y debemos pensar en ello".

Empezando por el culo

Pensar en ello es lo que ha promovido en las dos ediciones del taller que ha organizado hasta el momento. Un ejemplo sangrante que saca a colación allí es el de ‘Death proof’, de Tarantino, "donde la presentación de los personajes femeninos es desde el culo, y las mujeres están al servicio de la fantasía sexual del hombre". ¿Significa esto que hay que quemar en la hoguera al director estadounidense? De ninguna manera, pero hay que proponer ficciones, explica, que proyecten otra imagen de la mujer. "Y la ficción tiene la virtud de que nos permite proyectarnos donde queramos. Si en la ficción se nos vende como víctimas, nosotras nos proyectamos como víctimas, así que necesitamos reconstruir eso. De modo que dijimos: ‘Vamos a reconstruir el imaginario colectivo. Vamos a jugar con la fantasía de que estas señoras que están en su casa haciendo la colada o comiendo pastitas en la cafetería, en realidad están alistándose para crear una república feminista'". Nació el Comando Señoras, compuesto por una treintena de mujeres de todas las edades que se han puesto dos veces ante la cámara para eso, protestar contra el imaginario dominante y plantar otro: uno en el que se sienten reflejadas. Cómodas. "Primero fue una obra de teatro, pero luego pensamos que podía ser un arma potente de denuncia".

La tercera (¿o cuarta?) consecuencia práctica del Comando Señoras será la obra de teatro ‘Ritos de amor y guerra’, que se presentará el próximo día 6 en el Centre de Cultura de Dones Francesca Bonnemaison. "Tenemos muchas ganas de seguir contando historias", dice Reyero.