CONFLICTO

La Guardia Urbana protegerá la entrada de alumnos en las escuelas Roca

Un grupo de alumnos entra en la escuela Joan Roca, este martes

Un grupo de alumnos entra en la escuela Joan Roca, este martes / periodico

Luis Benavides

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Tensa calma en las escuelas Joan Roca de Barcelona. Los agentes de la Guardia Urbana flanquearán las entradas y salidas de los tres centros educativos del grupo -uno en la rambla de Guipúscoa y dos en la avenida Meridiana- al menos durante toda esta semana como respuesta a los hechos sucedidos el domingo por la tarde, cuando el exgerente irrumpió por la fuerza en los tres edificios escoltado por un grupo de vigilantes de seguridad armados con porras y cambió las cerraduras para reivindicarse como único propietario.

La esperpéntica irrupción del exgerente, Juan José Roca, titular de las tres escuelas, obligó a la actual dirección de los centros a suspender ‘in extremis’ todas las clases del lunes y martes. En esas 48 horas la dirección y las ampas esperaban que se formalizara la denuncia interpuesta de manera urgente. Hasta entonces no podían, aseguraban en la circular enviada a las familias, “garantizar la normalidad ni la seguridad en las escuelas, ni los servicios de atención a los alumnos”. Finalmente, mañana martes volverá la normalidad a las aulas, servicio de comedor y extraescolares.

Los hijos del exgerente, en la directiva actual

Los dos hijos del propietario se pusieron al frente del grupo de escuelas concertadas hace un año tras las medidas cautelares decretadas por el Juzgado Civil número 4 el pasado 9 de enero. El propietario, con un largo historial de denuncias y abusos de poder, se encuentra suspendido de sus funciones mientras no se dicte una sentencia firme.

El último año, con los hijos al frente de los centros, la comunidad educativa había recuperado la tranquilidad después de años bastante convulsos.“Estábamos muy contentos con la dirección de los nuevos gerentes. No interferían para nada en el trabajo de los profesores”, explica Yolanda Vigara, miembro de la ampa de la escuela de Guipúscoa y madre de dos niños de 8 y 13 años.

Reunión con el Consorci d'Educació

Representantes del Ayuntamiento, del Consorci d'Educació de Barcelona (CEB), de las ampas, la dirección del centro y el comité de empresa se han reunido en la Sede del Distrito de Sant Martí este martes al mediodía para buscar una solución definitiva. Tras dos horas, el encuentro ha finalizado sin medidas concretas -al margen de la presencia policial, asegurada durante toda la semana- pero con el compromiso por parte del Consorci d’Educació de encontrar "medidas efectivas" lo antes posible para que el "proyecto educativo siga adelante con las máximas garantías", según palabras del presidente del consorcio, Josep G. Cambray.  

Las ampas llevaban más de tres años denunciando “circunstancias muy excepcionales que han afectado al correcto funcionamiento de las escuelas”. Estas quejas, aseguran las familias, parecían caer en saco roto. Todo seguía igual. “Hoy hemos podido contrastar el proyecto educativo que hay detrás de estos centros, y a partir de aquí nos ponemos a trabajar para garantizar la escolarización en condiciones y ver qué acciones concretas y medidas legales son necesarias para desencallar esta situación”, ha explicado el presidente del Consorci d’Educació, quien ha pedido disculpas a las familias presentes en la reunión por la reacción tardía del ente público. “Si los circuitos no han funcionado suficientemente bien y no se ha dado la respuesta suficiente, deberemos revisarlos y corregirlos. Esto no puede volver a pasar”, ha sentenciado.

La vicepresidenta del Consorci, Laia Ortiz, por su parte, ha calificado como “graves” los hechos sucedidos en este grupo de escuelas, de los que los Distritos de Sant Andreu y Sant Martí no tenían conocimiento hasta el domingo por la noche, y se ha comprometido en la reunión a poner en marcha todos los recursos necesarios para que los tres centros educativos recuperen la normalidad lo antes posible. “Nos volveremos a ver en pocos días para ver cómo seguimos acompañando a la comunidad educativa, y como administración de proximidad pedimos celeridad a la justicia, porque el litigio entre propietario y gestores dificulta poder avanzar a nivel administrativo”, ha añadido la también concejala de Sant Andreu, el distrito en el que están ubicados los dos centros Roca de Meridiana.

La presidenta del ampa de Guipúscoa, Berta Ortega, ha salido de la reunión satisfecha porque como mínimo han podido trasladar los hechos sucedidos hasta la fecha con detalle y han conseguido el compromiso firme por parte del Consorci d’Educació de ayuda y soluciones, que serán presentadas en una nueva reunión que tendrá lugar en un plazo máximo de 10 días. “Valoramos muy positivamente que nos hayan reunido porque llevábamos años esperando”, explica Ortega, quien ha recordado que ya hicieron llegar sus quejas al consorcio educativo e incluso al Síndic de Greuges, “totalmente desesperados”, sin recibir una respuesta contundente por su parte.

Ampas desemparadas

Las ampas, asegura Ortega, se han sentido desamparadas durante los últimos cinco años. “Han venido inspectores de educación a los centros y quizá solucionaban algún detalle”, reconoce la presidenta del ampa de la escuela de Guipúscoa, pero el problema de fondo continuaba.

Con todo, las ampas dan un voto de confianza a las administraciones para que desencallen este conflicto y han pedido a las familias que no se concentren en las puertas de  los centros estos días, como pasó el domingo por el efecto del boca-oreja y también este lunes por la mañana. Este punto es importante para recuperar la normalidad y, sobre todo, para no generar más tensión a los alumnos.

En los últimos tres años, Juan José Roca acumuló numerosas denuncias. Fue destituido de su cargo el pasado 9 de enero por una sentencia judicial acusado de “amenazas constantes, abuso y trato vejatorio a muchos trabajadores que en algunos casos había provocado bajas por depresión o ansiedad”, según detalla un comunicado enviado por el Grup Escolar Roca.   

Las entradas y salidas de personal del centro de Guipúscoa, el que más frecuentaba el propietario, eran constantes. “Mi hijo ha tenido tres profesoras en un año. O porque se marchaban ellas o las echaba él”, ha explicado Esteve Santos, padre de un niño de 10 años, quien considera que el ambiente no era el adecuado, principalmente para los más pequeños. “Nuestros hijos veían como llegaba el propietario, hablaba con alguna profesora, y ella marchaba llorando. Los niños no estaban cómodos con esta situación”, ha añadido.

El día después

La aparición en escena del titular de las escuelas Roca de Barcelona con una radial y escoltado por un nutrido grupo de personajes corpulentos vestidos de negro marca seguramente un antes y un después en la historia de esta comunidad educativa fundada en 1959. Sea como sea, el día después ha sido muy duro, principalmente para las profesoras que pensaban que su pesadilla había terminado hace un año con la suspensión cautelar del ahora exgerente.

Las profesoras de la escuela Joan Roca de la rambla de Guipúscoa, donde el exgerente hacía acto de presencia de manera casi diaria, entraron el lunes por la mañana entre aplausos de padres y madres de alumnos, quienes agradecían así todo su trabajo e implicación en la educación de sus hijos a pesar del mal ambiente que se respiraba en el edificio. Algunas no pudieron contener las lágrimas de la tensión que se respiraba en esos instantes, con agentes de la Guardia Urbana en la esquina y la presencia de muchas cámaras de televisión.

Selección machista

Además de las denuncias por vejaciones y acoso laboral, las familias aseguran que también se han producido decenas de despidos arbitrarios –las tres directoras recibieron sendas notificaciones de despido la semana pasada- y contrataciones con criterios puramente estéticos. Toda la documentación ha sido reportada al Consorci d’Educació, aseguran, y nunca recibieron una respuesta. "Los requisitos estaban fuera de lugar. Pedía cosas tan extrañas como que las profesoras de P-3 que llevaran el pelo largo y liso, de cierta longitud, y que vistieran con falda y zapatos de medio tacón", ha explicado la presidenta de la ampa de la escuela de Guipúscoa, que también acusan al expropietario de una mala gestión económica. En las cuentas, explican, “había muchos gastos innecesarios mientras los básicos no se cubrían”.

Los requisitos para ser maestra en el centro titularidad de Juan José Roca eran de sobras conocidos por padres y madres. “Hizo una selección del personal minuciosa. Todas las maestras tienen el pelo largo, buen tipo… Afortunadamente, todas son buenas profesionales y las familias estamos muy contentos con su trabajo”, puntualiza otra madre, Elisabeth Suriñach, madre de dos niños de 8 y 15 años. Alguna vez intentó organizar una especie de concurso de belleza, algo que toda la comunidad educativa rechazó de lleno.

El trato vejatorio que recibían las profesoras, sobre todo las más jóvenes, llegó a los padres a través de los niños. El exgerente tenía terminantemente prohibido a las profesoras que entregaran a los pequeños a la salida. De esta manera pretendía que no hubiese comunicación entre ambas. “Mi hijo mayor me contaba que cuando él paseaba por fuera de las clases, ellos lo sabían aunque no lo vieran. La profesora se cuadraba y se ponía nerviosa”, recuerda.

Los valores del humanismo cristiano

El modelo de los centros Roca está inspirado en los valores del “humanismo cristiano y la Declaración de los Derechos Humanos”, según detallan en la página web. “Una formación que potencie hábitos y valores para conocerse, aceptarse a uno mismo, intepretar el entorno, relacionarse con los otros y poder crecer y desarrollarse como una persona libre y responsable en la sociedad”, detallan. Para muchas familias este discurso de cara a la galería esconde un modelo desfasado en muchos sentidos, machista y retrógrado. “Lo primero que hicieron todas cuando dejó de estar por la escuela fue venir con tejanos y zapatillas. Creo que se liberaron”, recuerda Suriñach, quien explica que muchos padres intentaron sacar a sus hijo del colegio pero que a mitad de ciclo es muy complicado cambiar de centro. “En el fondo siempre ha sido una buena escuela. De barrio, familiar. Sin instalaciones y fea por fuera, pero con un buen nivel y mucha actividad por dentro” puntualiza.

La ampa de Guipúscoa estudia denunciar en los próximos días al expropietario por la sustracción de material informático, principalmente discos duros con información sensible, el pasado domingo.