El destino de un equipamiento centenario

Más de 400 zoos piden a Colau que recapacite sobre el de Barcelona

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Carles Cols

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Más de 400 zoológicos del mundo, a través de la WAZA, la asociación que los agrupa, han advertido por carta a la alcaldesa Ada Colau sobre el error que, en su opinión, supondría ceder a la presión de los grupos animalistas que proponen una extinción de la vida salvaje en el parque de la Ciutadella. Los firmantes de la carta no solo expresan su “tristeza y preocupación” por la senda que ha pretendido desbrozar el ‘colauismo’, que inicialmente dio voz y voto mayoritario en esta cuestión a los grupos animalistas en detrimento del mundo académico, sino que, además, sostienen que es más inoportuno que nunca. “Los zoos se están volviendo cada vez más importantes para la educación, la investigación y la conservación”, dicen en la misiva, pero, además, con el cambio climático ya como evidencia incuestionable, añaden que es muy difícil predecir qué especies ahora no amenazadas pueden estar al borde de la extinción en menos de una década. La alegría con la que los grupos animalistas proponen reducir la procreación de especies en el Zoo de Barcelona podría suponer, mal calculada, la condena de muchas de ellas.

La carta de la EAZA es la más dura: pregunta por la formación académica de quienes proponen cerra el zoo

En realidad no es una carta. Son dos. La primera la ha enviado la World Association of Zoos and Aquariums (WAZA). Representa a más de 400 zoos de 53 países del mundo que trabajan en red en proyectos de reproducción, conservación y reintroducción de animales en el medio natural. La segunda carta la remite la European Association of Zoos and Aquariums (EAZA). Es, claro, la versión europea de la WAZA. De hecho, pertenece como socio a ella. Esta segunda carta es interesante porque, aunque agrupa a menos miembros, es más directa en sus planteamientos. Entre otras cuestiones, esta asociación reclama a Colau que dé a conocer las “credenciales científicas” de los activistas a los que ha dado voz y voto. La EAZA sabe que no dispara con balas de fogueo. Conoce perfectamente la titulación de quienes lideran la plataforma Zoo XXI, promotora de una iniciativa ciudadana concebida para clausurar el recinto por (dicen ellos) trasnochado. Son sobre todo, sin ánimo de ofender, gentes de letras.

Diga santuario

La WAZA conoce bien el debate político municipal en curso, entre otras razones, porque desde el pasado mes de septiembre tiene sus oficinas centrales en Barcelona. Los zoos del mundo observan con interés y a veces preocupación las deliberaciones sobre el futuro del Zoo de Barcelona. Temen el efecto contagio. Desde esas oficinas en el centro de la ciudad, el consejero delegado de esta asociación, Doug Cress, lamenta que el debate estos últimos cuatro años haya sido más político que científico. “Es una lástima, porque los animalistas no son nuestros enemigos, como alguien podría creer. Nuestros enemigos son comunes, por ejemplo el cambio climático y la contaminación”, explica. ¿Cuál es el problema? Que los animalistas –prosigue--  han dado con una palabra con gancho, “santuario”, proponen una alternativa a los zoos inexistente en la mayoría de los casos y con grandes dificultades de ser realidad. Crear un santuario para gorilas u otras especies icónicas despierta simpatías, sin duda, pero ejecutar un plan de estas dimensiones en el corazón de África, inestable políticamente y terreno abonado para la corrupción, no es hoy por hoy factible.

Solo 11 especies del Zoo debería procrear, según la línea más dura de los grupos a los que ha dado voz y voto Colau

En la carta a Colau, los zoos del mundo salen en defensa de sus colegas de Barcelona. Le recuerdan a la alcaldesa que más del 85% de las especies que residen en el recinto de la Ciutadella están incluidas en la Lista Roja de Especies Amenazadas, según los rigurosos criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), cuya delegación española también ha remitido una carta de advertencia a la alcaldesa. El 30% de los ejemplares que nacen en el Zoo, añade la WAZA, son después liberados, y para remachar sus argumentos, recuerda algunos de los proyectos en los que colabora Barcelona. “En el Oeste de África, el Zoo de Barcelona dirige programas de cautividad que han estabilizado las poblaciones de los monos roloway y la de los mangabei de coronilla blanca, especies que se encuentran en peligro crítico de extinción”.

El talón de aquiles de Barcelona es, como es sabido, la presencia de delfines. Los animalistas los han utilizado como palanca para volcar el conjunto del proyecto del Zoo, hasta el extremo de sostener que solo 11 especies deberían tener permiso para procrear.

La carta de la EAZA va un poco más allá. Los zoos europeos recuerdan a Colau que Barcelona no es propietaria de los animales de la Ciutadella, que estos son un bien común de los programas de conservación, es decir, que llegado el caso no se puede acordar unilateralmente qué hacer con ellos, como parece que se pretende.

Dignidad y bienestar

Hay más debates de fondo que afloran a través de las cartas enviadas a la alcaldía. Se desgrana en ellas la diferencia entre respetar la dignidad de los animales salvajes y su bienestar. Probablemente (se sugiere en una de ellas) el bienestar de las tres elefantas de Barcelona sea en estos momentos mayor que la de sus compañeros de especie que están padeciendo una durísima sequía en África. El hilo del debate, ya puestos, podría ser infinito. Los animalistas proponen reducir a sexualidad reproductiva a la mínima expresión. La lógica que emplean terminará por abrir la puerta al debate sobre las mascotas de compañía, como perros y gatos, avisa una de las misivas.

Este frenesí epistolar entre los zoos del mundo y el Ayuntamiento de Barcelona tiene, cómo no, un motivo. El mandato municipal toca a su fin y sobre la mesa está la aprobación de la iniciativa ciudadana que, entre líneas, sugiere la clausura del Zoo. Una opción de este calado ha obligado a desenvainar todos los aceros, entre ellos, uno llamativo. Es el papel de Carme Maté en esta operación. Es un caso desconcertante, en opinión de quienes en su día fueron sus compañeros de trabajo. Maté fue durante ocho años directora del Zoo de Barcelona. Hoy defiende poco menos que su cierre.

Los excolegas de Maté denuncia que en este caso detenta simultáneamente la toga de fiscal y de abogado

El problema, según fuentes de la plantilla del Zoo, no es que Maté haya reconsiderado sus puntos de vista. En una entrevista en el programa de BTV ‘Les cares de la nostre ciència’, emitido en el año 2012, defendía con convicción la utilidad medioambiental del recinto que entonces dirigía. “Quien aún crea que el zoo es solo una casa de las fieras, es que hace mucho tiempo que no ha venido”, decía entonces. Actualmente, es una de las pocas voces científicas de la plataforma Zoo XXI. A sus excompañeros no les sorprende eso, sino el hecho de que la alcaldesa Ada Colau la haya puesto, simultáneamente además, al frente de la comisión que durante cuatro años ha debatido el futuro del parque zoológico. Ha sido fiscal y abogado del acusado en un mismo juicio, denuncian sus excolegas.

Las consecuencias de esta anomalía fueron evidentes cuando los miembros de la Fundació Zoo de Barcelona, es decir, la mesa donde se debatía el modelo de parque, estaba a punto de votar a principios de febrero un documento debatido y bastante consensuado durante cuatro años sobre el rumbo que tenía que tomar esta instalación. Dos días antes de que aquel plan estratégico fuera refrendado, Maté introdujo algunas modificaciones en el texto y remitió el texto completo a los miembros de la fundación, sin ni siquiera subrayar dónde había introducido los cambios. El enojo fue mayúsculo. Con paciencia, dieron con ellos. No eran cambios insustanciales. En la práctica se abría la puerta a que un comité de nueva creación, externo a la dinámica del Zoo, decidiera qué especies se reproducen en el parque y cuáles no. La bronca epistolar fue tan morrocotuda que la teniente de alcalde Janet Sanz desconvocó en el último minuto la reunión prevista para votar el texto.

El resultado de este despropósito es que el futuro del Zoo podría decidirse en el último pleno del mandato, el próximo 26 de abril, con la iniciativa Zoo XXI como principal argumento sobre la mesa.