BARCELONEANDO

Aprende a luchar como Jon Nieve en Barcelona

"Es como hacer rugby, pero con espadas, patadas y puñetazos", resumen. Hace seis años que se practica en la ciudad el combate medieval. Hay un club con armaduras y clases cada semana en un gimnasio del Eixample

Asistimos a un entrenamiento del Born Combat Medieval

Entrenamiento del club Born Combat Medieval en un gimnasio de Sant Adrià de Besòs.   / periodico

Ana Sánchez

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“La armadura no es un disfraz. Es lo que evita que vayas al hospital”. Te lo dicen con la misma obviedad que si estuvieras en un torneo medieval. Es día de entrenamiento. Se nota que hay una batalla pronto. Una decena de tipos con armadura hacen estiramientos en un gimnasio de Sant Adrià de Besòs antes de empuñar las espadas. “¿Jon Nieve? -menean la cabeza-. Es mentira”. “Los combates son mucho más directos y brutales que los de las películas”, garantizan. Enseguida entenderás cómo se siente un extra de Juego de tronos. Aquí duras menos en pie que Màxim Huerta de ministro.

Te prestan una armadura y hasta escudero, que tarda al menos media hora en ajustarte todas las piezas. Los primeros cinco minutos caminas con los andares chulescos de Aragorn. Dos minutos más de pie con la armadura puesta y te empiezas a parecer a uno de Los caballeros de la mesa cuadrada de los Monty Python. Intimidas lo mismo que Carmena con una bolsa de magdalenas. Apenas puedes levantar la espada y ni siquiera ha empezado el combate. El equipo completo pesa entre 20 y 30 kilos. Solo el casco son 6.

Cristian Bernal fundó este deporte histórico en España hace seis años. Eran tres luchadores. Hoy habrá 200 armados  

“Es como hacer rugby, pero con espadas, patadas y puñetazos”, compara Cristian, el capitán de este club de caballeros: Born Combat Medieval. Cualquiera le quita la razón: tiene a mano dos bracamartes (una clásica espada medieval). Cristian Bernal,  34 años, habla de “respeto” y “honor” como si acabara de salir de la mesa redonda del rey Arturo. Fundó este deporte histórico en España hace 6 años. Combate medieval –se llama oficialmente-, HMB (Historical Medieval Battles). Era lo que hacían “los locos de los rusos” en los 90. “Ahora ha subido mucho en EEUU. Gente muy preparada que viene del fútbol americano”. ¿Que qué engancha? “A mí me fascinó no solo el combate –Cristian recuerda su primer torneo-, sino el ambiente, la camaradería, el respeto”.

Gana el equipo que queda en pie

Hay dos federaciones y dos campeonatos del mundo. Se lucha en duelos melés, que es la clásica batalla campal, o la versión medieval de un día cualquiera en Sálvame. “El reglamento es bastante sencillo –resume Cristian-: gana el equipo que queda en pie”. Se ven pocas chicas, pero las hay. “A nivel internacional hay un circuito femenino muy bueno”, asegura. En España combaten esta temporada una decena de equipos. Suelen organizar torneos en castillos. En el club de Barcelona son una veintena de luchadores, con delegaciones en Vic y Tarragona. En toda España habrá 200 armados, calcula. “Hace seis años –compara- éramos tres”.

“Calentad bien las muñecas, porque con la espada sufren mucho”, indica Cristian a una veintena de potenciales caballeros. El sábado hubo seminario de iniciación al combate medieval en el XFit Eixample Fitness (Entença, 102). En este gimnasio hay clases con armas y escudos  (estos acolchados)  todos los martes y jueves desde hace tres meses.

Según sales de aquí, te verías capaz de cruzar Mordor con cinco anillos encima. Son cuatro horas de adiestramiento medieval. Te enseñan a dar tajos en 7 direcciones diferentes, a derribar a gente con armadura, hasta juegas “al pilla-pilla a palazos”, que dicen ellos. Si se te escapa un “lo siento”, te dirán: “Aquí no se pide perdón”. Se permite prácticamente todo. “Es un deporte duro, dinámico, arriesgado, de valientes”, resume Beatrice, la única chica que asiste hoy al seminario. “Te desahogas bastante”, asiente el resto de aprendices.    

"Se ve muy bruto, pero hay mucho estudio detrás"

Conclusión: para ser caballero, antes “hay que ser deportista”, dice Cristian. “Tienes que tener un buen físico: las armaduras pesan. Luego está la táctica: no luchas solo. Y la técnica: se ve muy bruto, pero hay mucho estudio detrás”.

Las armaduras de segunda mano pueden costar 1.000 euros. “Una bici buena te cuesta 1.500 -justifican-, y esto no se devalúa"

Por cierto, una armadura de segunda mano puede valer 1.000 euros. “Una bici buena te cuesta 1.500 –se justifica Héctor, un luchador del club-. Y esto no se devalúa”. Él tiene en casa dos y un armario lleno de armas. 

“La gente se deja llevar por las armaduras y las espadas y eso les impide ver el deporte que hay detrás”, asume Cristian. “Pero no son más que las herramientas que se utilizaban en nuestro arte marcial”. En los torneos medievales. “Se piensa antes en Juego de tronos que en nuestra propia historia”. Cristian se refiere al bohurt, “el arte marcial que se practicaba en Europa”.

Utilizan las mismas armas que en los antiguos torneos: mazas, hachas, alabardas, espadas. Réplicas sin filo y sin punta. “Solo por el peso y la forma que tienen, ya serían letales –apunta Cristian-. La armadura es lo que permite que practiquemos algo tan salvaje con unos parámetros de seguridad”. Se encoge de hombros. “Queremos darlo todo -se ríe-, pero el lunes tenemos que trabajar”.

Ya han venido unos cuantos que quieren ser Jon Nieve. “Y luego se encuentran con un techo rápido –advierte Cristian-. ‘No, tú eres Paco’. Pero a mucha gente le sirve de primer impulso. Y les hace descubrir un espíritu de superación que a lo mejor no sabían que tenían”.

Lo que tampoco sale en Juego de tronos es la parte en la que se curan los esguinces. “Aquí -se ríe Cristian- te pasas dos semanas cojeando”.