Las películas del mandato

"Dadme el teléfono de Colau"

Cuando Xavier Trias vio perdida la partida de Barcelona, no dudó en llamar a su rival para felicitarla

Ada Colau, en la noche electoral

Ada Colau, en la noche electoral / periodico

Toni Sust

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Los concejales de CiU seguían la noche electoral del 24 de mayo del 2015 en una dependencia de la estación del Nord. Las semanas previas habían sido intensas y aunque los convergentes guardaban cierto mal sabor de boca de la campaña, confiaban en que Xavier Trias iniciaría esa noche el camino de su segundo mandato como alcalde, que suponía el broche esperado para el final de su carrera, el reloj de oro para el alto ejecutivo que se acerca a la jubilación. Pero no hubo reloj.

En un momento determinado, Trias dio por consumada la tragedia y se dirigió a sus lugartenientes: "Dadme el teléfono de Ada Colau". La llamó para felicitarla y luego compareció ante militantes y simpatizantes para proclamar su derrota. Fiel a su fama de político elegante, cumplía así con el planteamiento que él mismo había dictado: el de que gobernaría la lista más votada.  

Amago de rectificación

Algunos consideraron precipitado aquel paso y Trias se vio obligado después a sembrar matices. Afirmó que si otros le votaban, no estaba del todo cerrado a repetir como alcalde. Se dijo que había sido la cúpula convergente, con Artur Mas a la cabeza, la que le presionó para rectificara. Pero fuentes conocedoras de aquella situación aseguran que los que más instaron al todavía alcalde a pugnar por mantener el puesto fueron representantes de los sectores económicos. En todo caso, el amago no prosperó.

Los convergentes quedaron traumatizados. Porque no esperaban la derrota y porque creían que no era justa. Sobre todo lo segundo. "Creíamos que nuestro gran adversario era Jaume Collboni. Nos pidió un cara a cara y no lo aceptamos porque pensamos que era darle una pátina de alcaldable. Fue uno de nuestros errores, ningunear a Collboni. No supimos ver que Colau nos podía quitar la alcaldía partiendo de cero concejales. Nadie pronosticó la caída del PSC como se produjo", recuerda un colaborador de Trias.

Más allá de la sorpresa surgió también el cabreo, por considerar que la nueva alcaldesa había aprovechado los ataques de ‘El Mundo’ a Trias, al que el diario acusó de tener una cuenta en Suiza con 13 millones de euros pagados por constructoras a cambio de adjudicaciones de obra, en el marco de la trama del 3%. Una acusación que se reveló falsa. El caso es que en un acto en Nou Barris el líder de Podemos, Pablo Iglesias, atacó a Jordi Pujol y aludió a los políticos con cuentas en el extranjero, antes de que Colau llamara desde el mismo escenario a "echar a la mafia".

Con el tiempo, trascendió que la familia de Trias había tenido dinero en el extranjero, así lo admitió su abogado, pero no vinculado con la corrupción y supuestamente sin el conocimiento del afectado, al que la familia habría ocultado la existencia de esos recursos opacos durante 70 años. Los convergentes, ahora PDECat, siguen recordando las menciones de Colau a la mafia como ejemplo de mala praxis electoral: "No tuvo reparos en hacer juego sucio".

Los de Iniciativa y la calculadora

Mientras Trias veía cómo se consumaba su derrota, en una sala del complejo de Fabra i Coats, el equipo de Colau no acababa de creer en su victoria. Los de Iniciativa, subraya uno de los que estaban en la sala, echaban cálculos, eran los que más experiencia tenían. Pero fue la llamada de Trias la que confirmó lo que poco antes parecía imposible. Colau anunció que la llamaba Trias y su equipo, en silencio, entendió lo que no podía escuchar. Cuando ella colgó y levantó los brazos todos prorrumpieron en aplausos. Se puede ver en el documental ‘Alcaldessa’ (1h 25’ 25’’).

"En seguida vimos que debíamos polarizar el debate entre Colau y Trias. Él nos compró el marco, y también lo hizo Collboni al decir aquello de ‘esto no va de Trias o Colau’. La victoria fue instalar ese marco. Facilitó el resultado. Lo de echar a la mafia era impugnar el régimen del que veníamos, con corrupción de la que Convergència formaba parte. No era tanto un ataque a Trias como al partido", recuerda un colaborador de Colau.

Por primera vez, Barcelona tenía alcaldesa, y la titular del cargo apuntaba a una revolución que no ha sido la que auguraban sus detractores ni la que esperaban algunos de sus seguidores, como resumía a medio mandato un colauer de primera hora algo decepcionado con el transcurrir de los acontecimientos: "Lo que yo esperaba es que derribásemos el Hotel Vela". Pero esa es otra película.

Las películas

<strong>'La llegada' (Arrival) 2016</strong>

Y la semana que viene, 'Bienvenido Míster Marshall', El Mobile World Congress vive, la lucha sigue.