EN LA CALLE JAPÓ

La mezquita de Nou Barris vence el recelo vecinal un año después

El centro fue objeto de protestas y ataques durante sus primeros tiempos en el distrito

En el centro, Elblout, en un momento de la visita a la mezquita de la calle de Japó

En el centro, Elblout, en un momento de la visita a la mezquita de la calle de Japó / ÀNGEL GARCIA

Luis Benavides

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Insultos, pintadas islamofóbicas y caceroladas diarias. Durante casi un año los miembros de la Asociación Islámica de Nou Barris, instalada en el número 28 de la calle de Japó, vivieron rodeados de intolerancia. Hoy solo quedan media docena de pancartas contra la mezquita en los balcones. "Muchos vecinos han venido, nos han conocido y nos han pedido disculpas", explica el presidente de la entidad, Abdelazziz Elblout, durante una visita organizada por el Espai Avinyó conjuntamente con la Oficina de Asuntos Religiosos del Ayuntamiento de Barcelona para celebrar el primer aniversario de este centro de oración. 

Elblout recibió el pasado miércoles a una docena de visitantes interesados en el día a día de la comunidad y su vivencia del islam, con una sonrisa y un único requisito: dejar los zapatos en la entrada. La primera jornada de puertas abiertas tuvo lugar en abril del 2018, unos tres meses después de la inauguración, y desde entonces han organizado muchas. "Estas jornadas son fundamentales. Cuando conoces entiendes muchas cosas, coges cariño y te das cuenta de que somos más iguales que diferentes", explica Lourdes Ponce, una de las coordinadoras de la Xarxa Nou Barris Acull, entidad que acompañó a la comunidad islámica en la búsqueda de locales y cuando posteriormente fue objeto de protestas xenófobas lideradas por formaciones de extrema derecha. "Llegar hasta aquí ha sido una auténtica odisea", recuerda Ponce. "Todo eso ya es pasado", apostilla el presidente de la asociación.

En un bajo

La mezquita, con alfombras ignifugas y otras medidas de seguridad, está situada en los bajos de un edificio de viviendas. El aforo es de 95 personas, un número que tienen muy presente. La persona encargada de recibir a los socios y visitantes utiliza un contador de personas manual, como el empleado por el personal de cabina de los aviones. "Tenemos más de 300 miembros, pero nunca nos juntamos todos aquí. Para la fiesta del Ramadán, la más importante del año, nos reunimos en sitios más grandes como el polideportivo", puntualiza el presidente, quien explica a sus invitados la importancia de rezar en este espacio de oración con un símil mundano: "Los musulmanes tenemos que rezar cinco oraciones al día. Y se trata de sumar puntos, como en el fútbol.  Si rezas en casa está bien, vale un punto; pero si quieres ganar 27 tienes que venir aquí".

La figura del imán y la obligatoriedad del velo en las mujeres son algunos de los temas que más interés despiertan entre los asistentes. "El imán es una especie de cura, pero puede tener su familia, hijos, su propia vivienda o negocios. Eso sí, tiene que estar aquí para dirigir las cinco oraciones diarias", interviene el secretario de la asociación, Mohammed Arbiine, quien desmintió algunos estereotipos de su religión, como el machismo. "La mujer debe llevar un pañuelo en la mezquita, pero los hombres también debemos seguir otras reglas de vestimenta. No podemos vestir ropa apretada o llevar pantalones cortos", enumera Arbiine.  "Mi mujer es catalana –continúa- y después de leerse el Corán decidió llevar velo. Ahora no puede salir a la calle sin. Nadie la obliga".  

La visita finaliza en una sala con una mesa llena de dulces típicos del norte de África y té verde con menta donde continúan las preguntas y el intercambio de impresiones. "Me apunté a la visita porque no sabía nada sobre su funcionamiento, qué hacen… Tengo una mezquita similar al lado de casa y nunca me he atrevido a entrar", explica Montse Lacalle, vecina del Clot. "Son gente que quiere integrarse, que está abierta al barrio y no quiere problemas", añade su marido, José Antonio Sancho, al salir de la visita.

El próximo 24 de marzo esta comunidad islámica saldrá a la calle para compartir con sus vecinos una receta de cuchara con motivo de la 16ª edición del Festival Sopas del Mundo Mundial organizado por la Xarxa Nou Barris Acull en la Marquiesina de la Via Júlia, la gran fiesta de la convivencia del distrito.