Las películas del mandato

A Colau también le ha pasado

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Toni Sust

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Cuando Leonard Zelig es analizado por psiquiatras, se convierte en uno de ellos. Cuando le visita un grupo de franceses, adopta su vestimenta y habla francés. Al encontrarse con un chino, desarrolla rasgos orientales. Zelig, protagonista de la comedia en forma de falso documental, con ese apellido como título, se mimetiza con la gente que conoce, asume sus características.

Todos estos síntomas que denotan la voluntad de adoptar roles de la gente que rodea a una persona componen un síndrome, el de Zelig, bautizado así por el personaje de Allen, que cuenta con un único caso médico real, detectado en Nápoles en el 2007.

El personaje de Allen se mimetiza con las personas que tiene cerca, como la alcaldesa mimetiza sus vivencias con las de los demás

Un síndrome que en los últimos años ha sido atribuido a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, por su tendencia a explicar anécdotas personales asociadas a situaciones de la actualidad. Algo que en Twitter se puede encontrar buscando la frase "a Colau también le ha pasado". No inventamos la sopa de ajo, otros lo explicaron antes y es justo citarles. Pero si hay que resumir el mandato de Colau en películas, esta no podía faltar.

Puig Antich

Mucha gente lo hace, igual usted también. Le cuentan una anécdota y mientras escucha ya piensa en la réplica, en contar otra situación similar que le sucedió, a poder ser más estridente. Es una tendencia que la alcaldesa abraza, y que ha sido a menudo objeto del cachondeo general.

El momento fundacional del 'zeliguismo' de Colau es el tuit que hizo en recuerdo de Salvador Puig Antich, y de ella misma, en marzo del 2015, dos meses antes de ganar las elecciones municipales: "Fa 41anys el règim feixista va matar Puig Antich a Bcn, i hores després vaig nèixer jo. Barcelona ciutat valenta, q mai es resigni a injustícia!".

Aunque después ella negó que el suyo fuera un mensaje personalista, cómo no concluir que lo que daba a entender es que su nacimiento compensó la muerte de Puig Antich, la última persona ejecutada mediante el garrote vil en España, condenado a muerte por el franquismo en 1974.

Los fiscales querían una orgía

En junio del 2016, en un acto de Podemos sobre mujeres y política, Colau desveló que poco antes, en un encuentro del ámbito judicial, dos personas –después se supo que eran fiscales- la acosaron: "Con el alcohol me preguntaron si tenía novio, me dijeron que estaba muy buena y que si podíamos hacer alguna cosa". El exfiscal jefe de Catalunya José María Mena confirmó el incidente.

La alcaldesa volvió a referirse a ataques de carácter sexual, pero mucho más graves, en noviembre del 2017. Con motivo de la entrega de un premio contra el machismo, contó que años antes estuvo a punto de ser violada en dos ocasiones. La primera vez, un hombre "de gran envergadura" la esperaba junto al portal de su casa cuando ella volvía, de madrugada. Se reía y la desafiaba, contó: "Me encontraba atrapada, porque estaba a pocos metros de su casa y no hallaba escapatoria. Pasé muchísimo miedo". El segundo caso impacta todavía más: relató que una noche se vio rodeada por hombres que habían salido de "dos o tres coches" y que sólo la repentina aparición de un vehículo policial los disuadió de atacarla. Escaparon. "Estoy bastante segura de que, si no, me hubieran violado esa noche".

A que dimito yo también

Una de las estrellas de la galaxia de los 'comuns', Xavier Domènech, implosionó en septiembre del 2018 y abandonó sus cargos como dirigente, el Parlament y la política. Dicen los especialistas que lo hizo después de ver cómo su gestión era excesivamente tutelada por el poder, encarnado, entre otros, en Adrià Alemany, el marido de Colau. Ella reaccionó con uno de sus ataques más agudos de 'zeliguismo'. En Facebook, un medio que gusta de emplear, giró la flecha hacia sí misma"Yo (al igual que muchos compañeros) también me he planteado dejarlo en más de una ocasión en el último año, que ha sido especialmente duro. De momento resisto por responsabilidad".

Entre los casos de mayor 'zeliguismo' de la alcaldesa destaca, cuando lo hizo Domènech, su afirmación de que también pensó en dimitir  

A raíz del escándalo de los másteres presuntamente regalados a políticos –de los 'populares' Cristina Cifuentes y Pablo Casado a la ministra socialista Carmen Montón-, Colau no pudo resistir la tentación de aportar su anécdota: explicó que "una directiva de una multinacional" le había propuesto allanarle el camino para acabar la carrera de Filosofía, de la que le faltan dos asignaturas. "Oye, esto lo podemos hacer muy fácil", aseguró que le había dicho. Los capones le cayeron por doquier y la UB, donde estudió, la instó a aclarar sus "insinuaciones". La alcaldesa reculó rápidamente: "Nadie de la universidad me ha propuesto nada irregular".

Soy bisexual

Colau también ha recibido críticas por desvelar que es bisexual y contarlo después dos veces más. La primera vez lo hizo en el programa 'Sálvame Deluxe'. Su equipo asegura que no estaba preparado.  Hay otro contexto en el que la 'Zelig' barcelonesa ha adoptado roles de los que la rodean: el 'procés'. Tan pronto vota sí-sí en la consulta del 9-N, como se declara contraria al independentismo.

Con todos estos antecedentes no hace falta subrayar que Colau, como tantos otros políticos, no tiene problemas para contrarrestar los ataques que recibe. Y lo hace, oh casualidad, mirándose a sí misma"Que una mujer bisexual y pobre llegue a alcaldesa crea disrupciones".

Las películas

<strong>'Zelig' (1983)</strong>

Y la semana que viene, 'La comunidad', la increíble historia del okupa convergente de Sarrià.