ACTUACIÓN PENDIENTE

La futura Via Laietana restringirá los coches, ampliará aceras y se rendirá a las bicis

Via Laietana.

Via Laietana. / periodico

Helena López / Patricia Castán

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El tortuoso proceso para afrontar la siempre pendiente reforma de la Via Laietana parecer llegar a su fin, si se acata una de las dos propuestas de diseño finalistas presentadas por el ayuntamiento hoy martes. Ambas se caracterizan por la ampliación de aceras (de al menos un metro), el menor peso del vehículo privado y el protagonismo de la bicicleta. Este último punto ha sido precisamente el que ha llevado a la Associació de Veïns i Comerciants de la Via Laietana -que ha liderado las reivindicaciones de la reforma en los últimos años- a replicar poco después que rechazan los planes municipales porque el proceso participativo no habría tenido en cuenta sus propuestas y necesidades.

Las concejalas de Urbanismo y de Ciutat Vella, Janet Sanz y Gala Pin, han presentado a la prensa las dos propuestas seleccionadas por generar -según el consistorio- un mayor consensoAmbas se han debatido en el proceso participativo llevado a cabo durante los últimos nueve meses. La intención municipal es acabar de decidir en las semanas que quedan de mandato cuál es la mejor opción -en función de informes técnicos que se están elaborando-, para empezar a ejecutar la transformación a finales del 2020. Aunque una vez más, el desenlace dependerá de los resultados de las elecciones municipales de mayo. No sería la primera vez que un relevo en el equipo de gobierno borra de un plumazo el proyecto realizado por el anterior alcalde.

Diferencias sustanciales

Uno de los objetivos del mandato ha sido "recoser heridas" urbanas y "ganar espacios de vida", aduce el consistorio. "Para definir la transformación de lo que hoy es una autopista en el centro de la ciudad hemos contado con la participación de vecinos, alumnos de colegios y comerciantes", ha destacado Sanz, quien también ha señalado que las dos opciones responden a los criterios de "poner el urbanismo al servicio de la ecología y de la transición ecológica de la ciudad", con más espacio para pasear y menos coches y donde el transporte público es prioritario.

Una de las diferencias entre un diseño y el otro es la amplitud de las aceras, que ahora tienen un ancho máximo de 2,70 metros. Las concejalas ven con mejores ojos la propuesta que amplía espacio peatonal a 3,70 metros, al considerar que en ella "todos ganan". "Es la que más nos gusta porque tiene un carril bici de subida y otro de bajada", ha apuntado Pin, quien también pone énfasis en la necesidad de actuar en la antipática calle de Jonqueres, medida que recogen las dos opciones.

El dibujo más generoso con las aceras, de 4,15 metros, tiene a ojos de las edilas el problema de ofrecer un solo carril bici segregado de subida, mientras que en dirección hacia el mar las dos ruedas tendrían que usar el carril de circulación limitada a 30 kilómetros por hora.

Carril bus y para uso vecinal

Algo que también en común las dos propuestas es que cuentan con un carril bus taxi y local, en el que, además de los servicios, solo podrán circular los vehículos de los vecinos de la ciudad. Los proyectos quieren también abrir el debate sobre cómo mejorar los recorridos transversales de la Via Laietana para facilitar las conexiones entre los barrios del Gòtic y de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera. En este sentido, ya se prevé que el proyecto final incorpore la pacificación de la calle de Jonqueres y la plaza de Antoni Maura, entre otras.

En paralelo está contemplado reordenar las paradas de transporte público atendiendo a la nueva ordenación.

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En total desacuerdo

Los comerciantes, por su parte, se muestran muy críticos con las propuestas presentadas por el ayuntamiento. Pese a haber participado en el proceso aseguran que este ha sido "muy sesgado" y que en los dibujos seleccionados por el consistorio "prima demasiado la bicicleta". El proyecto planteado por este colectivo en colaboración con la Universitat Politècnica de Catalunya apostaba por el carril 30 con uso compartido para las bicis, o bien por no incluir bicis en este eje y buscarle rutas alternativas. Preferían primar al peatón con 4,25 metros de anchura de aceras, mientras que ven "ridícula" la ampliación preferida por el ayuntamiento. "Ni se nos ha escuchado ni se ha llegado a ningún consenso", afirman. 

Se quejan de que su diseño no se incorporó a los cuatro municipales que hubo sobre la mesa, de forma que "no se pudo discutir ni valorar realmente". Para David González, presidente de la entidad, "ha primado el interés ideológico por encima de las necesidades de la zona". En su opinión, situar los carriles junto a las aceras "pone en peligro a los viandantes" y complica que los pasajeros de taxis y buses tengan que "sortear a las bicicletas" al subir o descender de estos transportes. 

La asociación es también contraria a que se elimine el giro hacia Antoni Maura, porque "aislaría" comercialmente a la zona y perjudicaría a sus tiendas y servicios, dicen.

Una arteria difícil de domar

La Via Laietana ha sido una de las bestias negras del urbanismo barcelonés para alcaldes de todos los colores políticos. Pero su futuro siempre quedaba en suspenso a causa de las discrepancias sobre la movilidad de la zona o por obras pendientes en el metro y en la plaza de Urquinaona. Navegar en la hemeroteca da vértigo. En el 2006 ya se planeaba una reforma que comportaría ganar 3.000 metros cuadrados de aceras. El concejal Carles Martí (PSC) se atrevía con una transformación que dejaría solo un carril ascendente para buses.

En el 2009 se dijo que esa vez era la definitiva. La entonces concejala Itziar González anunció 20 meses de obras a partir del verano del 2009 para reinventar el vial con dos carriles de subida y dos de bajada (sin bicis). Pero la crisis y el posterior relevo político (CiU) diluyeron los planes y la edila Mercè Homs planeó en el 2011 un apaño sin cirugía, a base de dinamizarla.

Próxima aprobación de los pisos prometidos en los viejos juzgados

<span style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;">La batalla, que en un primer momento se antojó una <strong>victoria fulminante</strong>, empezó en <strong>mayo del 2017.</strong> Una veintena de entidades del <strong>tejido asociativo del distrito y la ciudad</strong> pusieron sobre la mesa la reivindicación. Querían que el majestuoso edificio en los números<strong> 8 y 10 de la Via Laietana,</strong> los viejos juzgados, se reconvirtiera en <strong>160 pisos públicos de alquiler asequibles. </strong></span><span style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;">La finca, de <strong>más de 17.000 metros cuadrados</strong>, estaba vacía (salvo los bajos) y es desde finales del 2014 era propiedad del Ayuntamiento de Barcelona (salvo una porción, en manos de la Administración central). Los vecinos calculaban que podrían vivir allí unas <strong>160 familias, </strong>medio millar de personas si se trata de parejas con un hijo, una <strong>cifra notable en un distrito que en los últimos 10 años ha perdido una media de 106 habitantes cada mes</strong> por culpa de la <strong>gentrificación.</strong></span>