BARCELONEANDO

El regreso del fotógrafo minutero

Ciutat Vella firma un convenio con la Associació de Fotografia Minutera de Barcelona para regular la actividad

El fótografo minutero, Jacobo Vázquez en el Parc de la Ciutadella.

El fótografo minutero, Jacobo Vázquez en el Parc de la Ciutadella. / periodico

Mauricio Bernal

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Puede que una manera de verlo sea verlo como una cuestión de velocidades: decir que en el tiempo que toma hacer una fotografía minutera un avezado ‘millenial’ a los mandos de su móvil podría tomar 600. Sí: hubo un tiempo en que las cosas eran pausadas, y en que tomar una fotografía tenía los ingredientes de un ritual; un tiempo en que los fotógrafos difícilmente habrían concebido una foto que no fuera el resultado de un proceso artesanal. La fotografía minutera es probablemente el paradigma de todo esto, esa cámara enorme que es a la vez laboratorio, posada siempre con decimonónica coquetería en el vértice de su trípode. Estupendamente aparatosa. Los memoriosos con edad para serlo recuerdan a los fotógrafos minuteros que se apostaban en Colón para vender su arte a los marineros recién desembarcados en la ciudad, o no necesitan la memoria y pueden desempolvar su propia foto minutera, en la que posan con su madre y el helado que acababan de comprar, en un domingo soleado que con foto o sin ella se les habría quedado grabado en la memoria. Pero encima tienen la foto.

Los fotógrafos podrán trabajar en Pla de Palau, el parque de la Ciutadella y el paseo de Picasso

En los tiempos de las 60 fotos por minuto –seguramente más–, vuelven los fotógrafos minuteros. Nunca se fueron, en realidad. Se los podía ver en ferias modernistas o haciendo fotos antiguas en una boda moderna, gente especial, sin duda, responsables de la continuidad de una tradición cada vez más divorciada de lo rápido y lo inmediato –esos valores al alza. Se los podía ver en la calle, también, como lo estuvieron antaño, pero en una ciudad obcecada con el control del espacio público, la cosa no era tan evidente. Hasta ahora. Vuelven los fotógrafos minuteros porque la Associació de Fotografia Minutera de Barcelona acaba de firmar un convenio con el distrito de Ciutat Vella que ordena su actividad, les asigna unos puntos específicos y unos horarios de trabajo; que en general los arropa. De modo que se puede decir que están de plácemes. Y debería estar de plácemes la ciudad, aunque solo sea porque el niño de hoy cuando escarbe en unos años en su baúl de los recuerdos encontrará una foto en blanco y negro de cuando paseaba con su madre por el parque de la Ciutadella, devorando helados o golosinas, y será una foto antigua sacada en los albores del digital siglo XXI y no en los del analógico siglo XX, que fue cuando la fotografía minutera tuvo su época de gloria.

Tres emplazamientos

Firmado a principios de diciembre, el convenio fusiona la necesidad de los fotógrafos de trabajar tranquilamente en el espacio público –en el sector hay historias de multas y decomisos– con la simpatía que genera en el ayuntamiento la recuperación de una actividad que formó parte de la identidad de la ciudad. "Nos interesaba la recuperación de un oficio perdido así como darle una dimensión comunitaria, ya que el convenio establece que los fotógrafos harán divulgación de su actividad en escuelas y casales", explica Gala Pin, concejala de Ciutat Vella. Ha de saber quien sienta la necesidad imperativa de hacerse una foto minutera que a los fotógrafos les han sido asignados tres emplazamientos: uno en Pla de Palau, uno en el paseo de Picasso y uno en el parque de la Ciutadella, y que en cada uno podrán trabajar hasta dos fotógrafos. "Nos pareció conveniente crear un pequeño núcleo urbano en el que hubiera un hilo conductor que fuera la fotografía", dice el consejero técnico del distrito, Jordi Rabassa. Convergen en la elección de estos tres puntos el hecho de que fue en Pla de Palau donde fue tomada la primera fotografía de la que se tiene noticia en España, así como la voluntad de que no convertir a los minuteros en atracción turística, y de evitar por lo tanto sitios más aglomerados. "Ni les interesaba a ellos ni nos interesaba a nosotros", dice la concejala.

"Es una técnica fotográfica que no se puede perder", dice el fotógrafo minutero Jacobo Vázquez

El otro día estaba Jacobo Vázquez estacionado con sus cámaras de fotografía minutera en el parque de la Ciutadella. Una de ellas –una de las cámaras– se llama Miranda. Gaditano de 44 años, Vázquez es uno de los tres fotógrafos que, de momento, han obtenido permiso para trabajar en la calle al amparo del convenio –que establece hasta 12 licencias. "Es una técnica fotográfica que no se puede perder, y por eso estamos muy contentos con el acuerdo", dice. Miranda la construyó él mismo, tal y como hacían los minuteros de otros tiempos. También de otros tiempos es su atuendo y el atrezo que pone a disposición de sus clientes. Ay, Miranda. No sacas 60 fotos por minuto. Pero las fotos que sacas no se olvidan.