Las películas del mandato

Ada Colau y el trío imposible

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Toni Sust

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Sí, es cierto, la trama original de ‘Las amistades peligrosas’, novela de Pierre Choderlos de Laclosno concuerda plenamente con las tramas y subtramas de la política de alianzas de Ada Colau. No ha habido sexo de por medio, o no tanto. Pero también es cierto que la obra ha dado pie a un gran número adaptaciones -seis películas, cinco producciones para televisión, tres obras de teatro-. No vendrá de una.

El título se salva, porque si algo se puede inferir de la campaña que Colau hizo en el 2015 es que todas las amistades le parecían peligrosas: llegaba la nueva política y todo lo que fuera ir de la mano con la vieja se antojaba una herejía. Y eso que no le dolió el pecado original de emprender el viaje de la mano de Iniciativa per Catalunya, de cuyos derechos electorales disfrutó Barcelona en Comú al igual que Manuel Valls hará con los de Ciutadans. Los rivales de Colau le recordaron desde entonces que su nuevo proyecto se erigía sobre un partido que llevaba décadas como socio en el gobierno de la ciudad: política vieja, incluso anciana.

La CUP, más papista que Colau

Colau exploró otra alianza antes de las elecciones, la de que Barcelona en Comú compartiera candidatura con la CUP. Pero le pasó con la CUP lo que le ha pasado a Ferran Mascarell con Ernest Maragall: ambos atesoraban características similares pero mucho más desarrolladas en el segundo caso. Si Mascarell es un independentista símbolo del maragallismo, más lo es el hermano del excalcalde. Si Colau es anticapitalista y planteaba abanderar un estilo austero, por ejemplo en el salario, la CUP redoblaba su apuesta.

Lo cuenta un cupero: “Nos sentamos con la gente de Colau y comparamos los códigos éticos de cada uno. Nos levantamos de la mesa en seguida”. Por poner un ejemplo: los 'colauers Además, los ‘cuperos’ argumentaron que no podían figurar en una lista en la que también estaba Iniciativa.

Los socialistas relatan que Colau no veía claro optar a la Agencia del Medicamento: "Es que nosotros estamos en contra de medicalizar la medicina"

Lograr socios para reunir los 21 votos necesarios para una investidura por mayoría absoluta fue el primer reto tras las elecciones. Tanto en el PSC como en ERC sorprendió algo que años después explica un socialista: “Fue la primera vez en la historia que un acuerdo de investidura se cierra sin acuerdo. No quisieron escribir ni un papel. Tuvimos que hacer todos un ejercicio de fe y votar a Colau”. “La campaña en nuestra contra hubiera sido terrible si no lo hubiéramos hecho. Y eso que cuando negociábamos, la intervención de Adrià Alemany –dirigente de Barcelona en Comú y marido de la alcaldesa- en una reunión casi lo manda todo a hacer puñetas”, recuerda un republicano. Al final, ERC, el PSC y un voto de la CUP dieron esos 21 votos.

El primer ‘ausente’ de alcalde

Cuando Colau cerró con Jaume Collboni la entrada del PSC en el gobierno ya no era la alcaldesa de junio del 2015, dicen fuentes socialistas. Ya había entendido, dicen, que gobernar en solitario era prácticamente morir a manos del día a día. Necesitaba oxígeno. Lo obtuvo, aunque a cambio de perder a ERC. La alcaldesa quería a socialistas y republicanos, sus socios de votación en el primer año de mandato, en el gobierno. En cuanto entró el PSC, Alfred Bosch se indignó y se negó a participar en un trío. Y Colau perdió a ERC como aliada potencial para su geometría variable.

De la cohabitación entre el PSC y Barcelona en Comú los socialistas y los ‘comuns’ recuerdan una buena colaboración, aunque los primeros lanzan dardos a una figura concreta: el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello: “No vino a la mitad de comisiones de gobierno. El gobierno no ha tenido primer teniente de alcalde”.

Particularmente tenso fue el día en el que Collboni instó a Colau a apostar por que Barcelona acogiera la sede de la Agencia Europea del Medicamento y la alcaldesa le dejó acongojado con su respuesta: “Es que nosotros estamos en contra de medicalizar la medicina”. Al final, la alcaldesa vio claro que la apuesta tenía sentido.

"Para los socialistas la ruptura tuvo lugar cuando BComú convocó la consulta. Creían que Colau debía imponer su continuidad"

La ruptura

Según fuentes de los ‘comuns’, la verdadera ruptura no llegó con la expulsión del PSC por su apoyo a la aplicación del artículo 155. “Para los socialistas la ruptura tuvo lugar cuando Barcelona en Comú convocó la consulta sobre si había que echar al PSC. Creían que Colau debía imponer su continuidad”. Colau no desveló su posición, aunque se dio por hecho que era partidaria de no expulsar al PSC. La falta de acuerdo en Barcelona en Comú, entre cuyos integrantes muchos rechazaban la expulsión, llevó a convocar una consulta a la militancia que se decantó por la ruptura por unos 300 votos: 2.059 a favor y 1.736 en contra“Es el mayor error del mandato”, dijo uno de esos integrantes que preferían preservar el pacto.

Collboni dejó el gobierno y desde entonces no le ha dado ni agua a Colau. Entre los ‘comuns’ alguien recuerda cómo se optó por mantener las mejoras en condiciones económicas y los empleados adicionales que los socialistas obtuvieron al entrar en el gobierno. Se supone que a cambio el PSC ayudaría en algunas votaciones: “En este sentido nos han dejado tirados”.

Y la semana que viene: Zelig. La alcaldesa a la que le pasaba todo.

Las amistades peligrosas (1988)

De las seis adaptaciones cinematográficas que se han hecho de la novela, la más recordada es la Stephen Frears. <strong>La marquesa de Merteuil (Glenn Close) y el vizconde de Valmont (John Malkovich)</strong>, antiguos amantes y aliados, inician un pulso feroz con consecuencias para ambos y para terceros.