MEMORIA HISTÓRICA

El Camp de la Bota recordará los nombres de 1.706 ejecutados

Representación del memorial del Camp de la Bota que se inaugurará el 24 de febrero.

Representación del memorial del Camp de la Bota que se inaugurará el 24 de febrero. / periodico

Helena López / Barcelona

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Barcelona tendrá en pocos días su Muro de los Federados de París, el que recuerda a las víctimas de la represión tras el levantamiento de la Comuna. A partir del 24 de febrero una gran pared de casi 60 metros de largo recordará en el parque del Fòrum los nombres de las 1.706 personas fusiladas en la ciudad entre 1932 y 1952, la gran mayoría en el hoy desaparecido paredón del Camp de la Bota; a escasos metros del lugar en el que se instalará este nuevo espacio de memoria. "Tenemos una deuda histórica con este lugar, que fue elegido de manera deliberada por el franquismo precisamente por ser tierra de nadie, entre Barcelona y Sant Adrià, para cometer crímenes de forma sistemática", ha señalado durante su presentación el teniente de alcalde Gerardo Pisarello, quien ha insistido en varias ocasiones en que "el olvido abre la puerta a que la historia se repita".

El Parapet de les executades i executats 1939-1952 , como la han bautizado, es obra del artista Francesc Abad y resucita el paredón que quedó definitivamente enterrado en el mar durante la transformación urbanística de la zona en el 2004 con motivo del polémico Fòrum de les Cultures. "Se trata también de reparar parte de la negligencia cometida por las administraciones democráticas. Hoy, en el contexto del 80º aniversario de la entrada de las tropas franquistas en la ciudad, más necesario que nunca por el avance del negacionismo y de la ultraderecha", ha subrayado Pisarello. La creación del espacio se enmarca en el programa municipal Aparta la indiferència, destinado a la evocación de la ocupación franquistas de la ciudad el 26 de enero de 1939 y, sobre todo, a sus consecuencias.

Una manera de vivir

"La entrada de las tropas no solo acabó con la República, acabó con toda una manera de entender el mundo y las relaciones humanas", ha señalado el comisionado para la Memoria, Ricard Vinyes. En el Camp de la Bota se ejecutaron a mujeres y hombres que participaron en los movimientos sindicales y sociales, en la organización cooperativa del trabajo, el deporte, la salud o la cultura, en la organización y mejora de la educación pública basada en la coeducación, la laicidad y el uso vehicular de la lengua catalana, personas que habían participado en la defensa armada de la república y la revolución o que habían dirigido o gestionado los ayuntamientos y la administración republicana.

Personas a las que hoy se quiere no solo reivindicar, sino poner nombre y apellidos.

El paredón del Camp de la Bota empezó a funcionar el 10 de febrero de 1939. Era un muro de hormigón levantado muy cerca de la playa, que según la memoria oral se fue moviendo en función de los movimientos naturales del litoral. En la única foto que se conserva se ve claramente dentro del agua. Con los años fue desapareciendo poco a poco. "Muchas de las barracas y casas de La Mina se construyeron con piedras del parapeto, sin que nadie hiciera nada para impedirlo", destaca Vinyes. Indiferencia que llegó al extremo con las obras del Fòrum. "Cuando decidimos crear el Memorial se hizo incluso una inmersión en el mar, para ver si dentro del agua quedaba algo de lo que fue el paredón -señala-, pero no queda nada".

Mal señalizado

Vinyes explica también que ese poco interés en la historia -en esta historia- hizo también que la única placa que durante estos años ha recordado el parapeto del Campo de la Bota esté ubicada en un lugar equivocado, bastantes metros más allá, en terrenos de Sant Adrià del Besòs, donde, además, está proyectado un hotel. 

La presentación del espacio memorial se ha hecho este jueves en el MUHBA, espacio que, en paralelo, a partir de este 22 de febrero acogerá la exposición El Camp de la Bota,Exposición que Abad realizó en el 2004 -el año en que se perdieron definitivamente los restos del parapeto-, pero que no pudo estrenar en la ciudad hasta cinco años después. No fue posible exhibirla en ningún espacio de la ciudad en todos esos años, pese a que, irónicamente, la muestra fue premio Ciutat de Barcelona d'Arts Plàstiques en el 2004. La ciudad la premiaba pero no la exhibía. Se presentó por primera vez en Girona y en Lleida. En el 2005 empezó en el Prat un itinerario de dos años y medio por distintas salas de exposiciones y museos de las comarcas de Barcelona.